AFTER, EN MIL PEDAZOS (Roger Kumble, Estados Unidos, 2020

El bestseller para niñas adolescentes hormonadas After llega a su segunda parte, la estrena Diamond Films en cines.

No me escondo. Acudo a ver la peli cual adolescente hormonado, dije niña, pero por qué no, varón, porque uno de los protagonistas me parece excesivamente atractivo: Hero Finnes Tiffin, el sobrino de Joseph Fiennes y de Ralph Fiennes. Interpretó a Tom Riddle niño en Harry Potter y desde la película anterior de After se ha convertido en protagonista junto a Josephine Langford de la saga. Un protagonista malote por la que cualquier mujer o gay adolescente caería rendido.

El caso es que ya tenemos una edad, pero algunos gustos o amores no cambiarán nunca.

El día anterior al pase de prensa, para el que me confieso que acudí nervioso, tuve que ver de manera doméstica la primera parte de esta saga que adapta las novelas de Anna Todd, me gustaría poder compararlas con algo que pudiérais conocer pero se me hace bastante complicado, diría que las novelas (y sus adaptaciones) son un cursillo para que los y las adolescentes (entre los que esta vez me incluyo) no se dejen engatusar, engañar o camelar sólo por un físico deslumbrante, porque luego puede venir Paco con las rebajas y meternos de lleno en una relación ultratóxica de la que emocionalmente es muy difícil salir.

El personaje de Tiffin lo dice nada más empezar esta segunda parte: Esta historia no cuenta nada nuevo. Se lleva perpetuando desde tiempos inmemoriales, desde justo el momento en el que se empezaron a contar historias. Una persona deja su vida ordenada, rutinaria, cree que bonita pero en realidad sin alma, con una pareja a la que en realidad no quiere, por vivir una aventura que pondrá todo patas arriba con otra persona por la que siente un deseo sexual incontrolable, adolescente, casi animal. Da igual si hay atracción más allá de lo físico, las apariencias y el sexo son las que lo priman todo (y más a esas edades, y a las mías también, mayoritariamente añadiré, que sino hay quien cogerá esta crítica y la tirará al baul de las exageraciones).

En esta ocasión ese deseo sexual incrotolable, ese atractivo físico indudable han coseguido que yo, reacio a estos dramas románticos, haya acudido a ver este pase o que vosotros hayáis entrado en el post para leer mi crítica. Si no es por Tiffin, ¿Por qué ibais a perder el tiempo en acudir a ver la típica historia adolescente de mal de amores, de relaciones tóxicas que hacen saltar por los aires todos los cimientos emocionales? ¿Por qué ibáis a pulsar el link a esta crítica para leer información sobre la misma? Ya de por sí me parece extraño que sigáis leyendo aunque también puede ser por el otro gancho masculino a la cinta, para parecer que nos hallamos ante otro típico triángulo: El atractivo y también joven Dilan Sprouse, que está desaprovechado (físicamente, ojo, de interpretación creo que no hay mucho que exprimir) en un papel tan ridículo como ínfimamente desarrollado o la coprotagonista femenina, que es indudablemente guapa también: Josephine Langford. Si quitas sus atractivos intérpretes y que sean adaptación de ese fenómeno editorial para los mismos públicos, poco tienes que sacar.

Cierto es que esta segunda película no es tan naif como la anterior, no es tan ñoña, y aunque el golpe es menos duro que en la primera; parece que puede aportar algo diferente y novedoso valiéndose de las relaciones con dos nuevos personajes que contemplan el conflictivo noviazgo desde fuera: la madre de él y el compañero de trabajo de ella, que también está hormonado. Los dos ejercen como el ying y el yang de la conciencia de ella: le hablan de los pros y los contras de esa relación constante, no porque se preocupen por ella, sino porque quieren lo mejor para sí mismos. El uno declararse y empezar algo con ella y la otra, que su hijo esté estable emocionalmente y consiga ser feliz.

Hardin y Tessa son personajes arquetípicos, no tienen alma y tampoco lo tiene una funcional dirección de un nuevo rostro para la franquicia: Roger Kumble, Y los conflictos vuelven a ser los mismos. Nada nuevo bajo el sol. Los puntos de giro son el te quiero pero no puedo continuo de una relación permítanme adolescente, y también tóxica.

Lo más preocupante es que el final apunta a que pueda existir tercera parte y esto es algo bastante doloroso, porque no queremos que Tessa siga con este ser, pero nuestro otro yo nos dice que si ese ser sigue siendo Tiffin y sigue teniendo el mismo cuerpo, podríamos ver una saga de decenas de películas. Pero eso sí, si no sólo cambian los actores sino también las edades, como sería lógico, por mí y por todos los que hemos entendido que ese amor es muy tóxico le diría a Tessa y Anna Todd que haga que el personaje arquetípico de Hardin se matara, qué se yo, en un accidente de moto, por perpetuar los lugares comunes de malotes a los que aboca la película.

Un guion tan simple como bochornoso, arquetípico, preocupado solo por el lucimiento físico de sus envolventes y narcisistas protagonistas, sin un enfoque novedoso, sin alma, sin algo que la haga diferente. Es más que olvidable, que vamos a hacerle. Los actores no destacan por sus intepretaciones, no, y los conflictos son tan sumamente simples que cabrean más por que se haga un drama de ellos que por su propia superación. A favor sólo alguna que otra escena sexual algo más larga pero igualmente pudorosa que en la primera parte.

Si estáis en mi situación y os sentís un/a adolescente hormonada tengáis la edad que tengáis; si tenéis tiempo para poner en google alguno de estos tres nombres; Hero Fiennes Tiffin, Josephine Langford o Dilan Sprouse y sentís que os he alegrado el dia, yo que vosotros pagaría la entrada. Y como estoy convencido de que España es una adolescente hormonada auguro una buena taquilla. Diamond Films se lo merece y Tiffin se lo merece más, creedme. Sino antes o después (after) os arrepentiréis.

Sinopsis: Ha pasado el tiempo, y Hardin (Hero Fiennes Tiffin) todavía no se sabe si es realmente el chico profundo y reflexivo del que Tessa (Josephine Langford) se enamoró, o ha sido un extraño todo este tiempo. Ella quiere alejarse, pero no es tan fácil. Tessa se ha centrado en sus estudios y comienza a trabajar como becaria en Vance Publishing. Allí conoce a Trevor (Dylan Sprouse), un nuevo y atractivo compañero de trabajo que es exactamente el tipo de persona con la que debería estar. Pero Hardin sabe que cometió un error, posiblemente el más grande de su vida y quiere corregir sus errores y vencer a sus demonios… Secuela de la película ‘After’.

NOTA: 4

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