LA UNIDAD (Serie de Tv para Movistar +)
La serie más vista de Movistar +, desde que tiene series de creación propia. El responsable es Dani de la Torre (El desconocido y La sombra de la ley), no confundir con Dani de la Orden y cuenta con un plantel en el que destacan Natalie Poza, Marián Álvarez, Luis Zahera, Michel Noher, Fele Martínez o Francesc Orella. Le acompaña como creador Alberto Marini, no demasiado alentador su nombre si pensamos que sólo tiene en su curriculum la dirección de su ópera prima: Summer camp.
La unidad es una miniserie de seis episodios con una producción que recuerda a grandes superproducciones estadounidenses como la portentosa Homeland, una suerte de thriller policiaco en una unidad de élite nacional vinculada al CNI y especializada en terrorismo yihadista. Su trabajo consiste en adelantarse a las acciones terroristas para evitarlas, con infiltraciones, seguimientos, escuchas, atosigamientos e interrogatorios al filo de la ley. Muchas veces al margen de la opinión pública, para causar el mínimo impacto social, pero se van impidiendo acciones terroristas de gran envergadura y tejiendo una invisible red de protección nacional e internacional. Con momentos muy dolorosos, ineficaces y a todas luces muy peligrosos.
El equipo de la serie ya trabaja en la Temporada 2, que contará otra historia pero con la misma unidad y personajes como protagonistas.
Vamos a analizar la serie desde los distintos aspectos formales y estilísticos para acabar dando nuestra valoración subjetiva.
Lo más interesante de la serie es su montaje o tempo narrativo, la serie se nutre de un pulso que no suelen tener los thrillers policiales españoles, hay intriga, hay temor, hay suspense y dolor. Y eso es muy de agradecer.
A eso ayuda una dirección funcional para lo que se está contando, una dirección que no se centra en las florituras formales y si más en el acompañamiento de los personajes de forma que sintamos su congoja a la hora de tomar las decisiones.
El apartado interpretativo no está mal del todo, son todos grandes intérpretes y se ajustan a lo que tienen en sus guiones, pero el problema viene en el desarrollo de esos mismos personajes, sobre el papel, en el desarrollo de los mismos, la mayoría no son creíbles y además están muy exagerados.
El problema principal que atosiga a las series españolas es el no saber mezclar con realismo y sin estridencias en sus guiones y en sus desarrollos de personajes las subtramas emocionales con las principales normalmente laborales de sus protagonistas. En este caso las tramas yihadistas y su resolución para que no se conviertan en potenciales atentados multitudinarios con un sinfín de víctimas con los conflictos sentimentales, separaciones, enfermedades, muertes, relaciones sexuales, enamoramientos, noviazgos de sus protagonistas. La serie es un fiel reflejo de esto.
Quieren explicar que La unidad es una, que son un grupo de personas, que a pesar de mantener sus vidas personales a duras penas, lo único que piensan es en resolver los casos, para que no haya potenciales víctimas, valga la redundancia. Y podría ser creíble, hay algunas de estas subtramas que lo son o lo parecen, pero no sé a qué viene la separación de la comisaria o la comunicación de cierta enfermedad en el climax de toda la serie. La pregunta en guión es sencilla: ¿Qué aportan esos datos personales o esas subtramas emocionales al discurrir de la trama principal? ¿Es relevante? Para mí no lo es para nada, y por tanto, debería eliminarse. Es un desarrollo de personajes completamente fallido, que lejos de aportar y como dicen muchos críticos: Dar humanidad a los personajes, lo que hacen es que no nos los creamos y que ese climax de suspense generado en la trama principal, caiga enseguida porque parecen darle más impacto a lo emocional. Hay casos y casos, no aporta nada esa separación pero porque no está bien contada y, sin embargo, una de las mejores escenas de la miniserie para quien suscribe estas líneas es aquella en la que Natalie Poza habla con su padre, tras haberse tenido que ausentar de la comunión de su propia hija, para recordarla que él pasó por lo mismo. Que ella siempre le juzgó por no estar pero que era por eso, porque no se podía llegar a todas partes. Y aunque en casa se jugaba la educación de su hija, en el trabajo se jugaba que la gente pudiera vivir o morir. Y él eligió y ella ha elegido el mismo camino. Esto, aparte de ser imprescindible para entender el conflicto emocional de la protagonista, la comisaria, es un buen desarrollo de personaje y no sólo no se debe eliminar, sino que hay que potenciarlo, pero porque sí está bien escrito. Y porque esa elección del trabajo antes de lo personal, marca todo su personaje.
Hay decisiones ridículas en el desarrollo de los personajes, por ejemplo, las efectuadas con el policía que se «enamora» de una de sus confidentes musulmanas. Es tan poco profesional, tan exagerado, que provoca carcajadas en alguna de sus escenas. Lo mismo ocurre con alguno de los interrogatorios a los que pueden aportar información, son demasiado burdos, exagerados, previsibles, como para resultar creíbles. Por no mencionar la cuota de mujeres musulmanas que el equipo de rodaje han decidido que aparezcan cuando vemos trabajar a la policía en las oficinas del CNI, no se han visto tantas mujeres musulmanas y con hiyab trabajando para la policía ni en sueños. Parece que hacer que los musulmanes son casi todos unos yihadistas, tenía que tener su representación contraria, por si las moscas, y que algunos colectivos no se cabreasen. Lo que digo, ridículo. Por no hablar de que en esa unidad son McGyver, capaces de vislumbrar (y reconocer) un coche hundido y tirarse al agua para intentar salvar a su dueña) o de adentrarse en solitario y siendo mujer en una peligrosa Nigeria, solamente para captar información de un supuesto confidente sobre redes yihadistas y narcotraficantes.
Lo mejor de la serie son, sin duda, las escenas de acción y un montaje rápido y muy intenso y lleno de suspense. Y las tramas en las que salen los yihadistas, las conversaciones frías antes de perpetuar alguno de sus actos de barbarie. Ahí veo más credibilidad que en todas las subtramas personales de los personajes de La unidad policial. Me desmarco, por tanto, de la mayoría de las críticas españolas sobre la serie, he disfrutado en su visionado sí, pero no me parece una serie sublime, ni llena de humanidad, ni con una perfecta combinación de los temas personales con los laborales como he leído por ahí. Me parece una serie correcta, interesante, llena de acción y ciertamente adictiva, pero sin mucha credibilidad para sus personajes en sus subtramas personales. Es una pena. Veremos la segunda tanda cuando se estrene y cuando la acción del Covid nos deje.