UN DIVÁN EN TÚNEZ (Manele Labidi Labbé, Francia, 2019)

Se estrena en cines la película francesa Un diván en Túnez que estuvo en la pasada Seminci. Nos la trae Caramel Films.

De un tiempo a esta parte, será que ya me voy haciendo mayor, siento que hay algunas películas que ya he visto. No me pasa con las que vi previamente, porque una vez pasan los meses y en el baúl de los recuerdos imposibles, después de una enfermedad indescriptible donde alcanzo a ver unas 500 películas al año, sólo se rescatan en mi retina aquellas que o por volverme completamente loco o por dejarme noqueado para bien o para mal, son incapaces de borrarse. Me refiero a que cuando veo una película que aparentemente es de estreno, o que es imposible que haya podido ver antes, siento, tengo esa extraña sensación de que ya la he visionado previamente. Como si conociera su final, como si supiera cómo van a sucederse las escenas. Y eso me pasa con Un diván en Túnez.

Parece que estoy hablando en chino pero en realidad es muy sencillo.  Cuando un tema nos llega a la agenda de medios, es decir, cuando un tema se hace un tema socialmente relevante, como el empoderamiento de la mujer, soy feminista convencido, porque creo en la igualdad; el esquema de película sobre mujer empoderada en un país o en un ambiente adverso, luchando por ser aceptada laboralmente, socialmente, sin depender de ningún varón, se repite hasta la extenuación en diferentes cinematografías.

Los resultados son dispares, porque a veces se acierta con la dirección o con el pulso narrativo (Papicha) pero la mayoría de las veces se ve un esquema repetido una y otra vez sin demasiado que rescatar más que el anecdótico lugar en el que ocurre todo: En La candidata perfecta, una mujer se presenta a las elecciones municipales en Arabia Saudí; en la película que nos ocupa, mucho menos dura: Una mujer decide montar su propio consultorio psicológico después de estudiar la carrera en una ciudad como Túnez.

Y a mí sentir que ya he visto una película que encima no me aporta absolutamente nada, me aburre.

Claro que entiendo que esta película es más recomendable para mujeres no por nada de sesgos, sino porque empatizarán más con el devenir de su protagonista. Por muy feminista que sea, un hombre no tiene que pasar por esas situaciones, a no ser que vengan por raza, religión o sexualidad. Digamos que un hombre blanco hetero no se tiene que enfrentar a esos problemas, asi que la película debe aportar mucho más a las mujeres sean blancas o no y sean heteros o no, ellas se sentirán mucho más identificadas. Aún con esas, la película tiene poco que aportar u ofrecer. Sorprende el tono excesivamente amable, ridículo en ocasiones con la que se nos habla de lo vivido por esta muchacha. No creo que la vida de una chica media en Túnez queriendo hacer algo por sí misma, sea tan aparentemente sencilla, siempre esperanzadora. Yo hoy por hoy, no me quiero sentar en su diván, pero precisamente porque me he sentado en cientos.

Premios y festivales: Festival de Valladolid – Seminci: Sección Oficial

Sinopsis: Después de estudiar durante varios años en Francia, Selma abre su propia consulta psiquiátrica en un popular suburbio de Túnez, justo después de que tenga lugar la revolución social y política de la ‘Primavera árabe’. Allí tendrá que tratar con pacientes nuevos y adaptarse a los problemas ocasionados por sus diferencias culturales, reencontrándose con un pasado que creía haber dejado atrás.

Nota: 4

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