Custodia compartida (Xavier Legrand, Francia, 2017)

Xavier Legrand se estrena en el largometraje con esta desgarradora película francesa que se adentra desde ya en nuestro top entre lo mejor del año. 

Este prodigio de director qu antes fue actor, nos regaló en el año 2013 un cortometraje que estuvo nominado al Oscar: Antes de perderlo todo. En el largometraje Custodia compartida, de título original Jusqu’ à la garde, se recupera a la actriz principal del corto (Lea Drucker) y, sobre todo, su mirada particular, una dirección cuidada y fascinante con una aproximación formal experimental y atrevida para una historia intensamente dramática pero que acaricia la estructura del género de terror y sobrevuela la tensión del suspense con maestría todo el metraje.

Hemos dicho en infinidad de ocasiones que cuanto menos se sepa de una película, más disfrutaremos de su resultado final. El cine no es un pasatiempo sino una experiencia sensitiva y, sin duda, Custodia compartida, es una de las mejores experiencias sensitiva que hemos tenido en una pantalla grande desde Mommy de Xavier Dolan. Y no es una película sencilla. Pero que se abstenga de seguir leyendo, todo aquel que aún no haya visto la película.  Soy de los que opinan que los críticos no deben generar los públicos ni ser líderes se opinión sino aprovechar su conocimiento y su análisis para desenmascarar los pros y los contras de una producción fílmica, Para analizar y compartir las virtudes y los defectos de una película. Y a eso hemos venido.

Si os digo que Xavier Legrand no cuenta nada nuevo, se desinfla el deseo de verla, ¿verdad? Pues no abandoneis la carrera aún porque al final lo que se cuenta suele ser lo de menos, lo que importa es el cómo y en esta película la forma es casi perfecta.

En el fondo, la cinta vuelve a hablarnos de una historia sobre violencia machista, un Te doy mis ojos mucho menos edulcorado y bastante más documentado. Para ello el director visitó juzgados de familia y terapias para padres violentos. Y le dio el papel protagonista al más inocente, a esa mirada infantil de incomprensión, de miedo, de culpa y de absoluta, a esa fascinante composición en un cuerpo tan pequeño que se come las interpretaciones de sus progenitores: El niño Thomas Gioria pide quedarse en el mundo del cine. Lo hace con una demostración de su madurez interpretativa aunque sea inconscientemente. Lo que consigue en esta cinta más que comprensión del mensaje o empatía con los espectadores es una absoluta espiral de emociones.

Coloquio tras el preestreno de Custodia Compartida que os compartimos aquí (Colgado por la web de cine CInemagavia):

 

Lo que se genera es una atmósfera opresora, de violencia implícita, una cinta claustrofóbica, llena de tensión y de amenaza y una empatía lejos de las normalmente edulcoradas cintas sobre malos tratos. Aquí no nos compadecemos de las víctimas, simplemente las acompañamos, lo sufrimos con ellas, sentimos la tensión, el miedo y la rabia. Para ello h como ya hemos apuntado al principio la película empieza recordando a los Dardenne en un drama social de libro para convertirse en un thriller de terror donde no se vislumbra ni esperanza ni sosiego en ningún momento. Y ese es uno de los grandes logros del film.

No hay una sóla escena donde no se sienta la violencia implícita, la tensión y el horror pero queremos recordar al menos dos secuencias que se quedarán en nuestra memoria mucho tiempo. La primera casi sin diálogo que es una absoluta oda al suspense más enraizado, sucede en una fiesta de cumpleaños atípica y peligrosa. La tensión se vive, se siente, la maldad observa y se acerca. La última secuencia del film es una obra de arte de la tensión y el horror desde esa puerta entreabierta de la vecina hasta esa bañera donde permanecen con miedo madre e hija.

En una escena definitoria inicial brutal, Xavier Legrand carga las tintas también contra los tribunales que determinan las custodias de los niños, que suelen ser muy machistas y que no son capaces de posicionarse contundentemente aunque existan pruebas suficientes como para hacerlo. La justicia no suele ser justa… El problema es cuando las consecuencias pueden llegar a ser peligrosas, indescriptibles, o dañinas, psicológica o físicamente. Está en juego el futuro de los niños.

Gracias Xavier, por contarnos este Kramer contra Kramer de una manera tan terrorífica, gracias por poner la violencia de género en nuestro mapa fílmico y darle mucho más sentido a las estadísticas. Lo que viven las familias que lo padecen no es un drama. No tenemos que sentir tristeza y compasión por ellos. Lo que viven esas familias, sobre todo los niños, es un absoluto infierno. Lo que tenemos que sentir es miedo. Y ante el miedo, sí se puede, debemos defendernos con todas nuestras armas, pero no sólo las víctimas sino toda la sociedad, que en el fondo observa como esa vecina al otro lado de la puerta pero permanece impasible ante el horror ajeno, no sea que me vaya a tocar también a mí.

Premios:

Festival de Venecia: Mejor director y Mejor ópera prima
Festival de San Sebastián: Premio del Público al Mejor film europeo

Sinopsis: Myriam y Antoine Besson se han divorciado, y ella solicita la custodia exclusiva de su hijo Julien para protegerlo de un padre al que acusa de violento. Antoine defiende su caso como un padre despreciado, y la juez del caso sentencia a favor de la custodia compartida. Rehén del creciente conflicto entre sus padres, el joven Julien se ve empujado al límite.

Nota: 9

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.