Matar a Jesús (Laura Mora Ortega, Colombia, 2017)

Laura Mora, quien dirige esta historia, presenció aproximadamente a los veinte años el asesinato de su padre a sangre fría por unos sicarios.

La película no ahonda en los motivos que llevarían a ese asesinato, aunque en la vida real sean conocidos y dolorosos. El hombre hablaba demasiado y sus opiniones podían perjudicar los intereses de los matones. Era un líder de opinión en la Universidad donde impartía clases y revolvia conciencias. Era admirado y seguido hasta el punto de que muchos quisieran arrebatarle la vida. Y lo consiguieron.

Paula es el álter ego de la directora, una muchacha de 22 años que contempla completamente derrotada el fin de su adorado padre. El asesino huye en motocicleta y ella consigue verle la cara. Su obsesión es ese encuentro improbable pero que acaba ocurriendo, para tomarse la justicia por su mano. Su obsesión es matarle. Finalmente se lo encuentra en una discoteca y consigue su nombre. Se llama Jesús y el objetivo final de Paula y de la película será acabar también con su vida.

Vítores en el Festival de cine de San Sebastián, está opera prima sorprende por sus formas. Una dirección que atrapa y una mirada femenina que se vislumbra desde los primeros compases. Una sociedad plenamente masculinidad, bastante machista y violenta, desde el propio sonido ambiente.

Es una cinta que se centra mucho más en los sentidos que en los diálogos y que es capaz de generar un intenso debate etico: es lícita la venganza cuando la burocracia no hace su trabajo, cuando la policía archiva los casos al no tratarse de personalidades importantes, con poder o con dinero para poder financiar extraoficialmente las investigaciones que permitan desentrañar un asesinato.

La juventud, la violencia, los sicarios, las calles de Medellín y el espíritu omnipresente del colombiano por excelencia, burdamente retratado en lo último de León de Aranoa: Pablo Escobar. Su falta de humanidad, su actuación sin sentido y sus despiadada locura se dejan entrever en unos desquiciados personajes, víctimas de su propia incomprensión. Buen debut.