La infiltrada (Arantxa Echevarría, España, 2024)

Arantxa Echevarría se atreve con el mundo de ETA y la historia real de una mujer policía que se introdujo en la banda. 

En tiempos de reducciones de condenas a etarras, porque «Eta sigue más viva que nunca» según Ayuso y en tiempos de la desmemoria. Si preguntamos a los actuales adolescentes, muchos no sabrán ni qué es ETA, viene bien enfrentarse a esta película y a hechos concretos que desconocíamos, como que uno de los asesinatos más célebres de ETA se realizara en una taberna de peregrinación anual en mis visitas al Zinemaldia: La Cepa.

Arantxa Echeverría parece conocer ese miedo del que habla pero ligeramente, no llega casi en ningún momento a inquietarnos. Conoce mucho más los sentimientos de Carmen y Lola que de esta aspirante a heroina española. Carolina Yuste, por su parte, realiza aquí una interpretación correcta. No deslumbra como lo hiciera el año pasado en Saben Aquell por ejemplo. Y Luis Tosar, está como siempre, correcto también. Es una pena, porque la historia es lo suficientemente interesante como para que nos hubiera fascinado, pero no lo hace.

Por romper una lanza a favor de la película, interesante los convulsos momentos de su iniciación en la parte vieja de Donostia y en la Playa de la Concha, a trompicones, sin saber bien lo que se puede venir. Y también esos momentos de tensión en el portal cuando se está montando la operación por parte de la policía. Tenemos un problema en este país en reflejar el mundo abertxale y el terrorismo solo desde «los malos». Detrás de cada historia debe haber un mundo y no nos centramos nunca en mostrarlos. Todo el universo es una escala de grises. Muchos grises. Son asesinos, por supuesto, pero estoy convencido de que no todos son gente a la que no les haya afectado lo que han hecho o al menos no todos creo que sean tan absolutamente subnormales como uno de los líderes de la banda en esta película.

El día que nos atrevamos a contar la historia de un tio completamente encantador, con su mujer, con sus hijos, que por un ideal político no tiene problemas en poner una bomba lapa que mate a diez desconocidos, ese día nos encontraremos ante una buena película del conflicto vasco. Las víctimas son víctimas y los verdugos, verdugos, pero los verdugos tienen sus vidas y en sus vidas no son solo verdugos.

Y dentro de todo ello, comentar también que no se entiende cómo tuvimos en sección oficial de San Sebastián el telefilme de Nevenka de Bollaín y no esta película, que con sus muchos peros, tiene mucho más profundidad.

 

Sinopsis: Basado en la historia real de Aranzazu Berradre Marín, pseudónimo con el que se infiltró una policía nacional en la banda terrorista ETA durante 8 años. Cuando contaba apenas 20 años, la joven consiguió adentrarse en la izquierda abertzale presentándose como militante del Movimiento de Objeción de Conciencia de Logroño, siendo la única mujer que convivió en un piso con dirigentes de ETA. Durante su infiltración se vio obligada a cortar totalmente lazos familiares, todo para poder desarticular el comando Donosti en un momento crucial en el que la banda declaraba falsamente estar en tregua. Es la historia de una mujer valiente, que cambió su vida, para intentar salvar la de otros.

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