Películas trans o personajes trans que nos encandilan en el cine

Si estáis leyendo esto es porque ya estamos a 28 de junio. El año pasado no hubo desfile en Madrid aunque las reivindicaciones del colectivo LGTBI+ siguen estando vigentes día a día. El covid no impide que sigamos luchando por nuestros derechos y es por ello que el cine tampoco lo ha hecho. A lo largo de la historia del cine son numerosos los personajes y las películas LGTBI+ que nos han ayudado a visibilizar a un colectivo que lo único que reivindica, reivindicamos es tener los mismos derechos que las personas cis heteros.

Este año, con una ley trans, que aparentemente ataca a parte del feminismo porque aparentemente la determinación de género impide ser mujeres al resto, no podíamos dejar de aprovechar el momento y el día para recordaros a personajes e historias que han propiciado que la transexualidad estuviera presente en el audiovisual, que la han colocado en el foco para motivar que la sociedad tuviera un necesario debate.

Por eso hoy y ayudándonos de nuevas voces, vamos a dedicar el especial anual del día del orgullo a personajes o películas trans. Begoña Villa (que se estrenó el viernes en nuestra Web con una crítica de Envidia Sana); Ana Isabel Alonso y Carmen De Jesús fueron alumnas de los Talleres de Cineysefeliz. Alba Blanco acaba de finalizar su carrera de Comunicación Audivisual y Periodismo en la URJC y realiza las prácticas de Distribución en la ECAM (Escuela de Cine de Madrid). Mari Carmen Fúnez Galán es una reconocida crítica que desde hace años dirige Cinemadhoc quien os escribe esta introducción y director de nuestra página: Jorge Fernández-Mayoralas. Entre todos rescatamos algunos momentos del cine trans que han llenado de orgullo las pantallas y que nos han permitido reivindicar la igualdad del colectivo y sus derechos. Viva el orgullo!

 

LA CHICA DANESA, por Begoña Villa

La película que nos cuenta la vida real de la pareja de pintores formado por Einar y Greda Wegener arranca en Copenhague a principios del siglo XX mostrando su cotidianeidad como artistas y como jóvenes enamorados.
La historia se nos presenta como un juego al principio aunque pero poco a poco veremos la transformación que vive Einar para llegar a ser Lili, siempre con la complicidad y el amor de Gerda.
Exquisitamente elegante, con una atmósfera envolvente y primerísimos planos, nos muestra la determinación de Lili, que nació en un cuerpo equivocado y su transito hacia su verdadera identidad. Lili se somete a una operación de extirpación de genitales con 50 años que por distintas complicaciones le cuesta la vida.
Es considerada la primera mujer trans de la que se tiene noticias y es también la primera en someterse en 1930 a una operación de cambio de sexo.
Esta película fue prohibida es varios países: Emiratos Árabes, Jordania, Qatar…. Antes de su muerte Lili Elbe consiguió el pasaporte oficial en el que aparecía como Lili Elbe y como tal vivió durante 14meses; en cartas a su hermana dejó escrito ‘tal vez no sea mucho tiempo, pero me han parecido una vida entera y feliz’.

 

UNA MUJER FANTÁSTICA por Ana Isabel Alonso
Premios Goya a la Mejor película Latinoamericana y Premio Oscar a la Mejor película extranjera. Mejor Guion en la Berlinale.
Marina y Orlando mantienen una relación amorosa a pesar de su diferencia de edad. Tiene un proyecto de futuro y son felices. Todo se trastoca cuando una noche Orlando sufre un ataque y fallece en el hospital. Toda su familia, ex-esposa, hijos, etc. dan la espalda a Marina; ya no por ser la nueva pareja de Orlando, que también, sino porque es transexual. La desprecian, le niegan el luto, la despedida… todo.
No es una película reivindicativa. La transexualidad se trata con sutileza, sin morbo. Trata
sobre amor y pérdida de un ser querido con la que podemos sentirnos identificados.
A pesar del dolor y la pena, no hay victimismo. Marina no se rinde sigue luchando, peleando… es UNA MUJER FANTÁSTICA.
Delicada, buenas interpretaciones (sobretodo, de Daniela Vega, que dejó al público de Hollywood boquiabierto).

GIRL por Carmen de Jesús
Inimaginable la dureza extrema que debe sentirse al nacer en un cuerpo con el que no te sientes identificado, con el que continuamente tienes la sensación de estar disfrazado, de sentirte ridículo, encarcelado e incapacitado para coquetear con la felicidad… Así es como presiento que debe de ser ésta realidad al ver «Girl» (2018), película belga del cineasta Lukas Dhont, que retrata con especial delicadeza la vida de Lara, una joven transgénero de 25 años que sueña con ser bailarina. Con una magistral cinematografía (luz, música, dirección, guion interpretación…) la cinta te arrastra, sin que apenas respires, hacia la ansiedad y la locura.
Protagonizada por el joven Victor Polster, actor y bailarín belga de tan solo 16 años, «Girl» nos muestra a un padre, (interpretado por Arieh Worthalter) que nos enseña lo que es el amor paternal en estado puro.
La película es de una crudeza tan real que tardaré mucho tiempo en olvidarla.
Premiada con la Cámara de Oro de la sección «Una cierta mirada» del Festival de cine de Cannes, «Girl» es la máxima expresión de la desesperación. Si no la has visto, búscala. Es un peliculón sobrecogedor.

LAURENCE ANYWAYS por Alba Blanco
Ahondar en lo frágil y en lo humano. Profundizar en las entrañas de lo diferente, de aquello que necesita ser abordado. Desde una perspectiva transgresora y sin filtros. Ahí reside para mí la justicia social en el cine.
Laurence Anyways” del joven y prematuro director canadiense, Xavier Dolan, está repleta de momentos llenos de verdad. Como cuando su protagonista confirma su género, o como
aquella primera vez en la que se vio en el espejo como lo que realmente era, o como aquella otra en la que tuvo que aguantar miradas silenciosas llenas de prejuicios.
Y, bebiendo de esa búsqueda de justicia social, su director nos muestra la historia de un
profesor de literatura (Laurence), que comienza su transformación a mujer, en un contexto
algo convulso e ignorante.
Una película educativa, sincera, valiente y ambiciosa en la que no es tanto lo que creemos ver, sino lo que vemos. Y es que, ahondando solo en la profundidad de lo que somos,
conseguiremos construir un mundo más tolerante.
Vivan las películas como “Laurence Anyways” que abordan temas tan complejos y tan
necesarios como la transexualidad y la identidad de género. Vivan las películas que nos ayudan a entender más allá de los parámetros sociales prestablecidos. Vivan las historias que nos demuestran que todo el mundo merece y debe “ser” lo que “es”.

 

NACIÓN SALVAJE, por Mari Carmen Fúnez

En este año en el que, por un lado, parece que a pasos agigantados se está volviendo a aquellos tiempos oscuros en los que se perseguía a las personas por su orientación sexual, pero, por otra parte, estamos a punto de tener una ley trans para que este colectivo consiga derechos que, hasta ahora, les eran negados, he elegido para este especial una película que conjuga el renacer del patriarcado más rancio de los últimos años con la normalización entre las nuevas generaciones de la diversidad de género y sexual.
Nación salvaje (Sam Levinson, 2018) narra el brutal acoso que sufre un grupo de amigas adolescentes acusadas falsamente de hackear y airear los secretos más perturbadores de todos los ciudadanos de Salem, al igual que las mujeres acusadas de brujería más de tres siglos antes en ese mismo lugar. Una de las cuatro amigas protagonistas está interpretada por Hari Nef, una de las pocas actrices trans que ha tenido la oportunidad de poder acceder a papeles en los que la condición de trans no es el leiv motiv de las tramas ni el elemento exótico, sino que son tratados con la normalidad con la que personajes binarios son tratados en el cine y las series. Su rol en Nación salvaje, Bex, es tratado en su entorno con naturalidad y respeto hasta que la espiral de agresividad contra ellas crece en la ciudad. Es entonces cuando a la violencia sufrida por el hecho de ser mujeres se le une la transfobia y el odio ciego al diferente.
A pesar de su falta de sutileza, Nación salvaje es un gran ejemplo de la guerra contra el patriarcado y, sobre todo, de la necesidad de que esa lucha feminista no excluya a las mujeres que nacieron en un cuerpo equivocado. Porque el feminismo, amigas, es la lucha de todas.

 

Los chicos no lloran, que se lo digan a Hedwig, por Jorge Fernández-Mayoralas

Recuerdo alquilar con 13 o 14 años una película en el videoclub que llevaba por título Boys don’t cry. Sí, evidentemente en VHS, porque la película de Kimberly Pearce data de 1999. La alquilaba no por la temática, porque yo ni siquiera había descubierto mi sexualidad. La alquilaba por el Oscar de una joven Hillary Swank y las unánimes apreciaciones de una interpretación única. Me encontré con una película tremendamente dolorosa que me hizo comprender casi de imprevisto todo el dolor que una persona transexual podía sentir al intentar convencer a los demás que su género era otro por mucho que su cuerpo determinara lo contrario. Tiene algunas escenas la película que se han quedado en mi imaginario y a las que recurro en estos días de tanta polémica con la Ley trans. En 1994 la directora había filmado un cortometraje que versaba sobre lo mismo. El largo consigue visibilizar a la comunidad trans desde una perspectiva psicológica y social única. Lo que podría ser una historia de amor a modo de cuento de hadas, se torna un thriller distópico de gato y ratón, hasta en una película de terror donde la verdad no puede ser revelada, y esa congoja consigue que inevitablemente, sean cuales sean tus ideologías y juicios iniciales, la problemática se abra en tu interior sin aparente fin. Desde su visionado, siempre ha estado ahí. Otras grandes películas consiguieron moverme, conmoverme o sorprenderme dentro del cine trans como Desayuno en Plutón o Juego de lágrimas, ambas de Neil Jordan; Beautiful Boxer o muchos personajes del cine del maestro Almodóvar pero ninguna con la rotundidad y la alevosía de Boys dont cry o de otra cinta indie americana, Hedwig and the angry inch de John Cameron Mitchell, una suerte de musical que nos habla como una de sus inolvidables canciones del origen del amor, desde la transexualidad, pasando por el poder de la música hasta la incipiente raiz de todo, la vida y el amor. Descúbranlas y sigan viendo todo el cine de Mitchell porque su sensibilidad y su libertad sexual son únicas en el audiovisual. Quiero mencionar en este día también lo logrado por el creador de Pose Ryan Murphy, con unos personajes que rezuman humanidad y los Javis con Veneno. Ambas series magníficas experiencias audiovisuales para acompañar y dar más fuerza al colectivo.

Y por último, fuera del cine, me van a permitir una reivindicación final:

¿Se acuerdan de la polémica del «Que se casen, vale, pero que no lo llamen matrimonio porque el matrimonio solo es entre un hombre y una mujer»… Pues en 2021, tenemos: «Que no se llamen mujeres, porque no lo son, tienen pito, así que son hombres (que por cierto se me ocurren pocas afirmaciones más denigrantes para una persona con tremendo sufrimiento como una persona trans, que no ha elegido nacer en un cuerpo equivocado). Para ser mujeres la providencia divina tiene que tocarles con su varita mágica y que su cuerpo se correspondan con su identidad. Y sino ajo y agua. Hace 15 años se repartían carnets de matrimonio y ahora se reparten carnets de hombres o de mujeres, porque evidentemente…sabré yo si el que tengo enfrente es un hombre o una mujer y si se podrá casar o no, faltaría más. Y por supuesto de lo que no tengo ninguna duda es de que si la identidad de aquel muchacho o muchacha a los que no conozco de nada, no se corresponde con su cuerpo, yo, ipso facto, dejo de ser un hombre. Faltaría más. Se llama subnormalidad humana, si es que compartimos la misma especie. No hay más. Y deberíamos remar todos en el mismo barco. Nuestros derechos como Gays y lesbianas ya alcanzados son una quimera para un colectivo que sigue siendo vilipendiado. Hoy más que nunca, hoy con más fuerza: ¡Viva el día del orgullo, viva tod@s los trans! Jorge Fernández-Mayoralas, director de Cineysefeliz.

 

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