Carmen y Lola (Arantxa Echevarría, España, 2018)

De la directora de los cortometrajes premiados De noche y de pronto o Yo, presidenta, llega su primer largometraje. Distribuida por Super8 Media Distribución.

De noche y de pronto (2012) fue nominado al Goya y en su ópera prima presentada en la Quincena de los Realizadores de Cannes, Carmen y Lola, la directora Arantxa Echevarría plantéa un Romeo y Julieta encarnado por dos féminas adolescentes, a las que contrapone con las costumbres y la cultura gitana conservadora, involutiva y demasiado enraizada en su pasado y su historia.

Esta no es una película lésbica sino una película sobre dos personas que no se pueden amar por las costumbres que tienen, por el lugar en el que han nacido y por lo que piensen los demás. De alguna manera nos retrotrae a ese intento descafeinado que Sebastián Lelio (Una mujer fantástica) hiciera este año con Disobedience o también a Fucking Amal, aquella película de descubrimientos amorosos de dos jovencitas a golpe y pulso narrativo del sueco Lukas Moodyson.

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Para contar Carmen y Lola, la directora se traslada a Madrid y se abre a una cultura machista que denigra a la mujer y la capacita exclusivamente para poder casarse extremadamente jóvenes o para ser amas de casa y cuidar de cada hijo y de cada marido.

 

El autoestima, el yo propio, la homosexualidad, la sensibilidad no tienen cabida en esa sociedad, al menos en la que nos muestra Arantxa Echevarría.

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Arantxa no acaba de encontrar su sitio entre la realidad y la ficción. No termina de cuajar esa realidad documental precisamente porque los guiones parecen estar preparados y cuajados para rodar y como ni Carmen ni Lola son actrices profesionales, esos diálogos impostados parecen no reflejar lo que muchas veces sí nos está contando la cámara. En los ritos costumbristas, en su análisis visual detallado que nos aporta mucha más información que la narración verbal, es donde Carmen y Lola se eleva; pero parece lastrar todo su potencial en diálogos superfluos y nada arbitrarios, que muchas veces subrayan solamente lo que ya estamos viendo, cuando podríamos (y deberíamos obviarlos). Además volviendo a ellas dos cuesta entrar en ellas y no es por falta de experiencia sino porque son diálogos tan maniqueos, facilones , repetitivos y ridículos que dichos por intérpretes no profesionales pueden provocar fácilmente la burla o el escarnio. En ellas dos es mucho menos evidentes pero en el caso de los padres de Lola y de algún que otro personaje anecdótico, sus apariciones están cargadas de estereotipos y sus diálogos son el reflejo y la crítica que la directora se reserva para toda esta población:

 

 

Cuando te cases, nada de salir, tienes que estar en la casa, para cuidar de tus hijos y para tener un plato para tu marido cuando salga de trabajar…

En la otra cara de esta película se encuentra la construcción de los personajes protagonistas, unas potentes, sensibles e interesantes Carmen y Lola, interpretadas por las dos actrices revelación Zaira Morales y Rosy Rodríguez. El guión con ellas sí fluye, desde una presentación de ambos caracteres que nos deja con ganas de más hasta la presentación del conflicto, el enamoramiento de Lola, pasando por los recovecos y pormenores de una difícil relación y terminando en un cuestionable y bucólico final.

No podemos olvidar ni Carol ni La vida de Adele, dos de las películas de mujeres lesbianas que más hemos disfrutado en pantalla grande, y aunque no sean para nada comparables; la historia de Carmen y Lola se parecería más a la de la película de Abdelattif Kechiche que ganó la Palma de Oro, pero con una importante salvedad, mientras en Adele el sexo tiene una importancia extrema, en Carmen y Lola la sexualidad sobrevuela toda la película pero no se llega a manifestar más allá de los besos. Con el paso del metraje la película va ganando matices y sensibilidad, deja de ser una cinta histérica y adolescente y pasa a convertirse en una mirada adulta sobre la dificultad de amarse aún en la sociedad actual de dos mujeres jóvenes. El hecho de ser gitanas es sólo un hándicap más. Carmen y Lola es un loable intento de docu ficción con dos chavalas entregadas en sus respectivos papeles que no funciona a la hora de denunciar el mundo gitano pero que sí consigue dejar en el tablero la opresión a la que somete a cualquier mujer, el heteropatriarcado, del que todo el mundo reniega, pero lejos de adoptar una posición negativa o pesimista, Arantxa Echevarría evidencia que no será fácil pero que lo conseguiremos, lo conseguirán, la lucha de las mujeres por su libertad, amorosa, sexual, laboral, económica… La lucha sigue, cueste lo que cueste.

 

 

Premios: Sección oficial de la Quincena de realizadores del Festival de cine de Cannes.

Sinopsis: Carmen es una adolescente gitana que vive en el extrarradio de Madrid. Como cualquier otra gitana, está destinada a vivir una vida que se repite generación tras generación: casarse y criar a tantos niños como sea posible. Pero un día conoce a Lola, una gitana poco común que sueña con ir a la universidad, dibuja graffitis de pájaros y es diferente. Carmen desarrolla rápidamente una complicidad con Lola, y ambas tratarán de llevar hacia delante su romance, a pesar de los inconvenientes y discriminaciones sociales a las que tienen que verse sometidas por su familia.

Nota: 6.5

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