Goodbye berlin // Tschick (Fatih Akin, Alemania, 2016)
Golem Films estrena la nueva película de Fatih Akin (antes de la que concursará en Cannes) el día 19 de mayo. Fatih Akin es el director de Contra la pared, Al otro lado y El padre, que conforman una trilogía denominada Amor, muerte y demonio. Si con Contra la pared Akin consiguió el Oso de Oro de la Berlinale y Al otro lado se llevó mejor guión en Cannes, el caso de El padre a nivel de crítica y público no obtuvo la trascendencia esperada.
Fatih Akin regresa a nuestras carteleras con un cambio de registro sorprendente, vivaz, inquieto, acertado y frenético. En Tschick nos presenta una comedia adolescente, que mira de frente a Soul Kitchen (2009) en el humor dramático y a sus órigenes fílmicos, en la road-movie.
“Goodbye Berlin” se jugó el tipo contra dos totems cinematográficos: Wild de Nicolette Krebitz y Toni Erdmann de Maren Ade, en los Premios de Cine alemán. Y como preveíamos salió perdiendo. Pero no porque sea una mala película, sino porque en las ceremonias de premios no se suelen estilar las comedias, otra cosa es si los premios los reparte el público.
Cualquier tiempo pasado nos parece mejor. En Akin, en la vida, en lo vivido, en las referencias, en lo acontecido y en el arte, sobre todo en el arte. Cuando un artista consigue crear una obra madura, por la que será recordado, necesita aunar los recuerdos de sus inicios, sus sueños, sus aspiraciones, sus aciertos y sus errores y también los caminos por los que quiso transitar pero nunca se atrevió. Goodbye Berlin es otra exploración del cineasta para encontrar su camino, que se ha ido difuminando desde que finalizara el recorrido festivalero de Contra la pared.
Nos adentramos en un instituto. Tenemos catorce años. Y no, como bien recordaba Sofia Coppola en la adaptación de Las vírgenes suicidas, no es fácil tener catorce años, doctor. Nos convertimos en ese niño inadaptado y Akin nos mezcla nuestro malestar con escenas humorísticas, sueños o aspiraciones, que se confunden también con las suyas. ¿Y qué necesita un adolescente inadaptado? Pues a otro. Su nombre es Tschick, el título original de la película que es la adaptación de una novela bestseller en Alemania. Es ruso, rudo y muy divertido, parece peligroso pero tiene un corazón enorme. Y sin duda, se va a convertir en su amigo, su compañero de fatigas, de sueños, de locuras. Alguien con quien poder aguantar a los subnormales de su instituto.
En este viaje iniciático descubriremos de nuevo la sexualidad, la amistad, el valor, la nobleza, los sentimientos dispares que provocan la sociedad y la familia, etc.
Si bien es cierto que el uso de la música es perfecto en algunos tramos pero en otros resulta repetitivo; si en ocasiones el uso de la cámara lenta al final se convierte en obvio y si las metáforas oníricas quedan a veces demasiado desdibujadas, la cinta es disfrutable por toda la familia porque conseguimos empatizar con los dos protagonistas, nos los creemos, les queremos.
La cinta de Akin es fresca y está plagada de diálogos hilarantes, que actúan a modo de gags. La road movie la convierte en una película de aventuras y de iniciación de dos adolescentes que comparten instantes y situaciones en su camino a la edad adulta. Es un viaje real y emocional donde aprenden a ser y a razonar, si es que los humanos razonan más que los niños. Aún, como profesor que soy, estoy por descubrirlo.
Premios:
Premio del público en los Efa: Premios del Cine Europeo
Sinopsis: Maik, un muchacho de 14 años marginado por su clase, crece en el seno de una familia rica y disfuncional en Berlín. Durante las vacaciones veraniegas, su alcohólica madre ingresa en rehabilitación mientras su padre se ausenta con su joven ayudante por un presunto viaje de negocios. Maik está solo en casa, en su piscina, hasta que un nuevo compañero de clase llamado Tschick, joven inmigrante ruso, aparece con un coche robado. Juntos se lanzan a la carretera sin plan aparente.
Nota: 6,5