Dolor y Pedro: Los críticos opinan de la gloria en lo último de Almodóvar

Nunca es un mal momento para pedir a tus amigos críticos unas líneas para condensar como ellos bien saben, una película concreta, una jornada festivalera o un género en el que indagar. Hoy el propósito de Cineysefeliz, con ayuda de todos estos amigos es haceros llegar las impresiones personales y emocionales que nos ha suscitado el nuevo trabajo en la dirección de Pedro Almodóvar, la sorprendente Dolor y gloria que se ha rodeado de una crítica entusiasta casi unánime. Sabemos que Almodóvar «desnuda su alma», «se abre en canal» y sabemos también que algunos son «inmunes a su dolor con algunos destellos de gloria», bueno en realidad sólo uno. Pero lo que realmente queremos saber es por qué debemos ir a ver la película, qué la hace especial dentro de su filmografía y para ello, por orden alfabético, estas son las impresiones de varios amigos:

Alain Garrido (Cinemadhoc)

Solo el tiempo, precisamente el gran tema de Dolor y gloria, podrá ponerlo en perspectiva y dilucidar tal afirmación, pero probablemente este sea uno de los tres mejores trabajos de Pedro Almodóvar. Quizás porque es distinta a todas sus películas anteriores o quizás porque tiene ecos de todas ellas, sobre todo de La ley del deseo,Todo sobre mi madre y Hable con ella (no, no son excluyentes entre sí). Las razones son múltiples e imposible abarcarlas en tan breve espacio, ahora bien, la importancia de esta obra magna en su carrera viene dada por tratarse de una película en la máxima plenitud creativa mediante una certera y emotiva reflexión sobre la memoria, los recuerdos como herida y cicatriz, la pasión por la creación y las múltiples manifestaciones del amor. Por último, Dolor y gloria se antoja como una celebración de todo su cine, condensado en un mágico y arrebatador plano final.

Carmen de Jesús (El acomodador de cine)

Rompedor, innovador, lleno de pasión y color, una vez más Almodóvar nos brinda la oportunidad de ver una gran película. Impecable, en lo que a técnica se refiere- goza de una excelente fotografía repleta de primeros planos y una fascinante saturación cromática, de un sonido perfecto, de una gran dirección artística y de un inmejorable casting de actores, entre los que destaca Antonio Banderas, ¡se sale!-.

Jorge Aceña (El orden cultural)

Hay algo especial en “Dolor y Gloria” que la diferencia del resto de trabajos realizados hasta la fecha, y es la verdad absoluta de la que se compone. Antonio Banderas se erige como el más perfecto y deseado cómplice de su director, Salvador, una constante presencia casi fantasmal que escucha, asiente, padece en vida, y que finalmente se libera a través de las drogas y el sueño, donde vuelve a tan significativa etapa donde todo empezó, a su infancia, para recordar el olor de jazmín y orina tras la pantalla en la que se enamoró del cine. Para recordar el deseo y la lucha por sacar a la persona más importante en su vida de las tinieblas de la adicción y recordar que el amor es capaz de mover montañas pero no de salvar a la persona que amas. Para recordar la última voluntad de una madre y el incumplimiento de dicha promesa. “Dolor y Gloria”, una obra de vital importancia, por la figura que hay detrás (y delante) de la pantalla, por narrar como pocas la agonía existencial producida por la catarsis creativa, el amor en todas sus facetas, la soledad y el sufrimiento, pero sobre todo, por convivir constantemente con el pasado, el único que nos hace recordar quién somos realmente.

Jorge Fernández-Mayoralas (Cineysefeliz)

Cuando el cine duele, pero a la vez engancha; cuando pasan los días y tienes las imágenes colgadas en tu retina y se proyectan una y otra vez en esa balsámica memoria de la que el manchego empieza a ser un maestro, es que estamos ante una gran película. Dolor y gloria es un match point de Almodóvar, cae del lado de sus mejores películas y dialoga con ellas en un perfecto juego metacinematográfico lleno también de referencias artísticas implícitas y explícitas que hacen su juego mucho más interesante. Almodóvar conmueve, hace reír, nos permite sentir el sufrimiento y también el amor, el deseo y la creación o la ausencia de ella, a través del tiempo; los retazos de la memoria que persisten y se aglutinan hasta provocar traumas y agudos dolores. Se convierte en un demiurgo fantasmagórico con un álter ego en el mejor papel de Banderas y una madre, que desde ya es la madre de todas las madres, una Julieta Serrano espectacular. El cineasta está presente en cada plano y en una dirección artística y una banda sonora de Alberto Iglesias igualmente sublimes.

Luis Suñer (Videodromo)

En un momento dado de “Dolor y goria”, Salvador, álter ego de Pedro Almodóvar al que da vida Antonio Banderas, le dice a un antiguo actor suyo que tiene más mérito en su trabajo el hecho de contener el llanto al de desatarse en sus lágrimas. Una declaración de intenciones que nos habla de viraje hacia la última etapa del cine del director manchego. Y es que con “Julieta” (2016), asistimos al abandono de su tan personalísimo estilo de melodrama para dar paso al mero drama en si mismo. Y con “Dolor y gloria”, ya no utiliza esta herramienta como fin, sino que logra integrarlo dentro de un historia muy autobiográfica que aborda desde el drama, pero también desde la comedia seca, las incesantes preocupaciones del cineasta. Todo ello desde la contención, elaborando una historia bifurcando sus emociones por distintos derroteros que nos llevan a una conclusión tan humana como personal.

Mari Carmen Fúnez (Cinemadhoc)

Me pide mi querido Jorge que escriba unas líneas indicando por qué Dolor y Gloria es importante para mí dentro de la filmografía de Pedro Almodóvar y la principal respuesta a esa pregunta es porque cualquier escena, cualquier diálogo, cualquier personaje que componen Dolor y Gloria remiten indudablemente a ese universo propio que son las películas del manchego. La lista sería interminable pero me quedo con el personaje de Julieta Serrano cuando le dice a Antonio Banderas, su hijo en la ficción, que a sus amigas no les gusta como las “saca” en sus películas, que creen que las presenta como catetas. Es inevitable entonces acordarse de Chus Lampreave volviendo al pueblo en La flor de mi secreto, o en las mujeres que limpian las tumbas del cementerio en Volver; de ese mimo con el que el director homenajea a las mujeres de su infancia, a las mujeres de pueblo, a la fortaleza con la que criaron a unos hijos que, como Almodóvar y Salvador Mallo, salieron a buscar su lugar en el mundo y hoy, habiéndolo encontrado, su pensamiento más profundo es para ellas.

Mario Garcia (colaborador de Cineysefeliz)

En la película están presentes diferentes elementos característicos del denominado «Universo Almodóvar» que se entrelazan de forma delicada y armoniosa, dando lugar a una obra llena de verdad, belleza y crudeza, magníficamente interpretada por todo el reparto.La generosidad del director y la maestría en el tratamiento de los elementos audiovisuales hacen de la película una experiencia conmovedora.

Néstor Juez (Celuloides en remojo, Críticas sosegadas)

Pedro Almodóvar nos abre las puertas de su memoria en su nueva película, planteada como una serena y pausada sesión de terapia con la audiencia, con la que reconciliarse a través de una retrospectiva conclusiva cargada de emoción y belleza moderada, grandeza narrativa comprendida desde el freno de mano. Un drama clásico, de diálogos y sentimientos, en los que el aparataje se reduce pero la esencia permanece. Un festín de amargura y deseo que pasa como un suspiro y deja con ganas de más, de descubrir las rutas de un nuevo Pedro.

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