Perdido (Christian Carion, Francia, 2017)

Christian Carion, el director francés responsable de Feliz Navidad o Mayo de 1940, nos sumerge en Perdido (Mon garçon) en un estado de venganza, melancolía y culpa por la desaparición de un niño en este thriller autoral, que se estrenó el viernes 16 de marzo, gracias a Bteam Pictures. 

No parecen buenos tiempos para estrenar un thriller de estas características o también puede ser que sean los mejores, según se mire. Tener muy cercana la resolución dolorosa y lamentable del caso del niño Gabriel Cruz, hace que veamos la cinta de otra manera, con otros sentimientos. Y eso, que este caso fue mediático por avatares del destino. La mayoría no salen a la palestra, pero el sufrimiento es el mismo o mayor. Sólo que más desconocido por el respetado público.

Guillaume Canet, un habitual de Carion, interpreta al padre del niño protagonista. Melanie Laurent le da la réplica como madre, aunque ambos comparten metraje sólo en la primera parte de la película, cuando el director consigue presentarnos a los personajes, situar el conflicto y hacernos partícipes de él. En el momento en que se empieza a desarrollar la historia, el foco en lugar de estar en el niño, el perdido del título, se encuentra en el padre, desolado, desubicado y también perdido. El título original Mon garçon, Mi hijo, se refiere más a la pérdida que sufre el padre, lo que añora a cada instante y lo que siente como suyo, aunque no haya sabido demostrárselo en el día a día.

Podemos encontrar múltiples influencias en Perdido: Desde el Secuestrada de 1993 al Desaparecida del 98, pasando por el Adiós, pequeña adiós que supondría la ópera prima de Ben Affleck. Después podríamos hablar de Prisioneros del 2013 o de Cautivos del 2014. Quizás por el conflicto emocional y por tener el foco en el sufridor padre hasta ahora ausente, quizás su alter ego se encuentre en una ficción televisiva como The missing del 2014, pero cierto es que algunas reminiscencias también nos llegan de la serie alemana Dark que se estrenó en 2017 en Netflix. Lo cierto es que la historia que rondaba la mente de Carion desde el año 2004 y que comentaba con el que después sería su protagonista, Guillaume Canet, mientras rodaban Feliz navidad en 2005, no se ha puesto en pie hasta 2017. Canet se iba a caer del proyecto, porque estaba en el rodaje y postproducción de Cosas de la edad, que se estrena en España este próximo viernes 23 de marzo. Pero Carion le llamó y le pidió rodar Perdido en sólo seis días y rodando en orden cronológico. Sin saber qué es lo que pasaría en futuras escenas. Ese fue el trato.

 

Decía Carion que»Empezó a nevar tres o cuatro días antes de que empezáramos a rodar, de forma totalmente inesperada. Fue un regalo del cielo». Un regalo del cielo envenenado, porque añadiendo dramatismo y estética a la película, también la llenó de dureza. El viaje físico y emocional parece mucho más arduo entre frío y montañas y campos nevados.

Desde la llamada desesperada que comunica a un espléndido Canet la desaparición de su retoño en un campamento, el realizador Carion nos invita a ese viaje a los infiernos, para aceptar, entender y unir todas las piezas del puzzle que permitan encontrar a su hijo, su redención y que le permitan, sobre todo, convertirse en ese buen padre que nunca ha sido, pero que debido a las circunstancias necesita hacer aparecer.

La acción se sitúa en los Alpes franceses lo que incrementa el desconcierto, la huida a los infiernos y el dolor y la angustia que ese padre arrepentido experimenta sobre fondo blanco y temperaturas gélidas.

 

Mon garçon es La reconquista de lo nunca alcanzado, lo perdido, por desidia, por inconsciencia, que ahora sí que duele. Una reconquista que, a veces, genera violencia. Indescriptible, irracional pero visceral y poco consecuente.

Destacar el trabajo de Canet, que improvisa, porque no le queda otra. El director no le ha dado a conocer el guión con lo que él (que también es padre) se tiene que enfrentar a la situación de la manera más real y visceral posible. Él actúa o simplemente vive lo que el director ha puesto sobre un papel. El actor se deja llevar y sentimos su dolor, su angustia, su pérdida y, sobre todo, queremos recuperar a ese niño y volver a empezar de nuevo, queremos ser mejores, sin duda, y eso es todo un logro. Además hay que resaltar una  fantástica fotografía y un montaje muy acordes para una cinta tan angustiosa como personal.

Si hubiera que criticar algo, serían las historias secundarias de la cinta y algunos puntos de giro del guión, que parecen ocurrir, porque al director le apetecen. Pero que no tienen demasiada consistencia narrativa .

Sinopsis: Un padre muy ocupado hace numerosos viajes por África, Sudamérica y Oriente Medio. La pasión que siente por su trabajo le ha distanciado de sus seres queridos. Hace tres años que se divorció, y desde entonces ha visto a su hijo en contadas ocasiones. Pero cuando éste desaparece, se ve obligado a aparcar su vida profesional, y comienza entonces a descubrir muchas cosas sobre su exmujer y su hijo. Un terrible sentimiento de culpa le invade, y decide encontrar a su hijo, cueste lo que cueste.

NOTA: 6.5

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