Distopía La serie: Entrevistamos a sus creadores
Hoy entrevistamos a los creadores de Distopia, de la que ya os hablamos la semana pasada. ¿Pero cómo surgió la serie?
Año 2012.Tres amigos seriéfilos y con experiencias diversas en el mundo del cine se reúnen en un bar de Lavapiés para hablar de la posibilidad de crear una serie diferente en España, más parecida a las series extranjeras que devoraban cada día. Todos parecen entender a donde quieren llegar. Se llaman Virginia Llera, Jesús Mancebón y Manuel Sánchez Ramos. Virginia creyó que en ese bar se podría rodar una serie, Manuel pensó que allí se podría rodar con actores y Jesús empezó a escribir guiones para materializar las ideas que iba sobresaliendo.
Los tres amigos deciden aprovechar sus contactos en la industria para que participen en una serie con episodios autoconclusivos de tramas únicas y de distintos géneros y épocas, pero todos hablando del momento presente, de sus males y contradicciones. Así nace Distopía, una serie diferente de la que sólo les han permitido, por el momento, grabar un episodio piloto que lleva por nombre Ciudadanos. Han paseado este piloto por cadenas de televisión públicas y privadas en España y en todas ellas se han encontrado con una tajante negativa. Hace unas semanas la Plataforma de cine en streaming y de autor FILMIN ha decidido estrenar este piloto en exclusiva. (Advertencia: Cada click os puede convertir en DISTÓPICOS). Si la propia serie nos lanza preguntas incómodas, nos hace ser mucho más partícipes de la serie que estamos viendo; el periplo de la serie también nos pregunta cómo en el año 2017 sigue habiendo una especie de censura que nos imposiblita ver productos mucho menos manufacturados, realizados con más mimo que prefabricación, productos que como a Manuel, Jesús, Virginia o Koldo Serra (el director de este primer capítulo) les sigue haciendo soñar.
Lo que nos queda es convertirnos todos en Distópicos, demandar a cadenas y capitales privados particulares que pongan su granito de arena y veamos en pequeña o gran pantalla una serie que seguro que podría exportarse y ser, esta sí, Marca España (y con orgullo). Hoy a nuestra web nos llega el testimonio del equipo que soñó con ella, de sus creadores. Hoy entrevistamos a Virginia Llera (productora de Distopía), Jesús Mancebón (guionista de Distopía) y Koldo Serra (director de Distopía: Ciudadanos), para entender cómo han llegado hasta aquí y por qué se les han cerrado tantas puertas. Esperemos que sólo hasta ahora.
KOLDO SERRA (DIRECTOR)
¿Qué le dirías a alguien que desconoce Distopía: Ciudadanos para que decida adentrarse en ese primer capítulo?
Que se acerque a la serie porque no habrá visto nada parecido en la ficción televisiva nacional. Le diría que se va a encontrar con un producto que no le va a tomar por un espectador pasivo, si no que le va a exigir una participación emocional, salir de su zona de comfort. Distopía plantea preguntas incómodas que invitan a la reflexión, ya sea de una manera personal o en grupo.
¿Por qué era necesaria una serie así en España?
En el momento en el que la hicimos no había nada parecido. Ahora con las plataformas digitales y el VOD, se empieza a producir otro tipo de series. Hace cuatro años era impensable estar esperando series como La Peste de Alberto Rodríguez, Gigantes de Urbizu o La Zona de los hermanos Sánchez Cabezudo. Incluso no existían series como El Ministerio del Tiempo que también han apostado por un tipo de ficción diferente.
Está claro que existe un tipo de público que no consume las series de las cadenas generalistas que tratan de satisfacer a todo el espectro de edades. Eso y que ha cambiado la forma de consumirlas, por lo que es más fácil diversificar los contenidos.
¿Cómo decidís involucraros en un proyecto que no sabíais si llegaría a ver la luz o a exhibirse?
Yo creo que siempre hay que apostar por el riesgo. A mí personalmente no me gusta hacer lo que ya se ha visto mil veces y Distopía era una apuesta totalmente diferente. Por un lado por la temática, por otro lado porque no quería parecerse a nada de lo que se hacía en España en ese momento y en tercer lugar, porque estaba maravillosamente escrita.
Creo que hay que apoyar este tipo de productos y más cuando la apuesta es de carácter personal por parte de unos productores como Virginia Llera, Jesús Mancebón y Manuel Sánchez que se jugaban todo. Detrás no había ninguna gran productora ni ninguna cadena de televisión.
¿Hubo intérpretes que rechazaran su participación?
Sinceramente creo que todos o la gran mayoría de los actores que leyeron el proyecto se mostraron completamente interesados en hacerlo.
Sí que puedo decir que algo del casting varió cuando se acercaba el inicio del rodaje pero por una cuestión de fechas, no porque no quisieran. No puedo estar más feliz que con el casting que tuve finalmente a mi lado. Un verdadero lujazo poder trabajar con estos actores.
¿Cuáles son las mayores virtudes y defectos de Distopía?
Sus mayores virtudes son, como decía antes, el plantear una serie de preguntas que normalmente no se hacen en este tipo de ficción y no tomar al espectador por tonto. Pedirle que ponga de su parte, que sea un espectador activo y que reflexione mientras ve Distopía.
Obviamente si tuviese que sacarle algún defecto a este primer capítulo es el no haber tenido algo más de pasta y por tanto, algo más de tiempo para poder cuidarlo un poquito más. Pese a ello estamos súper orgullosos del resultado que quizás no diste tanto de cómo hubiese quedado con algo más de dinero.
JESÚS MANCEBÓN (Guionista)
Leyendo las sinopsis de los capítulos venideros, si es que tenéis suerte, las temáticas son muy diferentes y el núcleo que las une, parece que se dispersa. ¿Cuál es el tema central de la serie? ¿Que une a cada capítulo?
El tema central de la serie va a ser la deshumanización del individuo cuando éste entra a formar parte de una “masa social”. En cada capítulo seguiremos las andanzas de uno o varios personajes que, bien por elección propia o bien por obligación, han sido apartados de esa masa y, de algún modo, se enfrentan a ella. En “Ciudadanos”, de una manera bastante sutil, hemos querido trasladar la deshumanización que supone votar por internet si una persona vive o muere, como en el circo romano, donde finalmente era el César quien decidía pero la masa ciudadana clamaba por un resultado.
En futuros capítulos, descubriremos (sin spoilers) cómo una periodista se enfrenta a un nuevo Mesías surgido y amparado en los medios de comunicación. Es decir, una chica normal contra un ídolo dorado y su ejército de fieles. También descubriremos cómo un padre de familia tiene que superar un morboso concurso donde la audiencia es la encargada de decidir cuál será la siguiente tortura que sufrirá. O cómo un hombre aparentemente todopoderoso pone precio a la dignidad de un grupo selecto de personas. Siempre es uno contra la masa.
¿La escribiste en su totalidad antes de saber que no podría ser producida ni exhibida?
Tenemos un buen puñado de guiones en su primera versión y un puñado aún mayor de ideas en sinopsis. Al tratarse de una antología, tenemos la libertad de contar una inmensa cantidad de historias sin estar sujetos a la evolución de unos personajes o una trama en concreto. Las tratamos como pequeñas películas que tienen como primera misión sorprender al espectador, entretenerle y, por último, hacerle reflexionar y obligarle a tomar partido, generar debate.
El proceso inicial, antes de plantearnos si se iba a producir completa o a qué canal íbamos a llevarla, fue la recopilación de todas estas ideas y la decisión de cuál de todas ellas podíamos producir nosotros con nuestros propios medios.
Ahí fue donde decidimos que produciríamos “Ciudadanos”, porque pese a ser la más política y la menos distópica (era la más cercana a nuestra realidad), era la que podíamos producir nosotros.
El resto de historias, cada vez más sorprendentes, más potentes y más distópicas requieren la fuerza de un compañero de viaje y ahora estamos inmersos en la búsqueda de ese compañero.
En todas partes se lee que Distopía es la Black Mirror española, ¿Qué dice su guionista? ¿se parecen? ¿Cuáles han sido tus influencias a la hora de escribir toda la serie?
En primer lugar, tengo que decir que es un auténtico honor y un orgullo que algo que has escrito y producido con tus propios medios, que no son muchos, sea comparado con un producto tan mastodóntico como Black Mirror.
Pese a que efectivamente se ha convertido en una especie de coletilla eso de “la Black Mirror española”, a mi personalmente me sorprende y me llena de alegría.
En principio, lo que siempre tuve en mente que nos unía a Black Mirror era el género: la antología.
Pero creo que cuando el resto de capítulos salgan a la luz los espectadores podrán descubrir por ellos mismos las diferencias que nos separan. Black Mirror se basa en los efectos sociológicos que podrían acarrear las nuevas tecnologías, es una serie que efectivamente también plantea sociedades distópicas pero son fundamentalmente futuristas.
Nuestro camino será otro bien distinto, en primer lugar porque vamos a contar historias que, pese a su carácter universal, van a ser historias muy nuestras. Distopía va a hablar de nuestro país, pretende ser el espejo donde vernos reflejarnos. La envidia, la incomunicación, el fervor religioso, la ambición, el dinero… temas que nos retratan como sociedad. Y en segundo lugar, las nuevas tecnologías y los entornos futuristas no siempre van a estar presentes en nuestros capítulos. Tendremos historias basadas en los 80, en el siglo XIX y también, por supuesto, en un futuro más o menos cercano.
VIRGINIA LLERA (PRODUCTORA)
¿Habría sido más fácil producirla y emitirla en televisión si estuviéramos en otro país?
Desconozco otras industrias, pero por ejemplo en EEUU se produce muchísimo más pero la competitividad es feroz. Gracias a un libro maravilloso que me estoy leyendo (Objetivo: writers room, Las aventuras de dos guionistas españoles en Hollywood) me he enterado de que allí se presentan al año unos 1000 proyectos. Allí hay más plataformas y canales para producir, pero también hay muchos más proyectos.
Afortunadamente en nuestro país están aterrizando nuevas plataformas que se suman a las que ya hay y dentro de poco nuevos agentes van a empezar a producir (Apple, YouTube, Facebook). Estoy convencida que de aquí a unos años será más fácil encontrar productos de nicho para todo tipo de públicos porque se va a producir mucho más contenido específico para audiencias concretas, y es ahí donde Distopía puede encontrar su fortaleza, al ser un producto de nicho. Aunque el piloto Ciudadanos impacta a público de todas las edades, lo he podido comprobar en persona, cuando delante de la familia se ha creado un gran debate, desde veinteañeros a abuelos.
Se ha creado mucho revuelo con que si nadie se ha atrevido a emitirla por televisión, pero no tengo claro que sea por la temática del piloto sino que el proyecto no ha encajado por otras razones, porque eran capítulos autoconclusivos (una antología y aquí no hay mucha tradición de producir algo así, podría ser mucho más arriesgado) o que no íbamos con el socio adecuado a los canales y plataformas. O que no ha sido el momento. No lo sé a ciencia cierta. Creo que lograr sacar un proyecto adelante implica llegar al lugar adecuado, en el momento adecuado con un contenido que justo le encaja a la cadena y/o plataforma. Entiendo que cientos de proyectos de gente que ya ha producido otros contenidos se han quedado por el camino y no necesariamente porque no fueran buenos sino que simplemente no se han alineado los astros para que salgan adelante.
En 1970, La cabina habría sido el primer capítulo de una serie de terror dirigida por Antonio Mercero. Al final sólo se grabó este piloto y se convirtió en una ficción de culto y una de las más premiadas y laureadas de la historia de la televisión. ¿se arriesgaba más en la tele de hace más de cuatro décadas?
Parece que la cosa no ha cambiado mucho. En determinadas áreas desde luego, creo que sí. Gracias a los programas revival que estamos viendo ahora en la tele que rescatan imágenes de programas pasados, comprobamos cómo, por ejemplo, había infinitos más programas de música que ahora ya no existen. Geniales músicos y grupos han pasado por aquí y hoy en día apenas queda nada de esto y a mí me da mucha pena. También había mucho teatro grabado para televisión (esto ahora es impensable).
Al respecto de la ficción uno de nuestros referentes era precisamente Historias para no dormir de Chicho Ibáñez Serrador, otra antología mítica de nuestra TV. Tendría que ver un histórico de la ficción que se hacía en esos años para contestarte correctamente. Pero me da la sensación de que la ficción está evolucionando hacia un lugar súper interesante. En estos años han florecido nuevas y geniales ficciones que encajan más con el espectador de hoy en día. Creo que todos hemos evolucionado como espectadores de series gracias a todo lo que viene de fuera (antes sólo podías ver lo que compraban los canales pero ahora gracias al desembarco de nuevas plataformas y desde luego, queramos o no, la piratería) la gente está viendo muchísima más ficción que nunca, y se está educando el gusto. Ahora el público es más exigente y creo que podemos darle lo que le gusta sin tener que comprar series que se hacen fuera porque podemos hacerlas aquí dentro.
¿Cómo está cambiando el panorama audiovisual después de la aparición de sitios con streaming legal y plataformas web de Video on demand para la difusión, grabación y producción de nuevos experimentos más arriesgados?¿Hay esperanza?
Hay dos plataformas potentes a las que decidimos no ir hasta ver por dónde iban a ir. Ahora tenemos una carta que antes no teníamos y es que el capítulo está gustando muchísimo. Ayer mismo el término «distópicos» como término para los fans que utilizaste, me encantó. De pronto me hizo pensar que podríamos tener una audiencia fiel como los «ministéricos» del Ministerio del Tiempo. ¡Ojalá este estreno haya servido para que alguien apueste por nosotros desde alguna de estas plataformas.
¿Cuánto dinero necesitaríais para culminar la producción de Distopía?
La serie inicialmente estaba presupuestada en un millón de euros en total, pero con una duración corta de episodios y limitándonos a una sola localización por episodio (que fue la concepción inicial de la serie), pero después la cosa fue evolucionando y más o menos ahora rondaría los 300 mil€ por episodio.
Si después de leer todo esto os ha entrado la curiosidad y queréis saber más de la serie, os dejamos su completa página web. Mil gracias a Virginia, Koldo y Jesús y mucha suerte porque nosotros ya somos DISTÓPICOS.