Sevilla 4: Adolescentes soñadores, culpables, violentos y perdidos

Sin duda, este cuarto dia del Festival de Cine Europeo de Sevilla, estuvo dedicado quizás al tema estrella, al tema con el que Cineysefeliz disfruta normalmente más. el paso de la niñez a la edad adulta, los cuatrocientos golpes de cualquier muchacho.

We-Are-the-Best

El día comenzó de la mejor manera posible, exhibiendo en Sección oficial, la película We are the best! de Lukas Moodyson. El director sueco no deja de sorprendernos tras llegar a la excelencia con Lylia 4-ever y dar un paso en falso con un Mamut protagonizado por Gael García Bernal y Michelle Williams. Después de los cortometrajes, su salto al largo fue con Fucking amal, esa suerte de drama a lo Ken Loach sobre el amor entre dos chavalas. Ahora se atreve con la comedia y nos recuerda al Bruce Labruce que en el Lesgaicinemad afirmaba que «El punk no había muerto». ¿Se imaginan un grupo de chavalas que creen en el punk aunque no tienen ni idea de tocar un instrumento? ¿Se imaginan estas niñas preparándose para crear un grupo de música porque simplemente «se sienten las mejores»? ¿Se imaginan huir de comentarios despectivos, de gente que nunca ha creído en ellas y de sus propias vidas monótonas y más bien insulsas? Esto es We are the best! y tiene buen rollo y mucha chispa, tiene personajes en estado de gracia y diálogos hilarantes, las quieres por lo que son, por su irreverencia y por su idealismo, las quieres por su lucha y por su amor por la música y el género punk.

Lenny Abrahamson sorprendió hará unos años con la película Adam y Paul; después llegó una película casi de culto: Garage y ahora presentaba en la selección de la Efa, una película de una violencia implícita dañina y peligrosa. What Richard did nos cuenta desde su título que Richard ha hecho algo que debería haberse evitado. Quizás por no ser responsable de sus actos, quizás por ignorancia, quizás por su profunda estupidez o por sus incontrolables celos. Lo que parece una defensa del orgullo se transforma en un delito en muy poco tiempo y la película gasta la segunda parte del metraje en intentar aceptar y reponerse de lo que se ha hecho. Hablo de la segunda parte, porque esta cinta es bastante irregular, mientras la presentación de los personajes, de sus rutinas, de sus relaciones, de sus añoranzas y de sus miedos es bastante loable; la resolución del conflicto parece bastante maniquea y sosa.

De Dinamarca llega Nordwest presentada en la sección Las Nuevas Olas. Es quizás la película más completa del día aunque no la más redonda. Su historia es una suerte de American History X a caballo con el cine de Ken Loach, realismo social dañino y peligroso. Caspar tiene cada vez más dinero, su familia no sabe desde donde lo consigue pero Caspar roba para otros, es chofer de otros y hace trabajos sucios para otros. Una pequeña red mafiosa le acoge en su seno y debe hacer frente a la persecución de otra banda que requería de sus prestigios. Caspar decide introducir en la banda a su hermano pequeño con el peligro que ello implica y sabiendo que las consecuencias pueden ser terribles. Caspar se hace el fuerte pero quizás no esté preparado para semejante «empleo». Lo preocupante es que su hermano está metido en la organización hasta límites insospechados y cada vez les considera más su propia familia. Nordwest es sutileza y violencia implícita y explícita, es codicia y culpa. Es cobardía y valor.

In bloom es la representante georgiana este año en los Oscar. Está dirigida a cuatro manos por dos jóvenes que no pasarán de los 35 años: Nana Ekvtimishvili y Simon Groß. Es una película madura y poéticamente realizada. Sus protagonistas tienen la misma edad que las chicas de We are the best! y viven más o menos en la misma época: Los 90. Y sin embargo, sus vidas son completamente diferentes. Mientras unas luchan por conseguir un grupo musical; las protagonistas de In Bloom luchan por no casarse con aquel al que no aman; mientras unas experimentan con sus ropajes; las otras deciden cómo conseguir comida o cómo demostrarse valientes ante los opresores. Injusticias sociales, incomprensiones, amistad, violencia latente, posesiones sentimentales, bagajes culturales y familia, mucha familia. El conflicto principal se desarrolla entre la profunda amistad de dos chavalas que se adoran. Y de repente, entra en juego una pistola, un arma cargada que podría convertirse en instrumento aniquilador de defensa o en un ataque ofensivo y directo contra la moral de quienes la poseen. La pistola es sólo un eje narrativo, una manera de mcguffin para desviar la atención, muy lograda, porque la tensión es tan visceral en algunas secuencias que esperas que ese aparato se dispare en cualquier momento. Ves In Bloom y podría decirse que sientes que en cada minuto habrá un disparo y correrá sangre. Sin duda, adolescentes muy diferentes, con sociedades tan distintas y tan cambiantes…

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