29º Cinemajove de Valencia: Largometrajes de la Sección oficial comentados y quiniela
29 primaveras para este festival de cine. Una decena de películas que, a excepción del Ärtico de Gabriel Velázquez, que será medianamente estrenada este viernes 27 de junio, pase lo que pase en el propio palmarés del Cinemajove que conoceremos el mismo día por la noche. Las diez cintas optan al Premio Luna de Valencia al mejor largometraje, dotado con 30000 euros en concepto de distribución comercial de la película en España. El año pasado esta suerte fue para aquella gran película que era La bicicleta verde. Otra gran cinta, quizás la mejor película de su cineasta: Eleve Libre (Joachim Lafosse), homenajeado este año, ganó el Cinemajove hace sólo cinco años y descubrió gracias a eso a un cineasta personal, inquietante y potente, a la mayor parte de espectadores españoles.
Diez títulos son y esta vez con menos variedad que otros años. El toque español viene con Gabriel Velázquez, lo más exótico con Nagima desde Kazajastán. Si bien es cierto que cada cinta tiene algo, al tratarse de un festival de vanguardia donde la autoría es muy importante; no todas corren la misma suerte. Pasamos aquí a recordar las bondades y maldades de cada una de las diez cintas, terminando con el que para quien suscribe estas líneas debería ser el palmarés esta noche. No olvidemos que tienen un arduo trabajo los tres miembros del jurado a la hora de hacer que una cinta concreta, se pueda disfrutar al menos en las pantallas grandes de los capitales. Sino probablemente sean condenadas a un triste olvido:
1) Ärtico (Gabriel Velázquez, España)
Para el público español, habituado a ver suproductos comerciales entre apellidos vascos (que no es el único ejemplo) el nombre de Gabriel Velázquez, ni siquiera les sonará. Para el cinéfilo, estudiante de cine o indagador sobre todo, de nuevas propuestas, la mirada del cineasta salmantino es provocadora, esperanzadora y muy personal. Completa aquí su trilogía sobre adolescencia versus familia versus soledad, y aunque el domingo dedicaremos un epescial a la fantástica película que se estrena hoy mismo 27 de junio (explicaremos las claves para introducirse en el imaginario del director), sí que podemos decir que es quizás su película más personal y radical y quizás por ello redonda. Es un homenaje al cine quinqui de los ochenta. Con unos encuadres y una utilización del sonido inolvidables. Ärtico es cine puro, autoral y vanguardista. Y sobre todo es libre, y decir eso hoy en día, es decir mucho. Trailer de Ärtico
2) Cherry Pie (Lorenz Merz, Suiza)
3) Cumbres (Gabriel Nuncio, México)
Película en Blanco y negro y del 2013. Y surge el consabido debate, ¿era necesario? Siempre que vemos el «nuevo» blanco y negro suele ser únicamente por una decisión estética, o eso parece. Pero si ésta no está al servicio de la historia, la decisión será tan innecesaria como vacía. Vale que haya estructuras de guión y formas narrativas (Blancanieves, Buenas noches y buena suerte); géneros (La lista de Schindler) o recuerdos del cine clásico (The artist) que precisen de esta ausencia de color más o menos estilizada; pero utilizarlo por doquier no tiene demasiado sentido.
Cumbres es un viaje iniciático de dos hermanas en coche,por la carretera, con un oscuro secreto en forma de accidente provocado. Dos seres apáticos que se pasean por el metraje buscando el momento catártico de su redención, pero nunca llega. La película naufrag sin fosforitos, porque no tiene alma, porque nos importa bastante poco la suerte de las dos muchachas y no llegamos a creernos que tengan un vínculo importante. Porque en este caso no vemos demasiado blanco, lo vemos todo bastante oscuro.
4) Finsterworld (Frauke Finsterwalder, Alemania)
De Alemania viene esta extraña película coral con un nombre un tanto peculiar. Si atendemos a que el director se apellida Finsterwalder y cambiamos ese final por la palabra world, tendremos el título de la cinta: Finsterworld, que como su propio nombre indica son los universos de su director. El problema con estas cintas radica en que a veces el universo mostrado no tiene nada que ver con el nuestro. Pero recordemos que es una película coral. Esto significa que alguna de sus historias si que llega a conmovernos, convencernos e impactarnos. Pero no así su conjunto, parece un batiburrillo de muchas cosas: Guillermo Arriaga, Wes Anderson, Lukas Moodyson o Ulrich Seidl. Señala el director a este último como uno de sus referentes, pero lamentablemente ni se le acerca. La película es entretenida y tiene una música y una fotografía estupendas.
5) Mandariinid – Tangerines (Zaza Urushadze, Estonia y Georgia)
Comienza como una película bélica atípica, la guerra llega a un pueblo completamente deshabitado en Georgia, menos por dos hombres, que han decidido luchar con una resistencia pasiva. Se quedan en el pueblo, aunque en las calles se fragua una dura batalla por la independencia de un territorio. La tierra y la sangre siempre han ido de la mano. Se quedan cuidando de una cosecha de mandarinas, su sustento en la vida y la guerra entra en sus casas, porque no se lo piensan dos veces en recoger de la calle a dos soldados de bandos diferentes malheridos y llenos de odio.
Quizás lo que menos resulte en la cinta sea esa necesidad de envolver la misma como si se tratara de una película de Disney. Todo es posible, nos dicen, si habláramos, si nos entendiéramos y escucháramos no habría guerra, pero quizás sea una forma abrupta de contarlo. El final tampoco hace un gran favor a una película que estaba condenada por su maniqueismo. Es agradable de ver, sensible y humana. Tiene un estudio antropológico digno de muchas investigaciones, pero no pasará a la historia como un buen relato antibelicista, porque carece de alma, de credibilidad y sobre todo, de pasión.
6) Nagima (Zhanna Issabayeva, Kazajstán)
Nagima es una joven fea, analfabeta y poco comunicativa recién salida del orfanato. Se alquila una pequeña habitación a las afueras de la ciudad de Almaty con Anya, su amiga ‘hermana’ de orfanato, que está embarazada. Asistimos a su dolor, a su infortunio desde la propia realidad casi reflejada directamente. No hay maniqueismos ni esteticismos; no hay manipulaciones estilísticas ni narrativas; no existe la forma de que salgamos de la cinta, aunque adquiere mucha más fuerza en la segunda parte que en la primera, y es culpa del primer acto de guión, unas escenas definitorias un tanto abruptas; pero el desarrollo es intenso y conmovedor.
Y el final seguramente pase a los anales de la historia, como uno de los más duros jamás rodados. Nagima no sabe querer, lo necesita pero no sabe, nadie la ha enseñado. A la única persona que se puede decir que quiera es a Anya. pero no sabe si estará siempre. Y el día que ella falte, el día que no tenga realmente a nadie, decidirá seguir viviendo o tomará alguna decisión más drástica? Nagima no quiere suicidarse. Quiere amar y ser amada. Pero lo más duro de todo es que como nunca lo hicieron, ella no sabe cómo hacerlo. Gran cinta que debería formar parte del palmarés de esta edición junto con Ärtico o Slimäterä.
7) Obietnica – The word (Anna Kazejak, Polonia)
Duele porque esperábamos mucho de esta cinta polaca y se convirtió en un subproducto de Telefilm de los que se estrenan en fin de semana en Antena 3. El amor, la adolescencia, los celos, la locura, el asesinato, la complicidad, el deseo, el silencio. Todos estos elementos se dan cita en un grupo de chicos y chicas donde una chica joven aparece asesinada después de una fiesta. Todo apunta a un apuesto, exitoso y envidiado joven como autor de los hechos, pero no sin la inestimable ayuda de su cada vez más neurótica novia.
Ella puede ser la autora del plan y pudo exigir que se llevara a cabo para continuar con una relación que ya estaba tocada. Obietnica promete mucho más de lo que da. Unas buenas interpretaciones, un guión vacío, al menos tiene ritmo. Eso sí.
8) Roxanne (Vali Hotea, Rumanía)
Quizás lo más interesante de esta cinta rumana, sea lo que no se cuenta. La revolución y los cambios sociales que quedan relegados a la ignonimia dentro de los medios de comunicación. Y detrás de todo un padre que descubre que tiene un hijo. La historia de culpabilidad y las nuevas formas de acercarse al joven intentan con humor y cariño salvar una cinta que está condenada al fracaso desde su primer fotograma. Ya de por sí la historia no tiene nada, pero si le sumamos, un guión carente de buenos diálogos, unos intérpretes en estado de gracia y un ritmo o montaje mucho más rápido y ameno, la película naufraga por todos los frentes. Demasiada canción para tan poco que contar.
9) Silmäterä- The princess of Egypt (Jan Forsström, Finlandia)
Slimatera cuyo título convence mucho más en su estado natural que en su traducción hacia figuras mitológicas; reposa sobre una gran interpretación, la de la joven Emmi Parviainen. Salvando las distancias es un Haneke sobre la posesión, la propiedad y la maternidad. Una chica que sólo tiene a su hija y que no puede dejarla ir por nada del mundo. El tempo de la cinta es el adecuado, ligero y dinámico para construir un thriller dramático con posos de ternura. Es una buena cinta esta película finlandesa, lástima que Nagima o Ärtico estén por encima.
10) Violet (Bas Devos, Bélgica, Holanda)
Es una pena lo desta cinta belga. Asistimos a la grabación de un ataque entre jóvenes que se salda con la muerte de uno de ellos, todo a través de las cámaras de seguridad inmóviles y observadoras de un centro comercial. Lo que sigue es el después de esa agresión, de esa pérdida. Cómo afecta a su mejor amigo que estaba presente, a su entorno, a su pueblo y su familia. El origen de la historia es inquietante y fascinante al mismo tiempo, pero no llega a arrancar en ningún momento. Es un intento de Gus Van Sant, de hecho algunas imágenes cuidadas y muy estilizadas recuerdan a los mejores momentos de Paranoid Park o del fotógrafo otrora realizador Larry Clark. Habría sido un intento loable de hablar de la sociedad violenta y deshumanizada que se genera en la adolescencia. Pero se queda en la nada más estética. Porque la nada, nada tiene y nada cuenta.
Mi apuesta para esta noche es Nagima, pero espero ver a Ärtico en el podio o Slimäterä.