II Muestra de cine de Ascaso: Día 1

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El primer día, al iniciarse una muestra o un festival de cine, todo el mundo ultima los preparativos para que todo salga de la mejor manera posible.

Nervios por doquier y mucho, mucho trabajo, toda una aldea pendiente de cuanta gente acude, cuantas personas suben por esa pista estrecha de cuatro kilómetros hasta una aldea perdida del pirineo oscense.

Todas las previsiones fallaron y se duplicó seguramente todo lo esperado, unas cien personas se concentraron ante la pantalla situada en la borda de Ascaso, cien personas que se hicieron esperar y que pudieron contemplar unidas, en comunidad, y ante el bello cielo estrellado del Pirineo la película francesa Las nieves del Kilimanjaro del cineasta Robert Guediguian. Ariane Ascaride y Jean Pierre Darroussin dan vida a los protagonistas de esta historia social, con tanta verdad que a veces duele.

Tanta vulnerabilidad y tanta emoción sin parecer premeditada es todo un prodigio del cine actual, del cine contemporáneo que parece haber explorado ya todas las vías posibles. Guediguian hace cine que se siente, que te hace recapacitar, que te invita a plantearte la vida de otra manera, cine que educa no que adoctrina, cine que te hace pensar y que te invita a reflexionar sobre aquellos cimientos sobre los que posamos nuestra vida y sobre si son lo suficientemente fuertes para aguantarlo todo o si, por el contrario deberíamos cambiarlos.

Ver Las nieves del Kilimanjaro en el cine ya es un privilegio, porque lo es mismamente que alguien se haya atrevido a rodar esta película a lanzar esa crítica feroz contra las instituciones, las sociedades y los sistemas empresariales y políticos, en definitiva la micro y macroeconomía de los países. Pero ver esta película con gente que quiere unirse ante una pantalla grande sin saber cómo se accede a ella, sin saber qué será realmente lo que se le ofrezca, sin conocer absolutamente nada de Ascaso, es algo especial. Verla ante el cielo limpio y sereno de un Ascaso estrellado y luminoso es algo difícilmente olvidable.

Hoy, Mónica Oltra, diputada por Compromís en la Comunidad Valenciana unió la amistad personal que la une a los creadores de la Muestra con el compromiso y la defensa de la sociedad y la democracia para hacer frente a cualquier mal.

Se unieron varias visiones enriquecedoras y constructivas a la salida de aquella película. El coloquio se realizó entre gin tonics y algún que otro susto, al irse la luz (es lo que tiene pertenecer a una aldea donde no hay instalación eléctrica. Si tienes una Muestra de cine montada y dependes de que un motor eléctrico no haga de las suyas, lo más probable es que te lleves algún disgusto.

Todo solventado, la película dio comienzo y ante el asombro de todos nosotros, siguieron llegando coches y coches hasta que el aforo máximo fue superado. No cabíamos casi en la borda. Pero hacia mucho menos frío que el año pasado y eso era muy de agradecer.

En el coloquio, como el año pasado, se habló de cine, de historia, de política, de reivindicación, de crisis, de la sociedad actual. Y de cómo sólo se puede «cambiar el mundo» cambiando los mundos individuales de cada uno.

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