La niebla y la doncella (Andrés M. Koppel, España, 2017)
Bevilacqua, el guardia civil protagonista de las novelas policíacas de Lorenzo Silva, vuelve a la pantalla en la piel de Quim Gutierrez, en esta ópera prima de Andrés M. Koppel que DeAPlaneta y Tornasol Films estrenan en España el 1 de septiembre.
Vuelve porque antes había sido interpretado por Roberto Enriquez (que fue nominado al Goya) en El alquimista impaciente dirigida por Patricia Ferreira y por Jesús Noguera en la serie para Tve que dirigiera Antonio Onette con dos capítulos titulados Un asunto conyugal y La reina sin espejo.
A Gutiérrez le secundan esta vez Aura Garrido y Verónica Echegui y si ésta última a nuestro parecer es la más creíble del trío, las interpretaciones en la cinta dejan mucho que desear. Vale que los personajes escritos por Silva no sean sencillos pero la pésima construcción que realiza Gutiérrez de Bevilacqua nos lleva más a la risa que a la profundidad de un personaje mucho más complejo.
De hecho uno de los importantes defectos de la cinta es que la dirección funcional que infringe Koppel delata la pobreza a la hora de describir las acciones y a los personajes. No conocemos nada de ellos. Son así porque son así y llegan allí porque deben ser buenos. Nada más. Pero además nos perdemos en un guión plagado involuntariamente de humor, con unos diálogos que parecen improvisados, burdos y super absurdos:
-Y si se lo pido por favor?
-También creo que eres buena persona.
-Y tú? Eres buena persona?
-A ti no te da envidia el vice? A mi sí.
-Jode mucho que te cambien por uno más joven?
-Oye, ¿tú y yo vamos a estar bien?
-Ahora mismo te mataría, pero sí, estaremos bien.
Diálogos que más bien parecen sacados de una novela naif para adolescentes de las típicas del universo Moccia de hace unos años o del actual Blue jeans, que de una obra mucho más compeja, madura y adulta como la perpetrada por Loreonzo Silva.
Aquí importa mucho más quien folla con quien, quien se gusta y si se oculta o no que el trasfondo de las relaciones interpersonales, no se profundiza en ningún aspecto, sólo se dan pinceladas de vida…
¿Nada positivo?
Sin duda en una película donde la niebla, algo de la atmósfera debe ser un personaje más, la fotografía de Álvaro Gutierrez estaba en el punto de mira. El Dop sitúa la acción en el Parque Nacional de Garajonay y ambos se lucen. No es que sea algo positivo es que, sin duda, es lo único que se luce en la cinta. Especial mención tiene el curioso caso del matrimonio interpretado por Roberto Álamo y Marian Álvarez, siempre convincentes aunque con personajes nada desarrollados, en el caso del de Marian clama al cielo. En ciertos momentos se piensa si era en realidad necesario contar con su presencia…
La cinta se deja ver a trompicones pero no acierta en su desarrollo ni en su construcción de personajes. Recuerden esta máxima: un personaje mal definido nunca puede ser bien interpretado, aunque se trate del mejor de los actores (que no es el caso). La culpa, desde luego no la tiene Silva y sus novelas, porque allí Bebilacqua y Chamorro si tienen un desarrollo complejo y medido.
La niebla y la doncella nos lleva a una resolución del caso previsible pero fatal construida, donde ni la niebla ni su participación en el Festival de cine de Málaga, pudieron salvarla de la quema.
Sinopsis: No siempre las cosas son como parecen y a menudo, lo obvio no resulta ser lo real. Al sargento Bevilaqua le encomiendan la tarea de investigar la muerte de un joven alocado en la Gomera. Todo apuntaba a Juan Luis Gómez Padilla, político de renombre en la isla, al que un tribunal popular absolvió a pesar de la aparente contundencia de las primeras pesquisas. El sargento y su inseparable cabo Chamorro intentarán esclarecer este embrollado caso, con presiones políticas y con la dificultad añadida de intentar no levantar suspicacias al reabrir un caso que sus compañeros daban por cerrado.
Nota: 4