Bajo el sol (Dalibor Matanic, Croacia, 2015)
Bajo el mismo sol o Bajo el sol de satán como diría Pialat se encuentran todos los conflictos: Las guerras reales y las consecuencias. Las ausencias, los olvidos; las historias de amor truncadas y las pérdidas.
Como si nos encontráramos en esa serie casi perfecta aunque también ninguneada que se llama American Crime, aquí los ínterpretes son los mismos en tres tiempos diferentes, en historias y personajes diferentes pero hablando de las mismas cosas. Las secuelas de la guerra, la imposibilidad de reconciliación y la memoria histórica tan necesaria como pesada se hacen el motor indiscutible de una historia que no llega a cruzarse. Varias historias croatas pero no cruzadas.
Dalibor Matanić, el director croata de Fine dead girls, aquella película neo noir sobre dos lesbianas que vimos en el ciclo del este de San Sebastián nos presenta tres historias en tres momentos diferentes de Croacia, todas con la guerra, el odio y el rencor pero también el amor y el sexo en contrapartidas:
El odio de los pueblos: En la primera historia, en 1991, Jelena e Ivan, Él serbio y ella croata. Yugoslavia aún es un país unido pero las tensiones son constantes e irrespirables. Ante la intolerancia y el odio, se presentan el amor y la música, como armas fundamentales. Como si de Kusturica se tratara, pero a veces, la guerra, el fanatismo, la deshumanización gana la batalla a los sentimientos y la cultura.
El perpetuo rencor. En 2001 Natasha y Ante. Viven en Croacia, ya estado independiente. Natasha se adentra en esos pisos vacíos, llenos de balas, de rencor, de odio, de dolor; sus heridas son profundas y desconcertantes. Ante tamaño rencor y el dolor que la consume, el deseo y la pasión desatada por Ante se convertirán en su reducto y en su escape. La música es ahora un arma de seducción y otro arma más de desconexión ante los desastres de la batalla.
Los recuerdos del pasado vs las esperanzas del futuro. Estamos en 2011 con Luka y Marija. Croacia se ha reformado casi totalmente. Croacia vive en el recuerdo y en su memoria. Pero el conflicto va cicatrizando. Las nuevas generaciones sin embargo, no tienen conciencia de guerra. la frivolidad es su espíritu. Yugoslavia ni aparece, ni se menta, ni se siente, ni se necesita. Recuerdan, pero recuerdan sus amores pasados, las fiestas a las que fueron y los errores que han cometido.
Una película que no sería la misma si estuviera ambientada en cualquier otro lugar. Croacia, Yugoslavia, su tierra, su gente. El nexo común de Bajo el sol es ese sentimiento nacionalista que separa estas tres historias en un segmento de 20 años. Una tierra que siempre termina en las ruinas, los sentimientos descontrolados y la incomprensión de una raza que puede preparar la mejor de las fiestas y la destrucción más maquiavélica y despiadada. La cinta nos evoca a unas sensaciones y un sentimiento único que nos permite conocer las razones y el sufrimiento de un pueblo, mucho mejor de lo que lo hicieron los medios de comunicación en los años 90. Visualmente, o a nivel fotográfico sobre todo, la película es una obra de arte, así es que cuenta con varias bazas para que sea un «Esta la veo seguro en pantalla grande». Recordad que acabó consiguiendo el merecido Premio Especial del Jurado («Un Certain Regard») del Festival de Cannes en 2015.
Sinopsis: Tres historias de amor ambientadas en Croacia a lo largo de tres décadas. Las historias están conectadas por el hecho de que el amor entre un hombre croata y una mujer serbia está de algún modo prohibido ya se esté en 1991, en 2001 o en 2011.
Nota: 7,5