Gracias a Dios (François Ozon, Francia, 2018)

François Ozon, uno de los mejores directores franceses de la actualidad, estrena su última película después de conseguir el Gran Premio del Jurado en la Berlinale. Un ejercicio de redención contra los abusos sexuales por parte de la Iglesia. Como casi siempre, Golem Films la estrena en salas españolas.

Melvil Poupaud nos llegó, al menos a mi, por aquella interpretación descarnada y dolorosa del joven que agota sus días en una gran película de Ozon titulada El tiempo que queda. Desde ahí su proyección ha sido meteórica hasta convertirse en un rostro indispensable del cine galo. Aquí se enfrenta a un complicado papel, el de una víctima de abusos sexuales en su infancia que ostenta felizmente una familia numerosa y que ha aparcado en el olvido aquellas vivencias tan horripilantes y espantosas.

Entre 1986 y 1991 el padre Preynat abusó de al menos 85 niños. Muchos se atrevieron a contárselo a sus padres y estos lo denunciaron a los distintos centros donde los niños estudiaban. La Iglesia francesa les prometía que actuarían, y lo que hacían era mover al cura de colegio. Sin embargo siempre estuvo al frente de los scouts, su particular campo de acecho a los menores a los que destrozó la vida.

Varios de ellos decidieron crear una Asociación para denunciar los abusos del prelado: La parole liberée y unir fuerza y testimonios para derribar a una alta figura de la iglesia católica coordinando acciones de lo más variopintas. Si Gracias a Dios peca de algo es de no profundizar en el sufrimiento de sus víctimas (por otra parte un tema largamente explorado). Cae más del lado de Spotlight, al exponer unos hechos ya por todos conocidos para dar buena cuenta de la dificultad manifiesta en sacar ese tema a la palestra, de remover los cimientos y de conseguir reconocimiento de culpa y hechos. Lejos de lo logrado, por ejemplo, por Almodovar en La mala educación, Ozon se limita a contar los pasos para esclarecer el caso, para hacer temblar a las altas jerarquías eclesiásticas, que no son más que la unión y la memoria. El propio cineasta utiliza para esta película una técnica a la que bautiza como»efecto dominó». Cada caso diferente va conformando una denuncia testimonial colectiva, ante personas que han ido sobrellevando los abusos de su infancia de la mejor manera posible, pero siempre diferente, según sus idiosincrasias y caracteres. Con esto es con lo que Ozon es capaz de dibujar un film que transita por diversos géneros. Comedia cuando sus protagonistas viven el presente con humor; suspense cuando lo hacen con incertidumbre, acción cuando lo viven al límite, drama cuando no han sido capaces de sobrevenir lo ocurrido…

La cinta se grabó poco antes de que se dictase sentencia sobre el caso Preynat y se caracteriza por su contundencia en el planteamiento de los hechos y por su poca profundidad emocional.

Alexandre acude a misa como cada domingo acompañado por su preciosa familia numerosa, con dos adolescentes en plena pubertad llenos de bondad y a punto de hacer el sacramento de la confirmación. Allí descubre que el sacerdote que hace años abusó de él sigue trabajando con niños y no ha sido apartado de la Iglesia después de numerosas denuncias.

Ozon dice en su entrevista en Fotogramas que quería realizar un film sobre la fragilidad masculina y que para ello no quería partir de la ficción como casi siempre sino documentarse en hechos reales. La película se rodó en Lyon, el lugar en el que Preynat era párraco, Barbarin cardenal y donde la extrema derecha tiene una preponderancia clave. Por eso se ocultó la temática del film y su título inicial fue Alexandre, para evitar censuras y poder conseguir filmar in situ la historia.

 

Premios: Festival de Berlín: Gran Premio del Jurado

Sinopsis: Alexandre vive en Lyon con su esposa e hijos. Por casualidad, se entera de que el sacerdote que abusó de él cuando era un boy scout sigue trabajando con niños. Se lanza a un combate al que se unen François y Emmanuel, otras víctimas del sacerdote, con el fin de liberarse de sus sufrimientos a través de la palabra. Pero las repercusiones y consecuencias de sus testimonios no dejarán a nadie indemne. Basada en el caso real de Bernard Preynat, sacerdote de la Diócesis de Lyon, acusado en 2016 de abusar sexualmente de decenas de niños.

NOTA: 6.5

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