80 Egunean pasó por la Muestra de cine de Ascaso en su I edición

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Recuerdo ver esta película bajo las estrellas en un recóndito pueblo de Pirineos (Ascaso) con unos soñadores a los que un buen día se les ocurrió montar la muestra de cine más pequeña del mundo. Recuerdo que me emocioné con cada línea de guión y que aunque estaba muriendo de frío, el paraje, la luz de la luna y la compañía ante esa pantalla grande, la experiencia fue increible.

Recuerdo también como me impresionó conocer al director y a la actriz protagonista de la misma. Y como la impresión inicial se fue convirtiendo en sintonía y en admiración. Comimos, bebimos y hablamos con ellos sobre sus trabajos y sobre lo que había supuesto que realizaran una película vasca de estas características.

Todo fueron elogios para el equipo y todos iban en el mismo barco, todos alababan la valentía de un guión plenamente cerrado y elaborado que no dejaba ningún tramo sin resolver, de unas intérpretes que estaban increíbles porque nunca parecía que interpretaran sino que simplemente eran y de unos directores con una mirada particular a los que merecía la pena conocer.

Además de lo mencionado cabe destacar una banda sonora antológica del gran Pascal Gaigne que como todo lo demás pasó desapercibido tanto en los visionados de la Academia de cine Español como en las propias nominaciones al Goya. Debe ser que 22.000 espectadores en salas comerciales no son suficientes para conseguir un Goya, pero no les hace ninguna falta, porque lo que necesita esta película es que se hable de ella, de como una historia pequeña puede ser tan grande, de cómo una mujer se da cuenta de que algo debe cambiar en su vida, sino nunca será feliz, de cómo nos atamos a las rutinas, a las costumbres, a la sociedad, a la idiosincrasia, a lo ya vivido.

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Esto es Ascaso, amigos, y hoy empieza su II Edición. Ahora vamos a recordar la entrevista con uno de sus codirectores:

Jose Mari Goenaga es uno de los codirectores (junto a Jon Garaño) de 80 egunean, una preciosa historia vasca de dos mujeres ancianas que se reencuentran y se enamoran. Pudimos revisitarla en la Muestra de cine más pequeña del mundo de Ascaso y hablamos con él y con su actriz protagonista Itziar Aizpuru, que bien hubiera merecido todos los premios del mundo.

Después de Lucio os decidísteis con una película de sentimientos, de amor, de renuncias y resignación. ¿Cómo surgió el impulso para querer contar esta historia?

El argumento de partida y la primera versión del guión eran de Jon. Yo entré más tarde. Pero hay cosas en las que funcionamos de una forma muy corporativa, por lo que la propuesta oscila entre lo personal y lo colectivo. Jon describe la idea de partida como una unión entre dos ideas o estímulos que rondaban su cabeza. Por un lado estaba la experiencia vivida por dos amigas suyas. Una experiencia con ciertos puntos en común con lo que se cuenta en la película. La otra idea tenía más que ver con nuestra experiencia colectiva en Moriarti (su productora). Obviamente en Moriarti hay mucho tiempo para hablar de muchas cosas, sobre todo de cine, y siempre hemos comentado lo estimulantes que nos resultan las películas con personajes de la tercera edad. De la unión de estas dos cosas, principalmente, nació el argumento de 80 egunean.

¿Cuál fue el mayor reto a la hora de escribir o dirigir la película? 

El mayor reto fue ponernos en la piel de dos señoras de 70 años, siendo nosostros dos chicos de 33-35 años. Al principio nos daba un poco de pudor acercarnos a una realidad que nos resulta en muchos aspectos ajena (de momento estamos lejos de ser dos señoras de 70 años). Pero luego piensas que realmente ese es el trabajo de un cineasta, meterse en las realidades e historias ajenas e intentar dar una visión de esa realidad. Era un reto hacer creíbles estos personajes y que todo el mundo los pudiera entender. Eso en cuanto a la escritura de guión. En cuanto al proceso de dirección, el mayor reto fue dar con las actrices que diesen vida de forma creíble a los personajes de Axun y Maite. En Euskadi no hay muchas actrices de esa edad que sepan actuar en euskera. Curiosamente, estos han sido los dos aspectos que más nos han destacado (en positivo) de la película: La cercanía y verosimilitud que transmiten los personajes y el trabajo de las actrices. Supongo que va unido.

¿Cuánto tiene de vasco 80 egunean? ¿Se podría haber realizado en otros lugares? 

Nosotros hemos tratado de hacer una historia universal partiendo de nuestras propias raíces. A la hora de componer los personajes teníamos muy en cuenta a la gente que conocemos a nuestro alrededor y los comportamientos que se dan dentro de la familia de Axun, nos resultan muy reconocibles. En este sentido, creemos que en esta película, lo que no se dice es más importante que lo que se dice. Era un reto el mostrar que los personajes están diciendo algo pero están pensando otra cosa. No sólo Axun y su marido, también su hija, incluso Maite o su amigo. Yo no sé si esto (esa incapacidad de expresar los sentimientos, esa falta de comunicación dentro de la familia) es universal. Lo que sí puedo decir es que sin duda es un rasgo que aquí (en el País Vasco) se da mucho. Curiosamente, cuando la película se ha movido por festivales, cuando se proyectó en la República Checa nos dijeron que les parecía muy checa y en Francia, que les parecía muy francesa, con lo cual supongo que tiene una cierta universalidad.

¿Qué diferencias existen al rodar con intérpretes profesionales y no profesionales?

No siempre, pero muchas veces un actor profesional puede tener una actitud más creativa con respecto al personaje. El actor no profesional muchas veces se limita a hacer lo que tú le pides, mientras que el profesional intenta entrar más a fondo, estudiar las motivaciones, el contexto vital de su personaje, etc. A mi parecer, el resultado final puede que sea parecido, pero en el caso de los profesionales, conocen mejor el medio y pueden llegar a tener una mayor autonomía. Pero bueno, esto no siempre tiene por qué ser así. Hay actores profesionales que son incapaces de aportar al personaje algo más de lo que tú les pides. Por el contrario, hay actores no profesionales que tienen un olfato, un instinto, que les hace llevar al personaje que interpretan unos escalones más arriba que tu propuesta de partida.

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Cuéntanos tu historia del cine. ¿Cómo el cine llegó a tu vida?

No creo que sea un director vocacional. La verdad es que sí he sido siempre un amante del cine. Desde que mi madre nos llevaba al cine todos los fines de semana. Pero siempre había sido un amante pasivo. Nunca me había dado por coger una cámara o un papel y crear mis historias. Sin embargo, cuando acabé mi carrera de empresariales, antes de ponerme a buscar trabajo decidí conocer este mundo un poco más desde dentro. Me apunté a la escuela de Sarobe en Urnieta (junto a San Sebastián), donde se impartía un curso de cine (era un acercamiento general al mundo del cine). No entré con intención de dedicarme posteriormente a esto. Pero allí conocí a los que luego han sido mis socios durante estos diez últimos años y con los que sigo trabajando. La verdad es que creo que me he dejado llevar, y una cosa ha llevado a la otra.

¿Cuáles son tus influencias artísticas? ¿Las obras y los autores que más te han marcado?

Esto de las influencias es un poco delicado. Porque puede parecer que pretendes equipararte a ellos. Pero bueno, siempre que me preguntan esto, el primer nombre que me viene a la cabeza es Hitchcock. Me encanta su forma de narrar en imágenes, y cómo juega con el espectador. Recuerdo cuando a finales de los 80 emitieron en La 2 un ciclo de Hitchcock. Fue cuando lo descubrí, y me quedé fascinado. Posteriormente, sus conversaciones con Truffaut se han convertido en una biblia para mí. Son una lección de sentido común. Supongo que hay otros directores que me gustan mucho también, cada uno por aspectos distintos: Polanski, David Lean, Mike Leigh

¿Qué guión te hubiese gustado dirigir?

Buff! Supongo que muchos guiones. Me hubiese encantado dirigir Vértigo. O Repulsión de Polanski. Hace poco vi Locuras de verano (Summertime) de David Lean, y creo que tiene una primera mitad maravillosa. Me hubiese encantado dirigirla. Pero bueno, ¡hay tantas!

Si piensas que el cine español está en crisis, ¿qué se debería hacer para modificar la situación?

Creo que deberíamos intentar flexibilizar estructuras y dinámicas de trabajo, desde la forma de rodar a los canales de distribución y exhibición el precio de las entradas, etc. Sé que es fácil decirlo, y que es un proceso mucho más complejo, pero tampoco podemos estar lamiéndonos las heridas. Hay que renovarse o morir.

¿Cómo fue el trabajo con el compositor Pascal Gaigne para que lograra «contar la historia con acordes»?

Hemos trabajado con Pascal desde nuestros primeros cortometrajes. Desde el principio le dijimos que queríamos una música emotiva, pero sin resultar grandilocuente ni empalagosa. Se establecieron unos pocos instrumentos con los que jugar (piano, harpa), y a partir de ver las imágenes, Pascal enseguida cogió el tono de la película. Trabajar con Pascal siempre ha sido muy fácil y en ésta película ha sido todavía más fácil. Nos conocemos bastante bien y él entiende a la perfección lo que buscamos en cada momento. Además siempre mejora nuestras expectativas. Como siempre, para nosotros ha hecho un trabajo espectacular.

 

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