Cuando los ángeles duermen (Gonzalo Bendala, España, 2018)

El director de la penosa Asesinos inocentes dirige en una historia mucho más cuidada a Marian Álvarez y Julián Villagrán en un thriller dramático de inusitadas consecuencias. Gonzalo Bendala se pone al mando de esta producción de Filmax. 

Un thriller dramático precisa de un buen guión, un ritmo trepidante, unas interpretaciones generosas y algún que otro giro que mantenga al espectador ojiplático.

En Cuando los ángeles duermen quizás lo mejor que tenemos son las interpetaciones: desde un desbocado pero siempre correcto Julían villagrán hasta la chica siniestrada, el descubrimiento Ester Expósito. Al guión le cuesta seguir, porque la historia de la noche y sus desvaríos habría servido para un estupendo cortometraje, pero aquí hay que alargarlo y es cuando surge el paso a los otros lugares: Su domicilio, el mayor recurso, con una también correcta pero imposible de lucirse en un personaje tan esquemático, duro y a veces olvidable. Como digo no tiene la culpa ella. Y es en esos momentos donde la película se pierde. No nos interesa tanto el drama como la situación puntual de una noche terrorífica e imprevisible. Nos interesan las decisiones tomadas y sus consecuencias. Acompañar al protagonista en ese viaje a los infiernos con un desenlace no por esperado menos sorprendente.

A Bendala se le olvida a veces que al otro lado hay un espectador ávido de buscar la verosimilitud en todo lo que ve porque la mayoría de la gente en un ejercicio casi cavernario tienden a empatizar con los personajes si se comportan o toman las decisiones que ellos mismos tomarían. Por eso el guionista intrépido es capaz de dibujar unos personajes lo suficientemente plausibles como para que el espectador diga aquello de «imposible que haga esto» pero también lo suficientemente singulares para que el espectador pueda recordarlos y empatizar con ellos. Aquí no sucede ni lo uno ni lo otro. Bendala se olvida de dar credibilidad a su personaje masculino protagonista. Le entendemos al inicio, como una locura transitoria, ligera que no se quedará con él para siempre. pero después se convierte en un pobre pusilánime que va enredando su propia tela de araña. hasta repetir una serie de catastróficas desdichas que le llevarán al infierno terrenal.

Por otra parte, Bendala sí sabe manejar la tensión aunque lo hace de una manera mucho más fluida y notable con él en pantalla, como ya decía. La última parte de la pelicula, ya con los cabos atados y bien atados, es sin duda, la peor de toda la cinta. Y por el camino se ha llevado una larga ristra de espectadores que han ido abandonando el hilo narrativo durante toda la película.

Gonzalo Bendala es el responsable de varios cortometrajes como El orgullo, Días rojos o Penumbra 3D: El desafortunado reencuentro de Larry y Bird. Además la película supone el debut como actriz en la gran pantalla de Ester Expósito que ya había trabajado para series como Vis a vis o Estoy vivo.

 

Sinopsis: Germán, un honrado padre de familia, ve cómo todo su mundo se tambalea la noche en que, conduciendo de regreso a casa, atropella accidentalmente a dos chicas adolescentes. A partir de ese momento, Germán tendrá que hacer todo cuanto esté en su mano para evitar que su vida quede destrozada para siempre.

Nota: 4

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