15ª Muestra Syfy: Días 1 y 2: Brawl in cell, cinta de culto

Comienza otro año más la Muestra Syfy y lo ha hecho con una película completamente infantil y prescindible, con la ausencia lógica de Leticia Dolera, que como buena feminista proclamada estaba de huelga el día del estreno de la muestra y con la ridícula noticia de que Pacific Rim no podrá cerrar el certamen, a cambio nos «dejan» ver una peli ya estrenada: «Siete hermanas», en fin… Esto ya no es lo que era… pero vamos a hablaros de las películas que por ahora hemos visto. Porque incluso las malas pelis o las bochornosas, en el Syfy se disfrutan como si de obras maestras se tratase. Ese es el encanto de la Muestra Syfy.

 

 

Un pliegue en el tiempo.

Recuerdo que John Carter el otrora responsable de Pixar inaguró la muestra con John Carter en el año 2013. Pero nos decidimos por volver a ver en pantalla grande El gabinete del Doctor Galigari en la Sala 2 y con acompañamiento musical en directo. Luego vimos la película, sin pena ni gloria, y mira que era mala pero al menos entretenía.

Ava Duvernay la responsable de esa sensiblera película, la enésima que se presenta a los Oscar con el mismo patrón año a año, es la responsable del nuevo intento de Disney por acercar la ciencia ficción a todos los públicos. ¿He dicho a todos? Más bien esta cinta llena de fracasos estrepitosos es un cuento demasiado pasteloso para niños de cinco años, sin dobles lecturas, sin mensaje alguno, sin profundidad en su creación de personajes ni en su guión. Es lo más previsible,  edulcorado, ridículo, que hemos visto en mucho tiempo. Pero si lo saben vender bien, para todas las familias, será un éxito de taquilla.

Lo único reseñable y no por ser patriota es el vestuario vistoso y fantasiaso de nuestro Paco Delgado. En el reparto tanto Reese Whiterspoon como Oprah Winfrey (bueno, su holograma, antes de convertirse en posible candidata a ser presidenta de los Estados Unidos).

Por mucho que se empeñen no queremos teseractuar, si quisiéramos utilizaríamos algún que otro psicotrópico que es lo que parece haberse fumado el equipo de esta peli.

 

 

‘As boas maneiras’

(2017, Brasil, Julianna Rojas y Marco Dutra), Desde Brasil nos llega esta curiosa película, un cuento algo naif y experimental sobre licantropía. El tono de la cinta en su primera parte, muy autoral, se agradece y engrandece la cinta, pero luego se extiende hasta unos exagerados 135 minutos. Aún así somos de los que nos hemos convencido de que As boas maneiras merecía premios en Sitges (Premio de la crítica Ex aequo) o competir en Locarno.

Lo que tiene de original es precisamente que lo es. Nunca antes una mirada tan experimental sobre la licantropía desde América del Sur, autoral e inquietante. La forma del agua con mucho más gancho y mejores maneras. Lo que la lastra es sobre todo los bochornosos momentos musicales que se potencian en una muestra como esta.

‘A Day’, 

(2017, Corea del Sur,Cho Sun-Ho). Dicen que se parece a Atrapado en el tiempo  (1993, Harold Ramis), por aquello de repetir una y otra vez el mismo día. A mí me ha recordado salvando las distancias a la muy aplaudida y de reciente estreno Feliz día de tu muerte. A day nos trae una propuesta en ausencia de comicidad. Con una dirección, montaje y guión palpitantes y frenéticas. ¿Sólo los coreanos ruedan tan bien cualquier tipo de película? No pasa a ser uno de los grandes thrillers coreanos por alguna licencia de guión ridícula y previsible, pero sin duda la hemos disfrutado.

‘Downrage’, 

(Ryuhei Kiramura, Estados Unidos, 2017. El responsable de la película El vagón de la muerte que se vio en la Muestra en 2008, nos trae una película tan risible como disfrutable, pero llena de tópicos y ausente de un guión atractivo, verosimil y novedoso. Ausente total de arcos de transformación de los distintos personajes caricaturescos. Imposible sentir algún tipo de empatía, sensibilidad o emoción ante sus absurdos devenires, ante sus absurdas elucubraciones y acciones tan inverosímiles como infructuosas. Una película genial para ver rodeado de frikis dispuestos a aniquilar cada una de las escenas, con saña y sin miramientos. Esto en la soledad del hogar no se puede aguantar por lo mala que es, pero vista en compañía de los mandanguers, es una auténtica delicia, con momentos revulsivos, risibles y también bochornosos, que producen la carcajada limpia a diestro y siniestro. Aunque sea involuntariamente.

‘Brawl In Cell Block 99’,

S. Craig Zelter nos regaló haced un año en la propia muestra uno de los estrenos que se recuerdan para amantes del cine de género: Bone Tomahawk (que data de 2015), nos descubría a un cineasta totalmente autoral con una mirada única y excéntrica, capaz de unificar dos géneros aparentemente irreconciliables: El terror gore y el western. Bone Tomahawk era una película pausada, íntima, atmósfera sombría, densidad narrativa in crescendo, construcción de personajes compleja y con arcos de transformación cuidados y estudiados. Brawl in cell block 99 prometía dosis de ultraviolencia, como ya había anunciado su proyección en Sitges, pero desde un arraque complejo, dramático y plenamente autoral. Nuevamente siguiendo sus propias pautas hasta llegar a un final ultraviolento, cuyo único mensaje sea que la humanidad lleva la violencia implícita y que, como su cine, se cocina a fuego lento. Sólo hay que irla dejando paso para llegar a su cenit. Es como las plantas que se riegan. La violencia si se potencia lleva al paroxismo. Zelter se está convirtiendo a pasos agigantados en un maestro, con dos películas complejas, con muy diversas lecturas, que nos invitan a indagar en las emociones más primarias, en lo que estaríamos dispuestos a hacer, incluso recurriendo a la violencia. Atención al trabajo de Vince Vaugn, porque si la peli debería ser recordada como obra de culto, lo de Vaugn debería haber estado nominado al Oscar. Si algún purista me lee podría morirse, Vaugn incluso arranca alguna cabellera en la película. Pero su ascenso a los infiernos, que es precisamente todo el desarrollo de esta cinta, esos 135 minutos de redención y de convencimiento de que no hay vuelta atrás, se merecería incluso la estatuilla.

‘Mayhem’ 

(2017,  Estados Unidos, Joe Lynch). Algo repetitiva pero lelvadera para ser a la 1 am. La sesión golfa suele depararnos o cine malo malo malo o slashers de serie b, para echarse unas risas. Esto no es ni lo uno ni lo otro, pero se convierte en un experimento divertido y ameno con uno de los protas de The walking dead. Violencia risible pero hace que aguantemos. Mañana más, mucho más.

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