Nos deja Patrice Cheréau

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Poco imaginábamos que antes de algunos longevos directores franceses, nos abandonaría un cineasta que aún debí dar mucho. Patrice Chereau fallecía ayer ante un cáncer de pulmón contra el que luchó como un auténtico jabato.

Ya no podremos ver más cintas de este interesante cineasta galo. Su última creación data del año 2009: Persécution quizás a modo de un Hierro 3 más desgarrado nos presentaba a un Romain Duris y a una Charlotte Gainsburg haciendo frente a la destrucción de su relación por la intromisión de una tercera persona en el lugar en el que viven. Él está en el medio.

Gabrielle nos sorprendió por su clasicismo, por su sutileza y cuidado, por su mimetismo con una impresionante como siempre Isabelle Huppert.

Su hermano se muere, a su hermano le faltan unos días de vida y, sin embargo, él aprovecha para hacer un examen introspectivo. La enfermedad y la muerte desde el drama, la compañía y también la soledad. Es difícil y dolorosa pero cuenta con mucha verdad.

En el año 2001 Patrice Chéreau se alzaba con el Oso de Oro en Berlín con una sórdida película de encuentros rutinarios de naturaleza exclusivamente sexual donde las almas se unen casi tanto como los cuerpos. Un estudio de la soledad y el deseo de la mano de un cineasta que había alcanzado un pulso firme y una mirada penetrante.

En los 90 presentaría: Los que me quieren cogerán el tren (1997); Dans la solitude des champs de Coton (1996), La reina Margot (1994), Wozzeck (1994), Le temps et la chambre (1992) y Contre l’oubli (against oblivion).
La reina Margot es un fantástico fresco. Una película de época con un vestuario maravilloso que, protagonizada por Isabelle Adjani, nos devuelve al siglo XVI. A las luchas de protestantes y católicos, a las dinastías y a los matrimonios concertados entre casas reales. La cinta consiguió el Premio del Jurado en el Festival de Cannes y el premio a la mejor actriz para Virna Lisi. Es una de las películas más celebradas de este director que ahora nos ha dejado.
En los años 80 se presentan Hôtel de France (1987), La fausse suivante (1985) y El hombre herido (1983).
Siendo esta última: El hombre herido la más aclamada de sus producciones de los ochenta. Jean-Hugues Anglade protagoniza este drama en el que un joven que acaba de descubrir su homosexualidad comienza a entablar una relación con uno de los criminales más peligrosos de Francia. Luchó por alzarse con la Palma de Oro en ese año: 1983, siendo su tercer largometraje.
Sus dos películas anteriores llegaban en la década de los setenta: Judith Therpauve (1978) y La carne de la orquídea (1975).
La carne de la orquídea fue, por tanto, el primer largometraje del director Patrice Chereau, fallecido ayer. Protagonizada por la inigualable Charlotte Rampling y con la presencia en su reparto de Simone Signoret. A la manera de Casavettes, dibujando la fina línea entre la cordura y la locura y transitando en los vericuetos del amor y la pasión a través del miedo. Una ópera prima altamente recomendable.
Seguro que muchos programadores apuntan al 2014 como año para recuperar la filmografía completa de un cineasta que como podemos comprobar no ha sido demasiado prolífico pero si que ha dejado una huella indeleble en sus creaciones. Descansa, Cheréau y gracias!

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