Hannah (Andrea Pallaoro, Italia, 2017)
Charlotte Rampling vuelve a interpretar de manera deliciosa un papel protagonista en esta cinta italiana que le valió la Copa Volpi a la mejor actriz en el Festival de Venecia y que estrena ahora Surtsey Films.
Cinta de silencios, de soledades, de dolor y de miedos. Una mujer en su edad anciana haciendo frente a la soledad más calamitosa, su marido cumple pena en una prisión cercana. Su despertar cada mañana es silente, rutinario y repetitivo.
Un estudio sobre lo que somos y lo que tenemos; lo que somos cuando perdemos lo que tenemos, un camino hacia la identidad perdida de una forma desoladora.
Desgarradora en algunas ocasiones, con escenas que bien merecen esa Copa, la película va convirtiendo a su protagonista en un ser sin alma, una mujer que más que vivir aprende a sobrevivir con la ausencia de su marido y con la burla y el escarnio público de todos los que le rodean. Su hijo en el cumpleaños de su nieto le dice: Ya no eres bienvenida. Y ese es el problema, Hannah ya no es bienvenida en su propia vida. Ahora tiene que regenerarse, revivir, mutar. Porque Hannah ya no es ni será nunca Hannah.
Pallaoro capta con aparente facilidad y con pretendida fragilidad, los gestos, las rutinas, las expresiones y los silencios de esta mujer en su bajada a los infiernos particular. Con una especie de formalismo o academicismo en la forma y con un contraplano potente y a veces ausente: La familia y la sociedad, que todo lo envuelve siempre.
Atención a las escenas en el metro donde Rampling observa a los viajeros y su propio reflejo. Hannah observa las discusiones e incluso las añora. El amor aunque duela es mejor, mucho mejor que lo que ella está viviendo.
Premios: Festival de Venecia: Mejor actriz (Charlotte Rampling)
Sinopsis: Retrato íntimo de una mujer, Hannah, que se tambalea entre la realidad y el rechazo tras quedarse sola después de que su marido sea encarcelado.
NOTA: 6.5