Muestra de cine de Ascaso: Día 2
Segundo día en la increible Muestra de cine más pequeña del mundo. Cine bajo las estrellas de Ascaso. Eran las 19:00 aproximadamente y empezó a llover y todos un poco nerviosos caminamos entre las gotas de agua sobre piedras calientes del Pirineo aragonés. Montamos la terraza, nos preparamos para la llegada de los seguidores de la muestra. Para la visita de propios y extraños. Lugo, Murcia, Valencia, Madrid, Boltaña, diferentes lugares de nuestro mapa que nos unían en esta pequeña aldea de Ascaso.
Unos se habían enterado por Radio 3, otros por la prensa; otros acudían a la llamada de unos amigos que ya habían probado suerte este año o el año anterior. Lo curioso, lo bonito, es que daba igual que cayeran unas gotas. Todo apuntaba a que volvería a ser un éxito. Y así fue.
La película Nacional VI del director gallego Pela de Álamo que llegó a última hora y con algunos problemas; se pudo ver de nuevo en la mejor de las compañías, con esa comunidad que parece casi más una familia.
De las carreteras a las autopistas; de los pueblos a las ciudades. La Nacional VI fue una de las carreteras más transitadas de España. Más de 600 kilómetros unían
Galicia al centro de la península. Pero ahora la autovía A-6 cubre todo el recorrido. Y con la falta de utilidad de aquella importante carretera, con esos kilómetros de asfalto a la deriva se perdieron también las aldeas y los pueblos que atravesaba. Y con ellos las aldeas y pueblos que atravesaban. En los márgenes de aquella carretera permanecen sus habitantes, cuyas vidas han quedado encalladas en un presente sin demasiado futuro. Olvidados, perdidos de la mano de cualquier gobernante, que es quien tiene en sus manos el futuro de las aldeas rurales. Personajes que con resignación se someten a la falta de escrúpulos de aquellos que regentan el poder. Los condenados al ostracismo y a la inoperancia de los que se dicen «sus dueños». Como unos seres sacados de una película de Buñuel, como esos olvidados o como aquellos que transitaban ante la cámara para ser memoria de aquel lugar perdido en Las Hurdes. O esos personajes mimados y acompañados por Sandra Sánchez en Tralas luces, por ejemplo.
Pela del Álamo consigue momentos humorísticos, sensibles, tiernos. Sigue a sus habitantes y nos hace parte de ellos. La vida sigue, continúa, lo que la hacía posible quizás se perdió; pero sus gentes siguen existiendo. Y al menos queda una herramienta tan potente como el cine, para que no les olvidemos nunca, y encima tenemos la posibilidad de recordarlos, de hablar sobre ellos, en un paraje ideal.
Ascaso continúa con sus coloquios, su sueño, la ilusión de quienes lo hace posible y el compromiso de toda esta comunidad de voluntarios que ya es familia y que lo mismo te ponen una cerveza que te ayudan a aparcar en una pista estrecha y empinada. Ascaso es cine, es sueño, es magia. Y sin duda, hay que vivirlo.