LA PROFESORA DE PIANO (Jan Ole Gerster, Alemania, 2019)

El director alemán de Oh Boy (con la que consiguió seis premios incluyendo mejor película en los Premios de cine alemán y el Premio Discovery más cuatro nominaciones en los Premios de cine europeo) estrena en nuestras pantallas su segundo largometraje que ganó el Premio Especial del Jurado, el del Jurado ecuménico y  el premio a la mejor actriz en el Festival de cine de Karlovy Vary. La película llega de la mano de Alfa Pictures. 

Ya nos ha dado el cine, incluso el reciente, varios papeles protagónicos de mujeres profesoras de piano: La más célebre, también la mejor, al menos por el momento, es esa barrabasada perpetrada por el maestro Haneke para la casi imposible adaptación del fabuloso libro de Elfride Jelinek: La pianista) en el cuerpo y en el alma de Isabelle Huppert, explorando los traumas, los fantasmas, los deseos sexuales, la automutilación y la manipulación, desde el desequilibrio emocional hacia las enseñanzas a alumnos que bien pudieran ser utilizados.

El año pasado Nina Hoss ganaba la Concha de Plata a la mejor actriz ex aequo con Greta Fernández por La audición, en un papel similar, el de una profesora desequilibrada, que utilizaba a sus alumnos en su propio beneficio y ahora nos llega esta película alemana, que en la forma poco tiene que ver, pero en el fondo casi pareciese como una secuela años después, de una forma mucho más tosca, más seca, más como el cine alemán actual.

Bajo guión del artista esloveno Blaz Kutin, el joven director imprime su propia impronta en la película para que el juego argumental sea solamente un vehículo. Porque consigue realizar una película que madura en el interior de cada uno de nosotros una vez abandonada la sala de cine, es una película de difícil digestión y que no precisa de espectadores pasivos pero sabe abonar bien el terreno, para pasadas las horas saber recoger bien sus frutos.

Gerster decide contar su historia en un único día en Berlín, Lara (este es el nombre original de la cinta) es una mujer que cumple 60 años y quiere recuperar el contacto con su hijo Viktor, un exitoso pianista al que ha ninguneado y exigido demasiado, todo lo que ella no ha podido alcanzar. Las ambiciones que fue incapaz de conseguir las volcó en su hijo y ahora ya todo parece ir demasiado cuesta arriba. El tiempo pasa y la culpa permanece. Décadas de resentimiento familiar, de dolor, de frustración, décadas de insoportable peso materno, de presión, de ambiciones no sucumbidas y que se multiplican por los grises del propio Berlín. La ciudad utilizada como melancolía, como espejo del alma, como decepción y frialdad.

La película no consigue atrapar quizás porque Gerster juega sólo desde el punto de vista dramático y sus personajes son tan fríos, tan poco emocionales, que no permite que se empatice con ellos, a pesar de que lo que quiera plantear es la soledad más terrible, la soledad emocional a la que se condena la propia protagonista, al saber que no tiene esperanza. A esto ayuda una cuidada dirección que utiliza los planos angulares para demostrar que ella está si cabe más sola cuando está en espacios multitudinarios. El director de fotografía es Frank Griebe (le conocemos por las pelis de Tom Tykwer).

Demósle amor a la película, fue la útlima película que vi en una sala de cine previa a su estreno, en un pase de prensa el día 10 de marzo de 2020, hará cuatro meses. Allí la vida aún era vida y los colegios (soy profesor) aún no habían cerrado. Lo harían justo un día después. Alfa Pictures iba a estrenar la película el 20 de marzo, pero ese mismo viernes: el día 14 de marzo, el Gobierno de España decretó el Estado de Alarma y vivimos la temporada más irreal, alucinante y tenebrosa de la historia reciente de España. Los cines cerraron sin tener fecha de vuelta y todos cerramos todo esperando volver a la normalidad sin una fecha concreta, sin una forma concreta. Afortunadamente en julio todo volvío a la normalidad, más o menos, aún con el miedo en el cuerpo y miles y miles de fallecidos y contagiados, los cines han vuelto a abrir y se enfrentan al miedo social del espectador en un espacio cerrado. La profesora de piano llega cuatro meses después a salas, y más fría o menos, se merece nuestro amor, porque el arte siempre es capaz de encontrar a su público, pero para hacerlo, el público tiene que decidirse a contemplarlo.

Premios: Premios del Cine Alemán: Nominada a mejor película

Festival de Karlovy Vary: Premio especial del jurado, premio del jurado ecuménico y mejor                     actriz (Harfouch)

Festival de Valladolid – Seminci: Sección Oficial

Sinopsis: Es el 60 cumpleaños de Lara, a quien no le faltan motivos para celebrarlo: su hijo Viktor va a dar el concierto de piano más importante de su carrera. Ella fue quien proyectó y guió su trayectoria musical, pero llevan varias semanas sin hablar y nada parece indicar que Lara será bienvenida en su debut como intérprete profesional. Sin pensárselo dos veces, compra todas las entradas que quedan a la venta y las distribuye entre cuantos se va encontrando. Pero cuanto más se esfuerza para que la velada sea un éxito, más se descontrola todo.

NOTA:6

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