El buen maestro (Olivier Ayache-Vidal, Francia, 2017)

El buen maestro ahonda en las dificultades educativas en entornos pobres en la Francia actual. Caramel Films estrena esta entrañable película protagonizada por Denis Podalydes, en la piel de un maestro a la vieja usanza, que viene de uno de los centros más ricos, pijos y exclusivos de París, para ir a parar a un barrio marginal y pobre de las afueras. 

El buen maestro es el enésimo intento del cine francés en contarnos la revolución de la educación en las aulas francesas. Desde Hoy empieza todo, a uno de los más deliciosos documentales de este siglo: Ser y tener, pasando por las dos películas de Laurent Cantent: La clase y La clase de escritura que tendrá su estreno el mes que viene. No sólo el cine francés ha hablado de estos temas con asiduidad: La versión Browning podría ser el pionero en el cine británico (que tendría su remake en los años 90), de la mano de las americanas Semilla de Maldad y  Rebelión en las aulas. Otras más modernas son: Mentes peligrosas, Descubriendo a Forrester, El indomable Will Hunting, El club de los poetas muertos, El profesor, Half Nelson, La escurridiza o cómo esquivar el amor (a la que tenemos especial aprecio) o La profesora de historia. En todas ellas la figura de profesor/mentor se hace imprescindible y se intenta educar a las nuevas generaciones con el mismo vigor y pasión y con un incipiente sentido crítico que seguirán utilizando el resto de sus vidas. La mayoría de ellas refleja cómo el profesor se tiene que adaptar a impartir la educación en valores y formas que él o ella conoce en un entorno aparentemente hostil, pero únicamente paupérrimo.

El buen maestro es una nueva incursión en este género sin nada nuevo que añadir y con un inicio un tanto precipitado y banal. La premisa es bastante absurda y no se llega a concluir al final de la cinta. Pero sí pone el foco en las distintas formas educativas y en la vocación y la pasión como soluciones principales.

 

El trabajo de profesor no está lo suficientemente valorado ni reconocido, ni por alumnos ni por unos progenitores que sólo entenderían una buena educación si se les imparte a los niños las formas, los métodos, las ideas y los conceptos que ellos mismos les darían. La enseñanza puede ser maravillosa y vocacional pero también es dolorosa. Puede sumirnos en depresiones y puede hacernos sufrir por no conseguir los resultados requeridos con todo el alumnado. Hablo desde el conocimiento porque aunque no soy maestro, enseño cine en un colegio. Me interesa que los niños sepan quién es Chaplin, cómo se hacen las películas y también que me saluden por la calle cuando me vean, que ayuden a una persona mayor cuando lo necesite y que vean el mundo con el espíritu crítico e inconformista que además del conocimiento también dan la infancia y la adolescencia. Pero no es fácil. Al menos le pongo ganas y confianza.

La cinta es pretendidamente melodramática y esto lastra el resultado final, que no se acerca a La clase ni a la suela, ni en su tono lejano al documental ni en su planteamiento ni en sus formas. El buen maestro es un batiburrillo de ideas, un Manual de primero sobre cómo enfrentarte a un curso escolar dificil. Se nutre de los arquetipos del subgénero de Escuelas y plantéa varias historias de amor platónico que pueden compararse con varias novelas utilizadas en la película, novelas guías como se suelen utilizar también en los centros educativos, en este caso, también Los miserables de Victor Hugo.

https://www.youtube.com/watch?v=QY1_dtrAUd4

Sinopsis: François Foucault, de cuarenta años, es profesor de literatura en el prestigioso instituto de París, Henri IV. Una serie de circunstancias le obligan a dejar su puesto y a aceptar una plaza en un instituto del extrarradio de la ciudad, en una zona conflictiva. François se teme lo peor.

Nota: 5

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