El hombre perfecto (Un Homme ideal, Yann Gozlan, Francia, 2015):Si yo fuera rico…
Toda suplantación tiene algo morboso. El conflicto moral que se produce al traspasar la frontera de la propia identidad siempre es jugoso y da para un buen thriller. Mathieu lo tiene todo, tiene un físico apabullante, una juventud radiante, vitalidad, don de gentes… le gusta la cultura y encima es francés. Oh la la. Y sin embargo, quiere más. Necesita dar el paso a la literatura, por la puerta grande, necesita publicar de una vez y su ambición le hace robar el texto de otro. Hoy parece mucho más fácil que robar un manuscrito. De hecho, estas mismas letras, que probablemente no valen nada, pueden estar ahora firmadas por otra persona de otro continente incluso, en menos de unos segundos. Eso nos daría también para un buen debate, las copias intelectuales o por qué no, las descargas. Pero aquí Mathieu copia casi manualmente y eso nos parece una barbaridad, porque necesita otro factor importante: Tiempo. Mathieu es mucho más culpable en su suplantación por la premeditación, estructuración y determinación de su maquiavélico plan que por su acción en sí. El punto de partido cae del lado de la ambición, el poder y la clase social. Los valores éticos y morales son zarandeados como ya lo hiciera el maestro Woody Allen tanto en Delitos y faltas como en Match Point.
Un homme ideal tiene tanto de la representación casi ridiculizante y arquetípica de Buñuel como de Chabrol. De hecho, guarda bastantes paralelismos en sus interiores palaciegos con algunas grandes películas de este cineasta francés. La familia adinerada, burguesa, que parece de cuento de hadas pero que está vacía en su esencia y cuya belleza como aquello que critica la película, se encuentra en su propia fachada; es sacudida, vilipendiada, agasajada y también saqueada en la sombra. De cuerpos casi perfectos, de sonrisa profident, de un futuro más que provechoso y de una juventud radiante e idílica sólo puede emerger algún oscuro secreto, algo que descuadre los esquemas y pervierta el devenir de cualquier acontecimiento.
Aunque hablando de referentes quizás el más claro sea Hitchcock, nunca llega este thriller a tener la maestría de cualquiera de las cintas del maestro del suspense. ¿Y qué es suspense? El suspense es dar a conocer datos de un hecho concreto al espectador, sin que el protagonista o los demás personajes lo conozcan para durante la película ir descifrando el enigma. En este caso, que Mathieu ha suplantado la identidad y el texto de una persona ya fallecida para erigirse en uno de los escritores más célebres del mundo. El suspense, pues, se genera en la ocultación de este hecho para con el resto de personajes: ¿Le descubirán?
El thriller funciona, eso sí, con muchos agujeros en la trama y, sobre todo, una estructura de guión y un manejo del suspense demasiado convencional. Más que el guión, que suele ser lo más atractivo en una película de este género, aquí brillan las interpretacines. Los jóvenes Pierre Niney (protagonista indiscutible de este cuento moralizante, que consiguiera el César al mejor actor protagonista por su mimetación con el diseñador Saint Laurent en Yves Saint Laurent (Jalil Lespert, Francia, 2014) y la también preciosa Ana Girardot, joven promesa del cine francés que se convierte en una inicialmente enamoradísima mujer que poco a poco va desenmascarando a la bestia. Actúa casi como una femme fatale, que en su aparente fragilidad se acerca más al mundo terrenal que a la odisea propia
Estrenada este pasado viernes 13 de mayo por la distribuidora Karma Films y por A contracorriente Films, la segunda película del cineasta francés Yann Gozlan (Captifs, 2010, una suerte de Hostel, que acontece a un grupo de ayuda humanitaria en un país europeo). Gozlan se pasa al thriller, al suspense dramático, con un Pierre Niney fantástico, que nos recuerda a algunos personajes de Patricia Highsmith, sin ir más lejos a Mr Ripley. Quizás El talento de Mr Ripley o A pleno sol, no queden tan lejos.
En definitiva, una buena película, un buen thriller francés con buenas interpretaciones, un guión algo tramposo y manido, buena banda sonora, perfecta ambientación y ritmo. Un acierto.
Sinopsis: El Hombre perfecto. A sus 25 años, Mathieu, sigue aspirando a convertirse en un autor de prestigio: un sueño que le parece inaccesible porque, a pesar de todo su esfuerzo, no consigue que le editen nada. Mientras tanto, se gana la vida en la empresa de mudanzas de su tío. Su destino dará un vuelco el día en que, por casualidad, se tope con el manuscrito de un anciano solitario que acaba de fallecer. Mathieu dudará al principio pero acabará por hacerlo propio y publicarlo bajo su nombre. Convertido, así, en la nueva promesa de la literatura francesa, de la que ya se espera con impaciencia la segunda novela, Mathieu, ahora enamorado, se sumergirá en una espiral de mentiras y muerte para preservar a toda costa su secreto.
NOTA: 7