San Sebastián: Día 3

Mon âme par toi guérie. 

Empezamos mal, con François Dupeyron. Y mira que si ya nos sorprendió en Clandestino, cuando nos robó el corazón fue con  El señor Ibrahim y las flores del Corán, si bien cuenta con una Concha de Oro por su película ¿Qué es la vida?, pero de ello hace ya catorce años y así seguirá. Esperemos que fuera sólo por las horas y que en un segundo visionado ya en Madrid podamos encontrarle algo de peculiar y de interesante a este relato. Para empezar nunca debió de ser realizado, la traducción del título al castellano diría Mi alma curada por ti, es decir, amigos, que ya no les tengo que contar nada del argumento ni de los aciertos y errores de esta cinta francesa para que comprendan que con el título hubiera valido. Si para hacerlo más sencillo decimos sólo que su protagonista tiene un don heredado por su madre ya fallecida, para curar a través del tacto; pero que no se siente realizado hasta que lo que puede curar es un alma y no un cuerpo, pues ya no hace falta que vean la película. No es destriparla, es lo que Dupeyron ha querido. Yo la hubiera llamado Mi corazón hecho pedazos. Y aún así la película sería igual de correcta pero insulsa. Casi te dan ganas de plantarle cara. Sí, muy bien, ¿y qué?

Lo mejor de tener esta película a concurso en Sanse es cruzarte con Jean Pierre Darrousin por la Plaza de la Concha y que se te quede él mirándote a ti como si te conociera de algo.

Gloria llegaba a Perlas con el premio a la mejor actriz en la Berlinale pasada y siendo una de las sensaciones de todo el certamen. Y no nos extraña para nada. Mañana veremos la que consiguió el Oso de Oro: Child’s pose y podremos decir cual nos gusta más. Pero la cinta chilena de Sebastián Lelio rezuma verdad y vida. Vitalidad más bien. Gloria somos todos, tengamos la edad que tengamos. Somos esa mujer de sesenta años, en constante búsqueda de sí misma, de los demás, esas pequeñas parcelas de felicidad donde es Gloria sin tener que darle cuentas a nadie; esos instantes donde mantiene relaciones sexuales salvajes o aquellos en los que canta a pleno pulmón en el coche, ambas como si fuera una desatada adolescente dispuesta a experimentar y a vivir. Si Gloria hubiera concursado en San Sebastián, casi seguro que hubiera arrasado. Se le echa en cara falta de ritmo o prolongado metraje, pero yo hubiera sido más feliz, si la película hubiera durado dos horas más. Porque cada vez que Paulina García, la actriz protagonista de esta película aparece en pantalla se ilumina todo, y pocos son los planos, por no decir ninguno, en donde esta actriz no aparezca. Tiene magia, la cinta es suya, la hace suya.

Es una cinta creada exclusivamente para ese personaje y su lógico lucimiento pero cuidando el resto de personajes que vertebran en ella y las historias que la conforman.  Gloria es quien es por todo lo que ha vivido y las personas con las que ha compartido experiencias. Todo un cine emocionado, riéndose, partiéndose más bien, fumando con ella, follando con ella, bailando con ella, llorando con ella. Si llega a estrenarse en 2013 será sin duda una de las mejores películas de este año, con permiso de Adele, Dolan y compañia.

Fruitvale Station

Estaba llamada a ser una película controvertida. Se trataba de una cinta basada en un 99% de su guión en hechos reales, unos dramáticos hechos reales ocurridos en Estados Unidos la nochevieja del año 2009. Un chaval de 22 años fue abatido con un tiro por parte de la policía al verse involucrado en un altercado y una pelea no provocadas. Los hechos fueron investigados y juzgados y él se convirtió en otro martir  y otro personaje mediático.Poco hay que se pueda criticar de esta película, porque relata sin excesivos dramatismos sino mostrando datos comprobados de la investigación la vida y muerte de este joven que tenía una niña de cinco años.

La cinta conmueve, utiliza a su inicio y a su final imágenes reales de lo acontecido, impactan y desgarran y eso según buena parte de la crítica, es manipulación. Es jugar con el espectador para crear una emoción mayor que la que realmente se podría provocar con una historia de ficción. Pero no es del morbo de lo violento de lo que habla Fruitvale Station (para eso ya tenemos a Haneke), esta cinta americana que se alzó con el último premio a la mejor película en el Festival de cine independiente más importante del mundo: Sundance, habla en realidad, de las injusticias y el racismo incipiente en una sociedad que cuenta con un presidente negro.

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Acongoja y acojona, porque sabes cuando sales de casa, pero no si volverás. Y lo más triste es que no podrías ni imaginarte el motivo. El pero que le pondría a esta película no es el morbo, sino la necesidad. ¿Era necesaria esta película justo con ese mensaje?¿No habría llegado mejor con otras historias u otras formas?

Canibal

Y después de ese películón que es Gloria, llega probablemente la película del Festival. De todos los que me rodean es conocido que venero el cine de Manuel Martín Cuenca porque siempre he sentido que lo realiza desde las entrañas y el corazón. Y eso es bastante complicado. Desde La flaqueza del bolchevique hasta Malas temporadas, pasando por la que sigue siendo su mejor película ( y no he tenido ningún reparo en decírselo a él directamente): La mitad de Óscar. Lo de Canibal este año era de traca. Todas las miradas puestas en esta historia, en su protagonista, en su director, para consagrarles para toda la vida o para darse una hostia tan desmesurada que ya no pudieran reincorporarse.

Casi dos horas de película, pantalla en negro y mi compañero y yo aplaudimos entusiasmados, pero se empiezan a escuchar sonors abuseos, no me voy a meter ahora en el debate de si son o no una falta de respeto, pero lo que si me plantéo es si habremos visto películas diferentes o si, simplemente, muchos no están preparados para un canibal de estas característica.

Sin spoilers ni reprimendas, si esperan un Hannibal dirigido por Ridley Scott van ustedes listos. Aquí tenemos elegancia, sobriedad, estilo preciosista y frialdad incipiente, no se muestra sino que se siente. Tememos y amamos ese personaje, porque sólo un monstruo como Antonio de la Torre, podía bordar un personaje aparentemente tan inaccesible como este. Está soberbio en su contención. Martín Cuenca ha dirigido probablemente uno de los mejores ejercicios de estilo de los últimos años en España y podrá ser apreciado por parte de la crítica pero dudo realmente que el público acepte que Canibal es una película que no sólo consagra sino que podría ya retirar a un cineasta.

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Dudamos bastante que la Academia la elija para los Oscar o que sea la película más nominada y premiada en la próxima edición de los Goya, sería una sorpresa del calibre de la que tuvimos con La soledad de Jaime Rosales. Pero para eso, amigos, tampoco estamos preparados. Lo mejor de su historia es que aunque parezca enrevesada no está para nada impostada. Que todos los diálogos y las situaciones se suceden con un «orden natural» de la vida. Grande Canibal y desde hoy mi mejor candidata a la Concha de Oro de las que hemos visto hasta el momento.

Atención a la antológica escena rodada casi en plano secuencia de un Antonio de la Torre apasionante esperando que suceda algo en la playa…

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