Joker (Todd Phillips, Estados Unidos, 2019)

Todd Phillips consigue un más que probable Oscar para Joaquín Phoenix, en el mismo papel que se lo otorgó a Heath Ledger, en una película anómala del universo de superhéroes que, contra todo pronóstico, ganó también el León de Oro en Venecia. 

La película se está llevando a los anales de la historia del cine, con unas críticas mayoritariamente sublimes y un beneplácito del público y taquilla que asusta. Pero aunque en un segundo visionado la película mejora, nosotros lo tenemos claro: Está sobrevalorada, aunque tampoco nos extraña: Lo de Joaquin Phoenix no es de este mundo.

Si ya surgían mil y un interrogantes antes de verla, después de su sorprendente León de Oro, o cuando se nos comunicó que sería la Película sorpresa de San Sebastián; una vez vista, los interrogantes son mucho mayores, y eso no sólo en el cine, sino en el arte, en la vida, es un buen síntoma. Que algo nos haga preguntarnos cosas, que nos deje con dudas, es maravilloso.

Duda de si es el mejor Joker de la historia; duda de si Joaquin Phoenix se merece el Oscar por esta u otras películas, duda de si se merecía el León de oro, duda de si realmente una película como Joker pudo gustar la presidenta del jurado de este año en Venecia: Lucrecia Martel, en las antípodas cinematográficas. duda de si será una película de culto o si se irá olvidando con el paso del tiempo; duda de si trascenderá las películas de superhéroes y gustará al mismo nivel a los amantes, por ejemplo de Vengadores; duda de si los festivales de cine de categoría A se tendrán que ir adaptando y dando paso a cine de superhéroes (de autor) paulatinamente.

Con este análisis, más que crítica, vamos a intentar dar respuesta a todos estos interrogantes. Pero sobre todo al principal que os estaréis haciendo: ¿Es tan buena película como se dice? Joker es una buena película, qué duda cabe, pero también es facilona y descansa casi exclusivamente en una portentosa interpretación de Joaquin Phoenix.

Aquí ademas las influencias no es que sean influencias es que casi son calcos, digamos que Todd Phillips ha sabido aprovechar grandes momentos, escenas, secuencias de guión de obras maestras fílmicas y las ha unido/juntado para crear un producto comercial competente, y sobre todo, oscarizable: De Taxi Driver a El rey de la comedia en un intento de emular a su máximo referente: Martin Scorsese; pasando por Network un mundo implacable, en la crítica social a los medios de comunicación y de la violencia intrínseca del ser humano. Las tres unidas forman el esqueleto de una película que podría pasar perfectamente por no pertenecer al universo Batman, por no ser ni siquiera un origen. Para un espectador no experimentado en esas lides, las referencias a Gotham, a Bruce Wayne, son sólo anecdóticas, sin embargo, no son las únicas referencias.

Hay escenas, comportamientos, desarrollos de personajes y momentos fílmicos que parecen copiados de Alguien voló sobre el nido del cuco, V de Vendetta, Atrapado por su pasado o incluso El exorcista. Y claro, no son malos referentes. Si cogemos las siete y creamos una nueva película que tenga un poco de cada una de ellas; contamos con el apoyo de DC y Marvel (las mayores fabricantes de taquilla en la actualidad) y se nos ocurre contar la historia de una figura que ya ha maravillado en el pasado (recuerden El caballero oscuro, maravilloso Heath Ledger, que obtendría oscar póstumo) y que es un enfermo mental que se convierte en asesino, con lo que mola empatizar con un perturbado; y si encima le damos el papel a un actor como la copa de un pino y le damos carta blanca para que lo interprete: ¿Qué piensan ustedes? ¿Exito asegurado no? Y merecido, en parte. Lo que más se valora del guión son esos dos puntos de giro con respecto a dos personajes protagonistas, pero pueden resultar algo previsibles o, sobre todo uno de ellos, demasiado sencillo. Una manera de decir: A que no te lo esperabas?

Curioso el homenaje y la forma a Tiempos modernos de Chaplin y la propia figura del cineasta, pero sobre todo al acto social de asistir a un estreno, como una revolución, como una forma de cambiar aspectos sociales, de hecho, la película utiliza los medios de comunicación: La radio, la televisión, la prensa, como medio imprescindible para dar a conocer la barbarie cometida, para crear un mito, para dignificar la violencia o hacer que resulte empática y revolucionaria.

Analizando los dos aspectos más importantes de una película, al menos para quien escribe estas líneas: El guión y la dirección, ninguna de las dos cosas destaca especialmente. La impronta de Todd Phillips cae más del lado de voy a intentar sorprenderos con juegos técnicos y planos vistosos para demostrar que puedo hacer mucho más y mejor que con Resacon en las Vegas, pero lo cierto es que en su intento de convertirse en un Scorsese, el aspirante a discípulo no le llega ni a la suela. Y no lo hace, porque más allá de querer emular a muchos de los maestros de los que hablábamos al principio, no sabe dotar a la historia de una mirada particular, una visión única, algo que nos haga reconocer que esa película sólo la podría haber hecho él y es una pena. Por otra parte, el guión no deja de ser una repetición de lugares comunes sobre los perturbados enfermos mentales, sobre todo en su desganado desarrrollo de los secundarios; pareciera como si más que anecdóticos, lo único que interesara reseñar es la personalidad embaucadora, infinita y extrema del Joker y lo demás fuera banal y superfluo.

Joaquin Phoenix perdió 23 kilos para enfrentarse al papel que seguramente más alegrías le pueda aportar por el momento en su carrera. Nosotros nos seguimos quedando con ese monumento a la interpretación que es The master de Paul Thomas Anderson, formando tandem con el desaparecido Phillip Seyfmour Hoffman, sin olvidar, por ejemplo, la lejana e infravalorada Quills o sus papeles en el cine de James Gray. No es que el Joker interpretativamente no sea un 10, es que ya lo fueron otras creaciones suyas en el pasado y no tuvo un respaldo similar. Y da tristeza. Ha tenido que interpretar un papel de DC/Marvel para que la gente se quite el sombrero. Pero lo mejor es que ese nexo es lo de menos en la película, como ya he comentado. La búsqueda de la manera de reirse, de la manera de caminar, de hablar, de comportarse, ese histronismo, esa sensación que tenemos de que no sabemos cómo y cuando la puede liar; eso es enteramente creado por Joaquin. La forma de bailar, de moverse, la forma de presentarse, que hace que hasta los cámaras del programa de televisión le miren entre la risa y el asombro. De hecho, la película gana enteros en sus momentos solitarios. Esos bailes enfermizos en el baño, en el salón, casi sin ropa, producen grima por su extremada delgadez y acongojan sin necesidad de que el protagonista se pronuncie. Es una construcción de personaje in extremis, casi como si asistiéramos a la improvisaciones del actor en los ensayos previos al rodaje. Podemos imaginar a Todd Phillips diciéndole:

-Joaquin, olvídate del mundo, tú déjate llevar por el Joker y muévete.

-¿Pero, vas a grabar Todd?

. No, tranquilo, sólo es una improvisación.

Y Todd grababa siempre. Es sólo imaginación pero por lo leído en entrevistas al cineasta, no creo que el proceso señalado distara mucho de la realidad. Cierto es que cuando Joaquin se dejaba llevar, Todd decía que «no cortaba nunca». Y es ahí donde nacen las mejores secuencias de la película. Y si la mayor parte del guión es esa construcción de personaje casi en tiempo real, y eso es obra de Joaquin, y si el cineasta Todd Phillips sólo le dio unos cinco folios de guión, me reafirmo en que la película no posee un buen guión ni una buena dirección, sino un crepuscular trabajo actoral. La película es Joaquin Phoenix, sin él, por mucho personaje que fuera el Joker, no sería casi nada. Y dado que una película no puede (o no debe) ser solamente una interpretación, vamos a tratar de discernir que otros aspectos hay que tener en cuenta para que la película embelese de sta manera.

La utilización del humor negro es otro sello de la misma, a la vez que hay que señalar una gran fotografía que descansa sobre todo en una buena utilización de la paleta de colores. Lawrence Sher, quien fue el director de fotografia de las anteriores películas de Todd Phillips de la saga Resacón en las Vegas. No había hecho nada más relevante y parece haber entrado tras Joker en otra liga, veremos si es arena del olvido o seguimos escuchando su nombre, incluso para una probable nominación al Oscar.

La banda sonora, otro capítulo aparte de la película, está compuesta por la chelista islandesa Hildur Guðnadóttir y ganó el premio a la mejor banda sonora también en el pasado Festival de Venecia. La compositora ha participado en otras bandas sonoras menos conocidas como Tom de Finlandia o Sicario 2, pero, sin duda, se ha dado a conocer este año por la banda sonora de una de las mejores miniseries de nuestro tiempo, la inolvidable Chernobyl, por la que recibió el premio Emmy a la mejor composición musical para una miniserie de televisión. La selección de canciones es también una delicia, desde el  That’s life de Frank Sinatra, que presenta una icónica escena de la película en unas escaleras; hasta el Smile de Jimmy Durante.

Por último mencionar la importancia crucial de tres elementos en la película: La pistola, como juego humorístico, como amigo fiel, como salvador y luego como bastón de mando; el espejo como forma de ir conociéndose y viendo el paso del tiempo, Joker asiste a su propio ascenso mirándose al espejo durante toda la película: El espejo atesora los cambios que va experimentando y la escalera, de subida, de miedos, de querer llegar a la meta, de espera, de tránsito, en la depresiva primera parte de la película y la escalera de bajada cuando se despide, cuando se convierte en el ser sin conciencia, cuando realiza la performance mientras baila al ritmo de Frank Sinatra.

Nuestros momentos favoritos: En un hospital infantil, con Joaquin sólo en casa bailando como ser del averno, la escena con la cadena de la puerta, antológica o la de la persecución en el tren, a mayor gloria de Atrapado por su pasado de Brian de Palma.

Tras un primer visionado en San Sebastián, me parecía preocupante la utilización que se puede hacer a día de hoy de un discurso revanchista, vengador en la peor de las acepciones, un discurso que pone la mirilla en la sociedad y el gatillo en esos damnificados del día a día, avergonzados, perturbados, enfermos o desquiciados por culpa de sus posibles verdugos, y ahora víctimas. Es un discurso facilón, mucho más naif que V de Vendetta, más infantil, agitador y menos revolucionario.

La vida como juego de niños, como delirio enfermizo, psicopático, en el que hay que discernir en qué momento se puede apretar el gatillo, en qué momento es lícito y de qué manera cobrarnos la venganza, por haber sido ninguneados, pisoteados, ridiculizados, olvidados. La película plantea una pregunta incómoda: ¿Qué parte de culpa tiene la sociedad?¿Y tú? ¿Eres culpable o eres otro Joker más?

 

Premios: León de Oro a la mejor película en el Festival de cine de Venecia. Premio a la mejor banda sonora.

 

Sinopsis: Arthur Fleck (Phoenix) es un hombre ignorado por la sociedad, cuya motivación en la vida es hacer reír. Pero una serie de trágicos acontecimientos le llevarán a ver el mundo de otra forma. 

Nota: 7, 5

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