EL GLORIOSO CAOS DE LA VIDA // BABYTEETH (Shannon Murphy, Australia, 2019)
Se estrena Babyteeth con la curiosa por no decir risible traducción de El glorioso caos de la vida en los cines españoles de la mano de Avalon, después de su paso, con premio por el Festival de Venecia y por el Festival de Gijón.
El cine australiano se abre poco a poco las puertas en nuestro país gracias a las aportaciones de los grandes festivales. Gracias a ello hemos descubierto una buena hornada de cine del continente australiano. Babyteeth, así se conoce la película en su título original (Dientes de leche) había ganado premios en festivales y jurados y se había presentado incluso en la sección oficial de un Festival como el de Venecia en el que su joven coprotagonista masculino se había hecho con el premio Marcello Mastroianni al mejor actor revelación: Toby Wallace. También consiguió formar parte de la sección oficial del Festival de cine de Gijón.
Nos encontramos ante una película bastante vacía, de buenas maneras pero de pobre resultado. No animaba mucho el planteamiento, niña que va a morir y que vive sus últimas semanas con el poder que da saberse perdido, con la intensidad de las primeras veces. Historia de amor además pero con un dramatismo que hace de ella casi una peli de sobremesa de Antena 3.
Quizas lo mejor de la cinta sea realmente la pareja protagonista, el ya nombrado Toby Wallace que junta a su buen hacer actoral un físico deslumbrante y la verdadera y sufrida protagonista de esta historia, la actriz Eliza Scanlen, quien atesora la verdadera fuerza y sensibilidad de una historia que no sabe bien cómo ser contada. Llena de lugares comunes en cada uno de sus personajes, una película que suena a vista en cada escena, una buena utilización (a veces) de la música, pero que no impide que nos econtremos ante una película vacía: Es sensible? Por supuesto, pero es necesaria?
El dolor de la pérdida sobre todo cuando no se han dado pasos acuciantes y necesarios para realizarse, para conocerse, para encontrar poco a poco el camino a la felicidad, es tremendo. Era difícil hacer una película sensible que no sensiblera con esta temática. Y las que lo consiguen es porque dotan a sus personajes de unas características únicas: les hacen memorables por su originalidad, no se trata de empatizar por la universalidad de los caracteres; sino encontrar a personajes únicos que estén viviendo algo tan amargo como su propia y juvenil muerte. Es el caso de Restless del gran Gus Van Sant. Pero en esta cinta australiana todo es telenovelesco, no sólo los personajes protagonistas sino todos los que le rodean. Están llenos de lugares comunes y de histrionismos. Desde la disfuncional familia de la protagonista, que parece conocerla y aceptarla hasta el hogar al que no se puede regresar del chaval joven, con un hermano pequeño; desde los excesos del chaval hasta las muchas veces virginales conjeturas de la protagonista. Y en el fondo nada funciona, más allá de ellos dos y de que una historia tan dolorosa a todos nos podría llegar a conmover. Sólo había que haber hecho un poquito mejor las cosas.
Edulcorada, teatral y muy lacrimosa, Babyteeth se nutre de buenas interpretaciones para formar una película de sobremesa con un guión demasiado anodino y olvidable.
Premios: Festival de Venecia: Mejor joven actor o actriz emergente (Toby Wallace)
Festival de Gijón: Sección oficial
Sinopsis: Milla, una adolescente gravemente enferma, se enamora de un traficante de poca monta llamado Moses, dando así comienzo a la peor pesadilla que jamás han experimentado sus padres. Sin embargo, a medida que Milla descubre lo que realmente significa el amor, todos aquellos que están a su alrededor aprenden de ella cómo vivir como si realmente cada día fuese el último. Lo que podría haber sido un desastre para la familia Finlay pronto se convierte en una circunstancia que les permite disfrutar del glorioso caos que representa la vida.
Nota: 4.5