Entrevista con Fernando Franco y Marian Álvarez de La herida

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Foto de Jesús López Alarcón

En un lugar tan cinematográfico como es la Librería Ocho y medio de Madrid, quedamos para realizar una entrevista a Fernando Franco Y Marian Álvarez, director y protagonista de La herida, que aún permanece en cartelera pero por poco tiempo.

Planteamos al espectador que acompañe a este personaje en la montaña rusa emocional por la que va pasando durante todo el metraje”.

  • Para un espectador que no sepa qué es La herida, contadnos que habéis querido contar en este proyecto.

Fernando Franco (director): La herida es mi primera película y pretende ser un retrato bastante fiel y riguroso de un personaje que en este caso concreto padece un trastorno de la personalidad y planteamos al espectador que acompañe a este personaje en la montaña rusa emocional por la que va pasando durante todo el metraje. Es una película que tiene una interpretación en estado de gracia de Marián Álvarez, que creo que hace ya que merezca la pena ir a verla. En esta película se trata al espectador como un ser inteligente y activo que puede participar de la película porque durante la cinta se plantean muchas cuestiones y eso hace que se vaya generando un material para la reflexión.

  • Una vez que se tuvo claro que se quería realizar La herida, ¿cómo entró Marian Álvarez en el proyecto?

Fernando Franco: Yo escribí las primeras versiones del guión sin pensar más que en construir el personaje. Una vez construido pensé que Marian podía ser una muy buena opción para representarlo, porque había visto Lo mejor de mí y me parecía que estaba excepcional. En aquella época ya nos conocíamos, pero mucho menos que ahora. Aún así sabía que reunía una serie de elementos que pueden sonar incluso superficiales. Hay algo en el físico de Marian que también me interesaba para el personaje de Ana; la dulzura que transmite, que al ser un personaje duro le daba el contrapeso que necesitaba. Después le pasé la versión del guión, me dijo que estaba interesada y que estaba dispuesta a subirse al carro. Ahí se convirtió en un proceso de retroalimentación: Yo escribía una versión del guión, se la pasaba a ella; ella me contaba que lo había leído y me hacía comentarios al respecto. Había entendido a la perfección el personaje y lo que quería hacer. Juntando esas tres aportaciones de Marian, ni hicimos casting ni nada, no tenía sentido buscar más. Marian ha acompañado todo el proceso desde hace más de cuatro años. Mi primera versión del guión fue hace cinco años y tanto Marian como Andrés Gertrudix, estuvieron desde el inicio. Ha sido un proceso bonito porque en toda esta retroalimentación han ido surgiendo cosas; enmiendas al guión; cambios, propuestas de Marian. Ha sido un acompañamiento y una confianza mutua.

Ana es como un master en interpretación. Para Ana he tenido que sacar todo lo que he aprendido, no sólo como actriz, sino durante toda mi vida”.

  • ¿Qué sentiste en el momento en que te llegó el guión?

Marian Álvarez: Cuando Fernando me pasó el guión aluciné porque es un guión absolutamente vivísimo y maravilloso; es un guión muy sólido y el personaje de Ana me pareció tremendo desde el principio. Y cuando me dijo que si me unía a la aventura pensé que me había tocado la lotería porque es un personaje que te plantéa muchos retos. Es como un master en interpretación. Para Ana he tenido que sacar todo lo que he aprendido, no sólo como actriz, sino durante toda mi vida.. Yo a Fernando ya le conocía desde sus cortometrajes y siempre me ha parecido increible. Me apetecía mucho, además, porque sabía que nos íbamos a llevar bien. Y en un personaje así es absolutamente necesario que se genere esa confianza mutua de la que hablaba Fernando. Fernando Franco me ha dignificado como actriz porque que alguien confíe ciegamente en ti desde el principio no suele ocurrir. Siempre hay que pasar por miles de castings, pruebas… Mi inseguridad hace que siempre piense que me van a echar el primer día de rodaje y con “La herida” no lo pensé. Habíamos ensayado mucho, eso sí. Pero cuando alguien confía en ti, te hace este regalo, vas a ciegas y das todo lo que puedes dar.

Fernando Franco: Lo que a su vez es un regalo que Marian me hace a mí. Ha ido todo tan bien, que aunque sea complicado el proceso y financiar una película así te lleve un tiempo, retrospectivamente, uno lo evalúa y piensa que todo ese tiempo ha sido a favor de la película.

Yo en todo este proceso he aprendido eso, que no hay que tener prisa; que el tiempo va marcando el ritmo de las cosas y que lo que hay que hacer es aprovechar ese tiempo a favor de lo creativo, no desmoralizarte e intentar ir avanzando en lo que puedas. Nosotros llegamos a rodar con la película muy clara porque habíamos grabado muchísimo y pudimos ensayar un montón, así que todo eso hace que el rodaje sea un disfrute y vaya de carrerilla.

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Fernando te deja proponer, experimentar y probar cosas. Eso es oro para un actor, por la cantidad de experimentos y ensayos que hemos tenido”.

  • En el estreno de la película dijistéis que el guión no estaba cerrado, sino que se iba construyendo en el proceso, también con aportaciones de Marian y de otros actores; ¿cómo se realizaban estos cambios y en qué fase del proyecto?

Fernando Franco: Durante todo el proceso que empieza en un intercambio de versiones de guión, en los ensayos o en el rodaje. En cada fase, no sólo gestos o frases se modificaban. Lo que hemos conseguido en ese tiempo es cimentar lo que era para nosotros el personaje de Ana en nuestra cabeza, ella en la suya, yo en la mía, pero de manera muy sintonizada. Los dos la veíamos de la misma manera y nos hacíamos mutuamente el papel de piloto de alarma. Cuando había algo escrito o yo reescribía algo, Marian lo leía y decía: “Yo creo que hay algo que a Ana no le pega”. Yo ya sabía de lo que me estaba hablando de alguna manera, ya entendía por donde iban los tiros y viceversa. Hay una secuencia concreta en la que ella acompaña a la chica discapacitada en la ambulancia. Estaba planteada en guión de forma radicalmente opuesta y contraria a como está ahora en la película. El cambio surgió tras conversaciones en las que nos dábamos cuenta de que el personaje de Ana no funcionaba en esa secuencia. En estas situaciones hay que plantear la secuencia de manera contraria completamente y ver que nos quedamos de lo primero y de lo último. Desde los primeros días trabajando con Marian yo empezaba a notar gestos, miradas de Marian, cuando algo no le cuadraba o no se sentía cómoda con algo. Y entonces lo hablábamos. En las secuencias a mi me interesa que ocurra algo en esta línea. Igual es más interesante que improvisemos o que vengamos con una propuesta de improvisación y ver qué es lo que sale de ello. Hacíamos una improvisación en el ensayo que luego se convertía en una nueva versión de esa secuencia. Y es la mejor manera de hacerlo, un proceso dinámico porque consigues involucrar a los actores de la película y alcanzas esa sintonía que te permite apoyarte mutuamente. Luego hay que decir que el guión no lo he escrito yo sólo. Las primeras versiones del guión si las escribí sólo y ahí ya tenía algo con lo que me sentía cómodo; pensé que sería bueno incorporar a una segunda persona que aportase perspectiva respecto a lo que yo había escrito. Ahí entró Enric Rufas (más conocido por ser el guionista habitual de Jaime Rosales). Cerreé una versión de guión con Enric que luego fue la que trabajé con los actores.

Marian Álvarez: Ha sido muy inteligente la forma de trabajar de Fernando, porque teniendo el guión como guía; era ya un guión sólido, que eso te da muchas pistas y es importante para trabajar, sobre todo para un actor, tener una buena guía. Hemos creado un proceso abierto. Los ensayos han sido muy importantes y Fernando te deja proponer, experimentar y probar cosas. Eso es oro para un actor, por la cantidad de experimentos y ensayos que hemos tenido; porque luego llegas al rodaje y lo tienes muy claro. Yo siempre pongo el ejemplo de alguna manera de que es como cuando aprendes a conducir. Al principio estás pendiente del cambio de marchas, de donde están los intermitentes. Los ensayos son para eso para saber cuando tienes que hacer ciertas cosas, meter primera, poner intermitente… Luego ya en el rodaje sólo tienes que estar pendiente de la carretera y de las cosas que vayan surgiendo. Eso ha sido importante para encarnar a Ana desde la verdad. Tener todo muy atado para luego poder estar despierto en el rodaje con los sentidos abiertos y Fernandoda mucha cancha en ese sentido.

Es la primera vez que he ensayado tanto tiempo y he tenido la posibilidad de preparar tanto un personaje”.

  • Como actriz, ¿sueles tener ese nivel de entendimiento con un director? ¿Esa posibilidad de hacer cambios en el guión para mejorar una interpretación?

Marian Álvarez: He tenido suerte porque me he encontrado con directores muy talentosos y muy abiertos en ese sentido, pero en este caso ha sido especial, porque Fernando y yo nos entendemos sólo con una mirada y eso también es muy importante, yo sé que cuando hace un gesto, la cosa no va bien. Pero también es la primera vez que he ensayado tanto tiempo y he tenido la posibilidad de preparar tanto este personaje. Eso no se suele dar. Tú haces un casting, te coges y dos semanas antes del rodaje ensayas, pero son dos semanas. Y nunca es suficiente. En este caso hemos tenido la gran suerte de poder poner en pie todo el guión y unas cuantas veces además. Para mí ha sido un rodaje muy especial por todo. Por Fernando, por el personaje de Ana del que estaba absolutamente enamorada; por el proyecto; por el equipo… Espero que no se enfaden los demás pero es que ha sido la mejor experiencia de mi vida.

  «El cine puede ser otra cosa, puede ser una buena opción de entendernos los unos a los otros y de humanizarnos un poco más».

  • Marian Álvarez dijo en San Sebastián dijo que ella hacía cine para dar voz a quien no la tuviera, ¿por qué dijiste eso al recibir el premio? ¿Y por qué y para qué hace cine Fernando Franco?

Marian Álvarez: Yo dije que estaba orgullosa de pertenecer al mundo del cine porque podíamos hacer visible lo invisible. Y que me comprometía a dar voz. Para mí el cine obviamente es y puede ser, un entretenimiento, yo a veces voy al cine a entretenerme; pero también está la parte de dar voz a aquellas personas que no la tienen o que no dejamos que la tengan. De alguna manera hay historias que pueden resultar más duras, que no son simplemente entretenimiento, pero que son necesarias. Sobre todo hoy en día en esta sociedad en la que vivimos, que estamos anestesiados. Y creo que es importante y sí, Yo me comprometo, me comprometo a hacerlo de manera rigurosa y de verdad, porque creo que es importante. Creo que también estamos para eso, no sólo para pasear por las alfombras rojas, que es lo que se ve y que todo el mundo critica mucho. Pero el cine puede ser otra cosa, puede ser una buena opción de entendernos los unos a los otros y de humanizarnos un poco más.

Fernando Franco: Cuando era un enano me llevaron al cine de verano a ver una peli, vi aquello y me quedé absolutamente deslumbrado y mira que era Charlton Heston el protagonista. Vi la peli, pésima por cierto y me enamoré de aquella experiencia. Entonces cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, yo decía que director de cine. Digamos que toda mi vida la he ido enfocando a poder dedicarme al cine y a poder intentar contar mis cosas. El proceso de este primer largo lo he abordado pensando que igual es la última película que ruedo. Hay que arriesgarse y tirarse al vacío porque es de donde se puede sacar algo que sea visceral y que tenga sentido. Todo lo he enfocado a hacer cine porque me parece un arte muy completo y porque es muy cercano para llegar a la gente; aunque me interesa todo el arte en general. Aprovecho esa cercanía del cine para contar historias a través de la documentación antes de la escritura. El cine contribuye de manera colectiva a implantar el imaginario visual colectivo.

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 «Son referentes películas como Mouchette de Bresson, Cleo de 5 a 7 de Agnés Vardá, Sin techo ni ley de Agnés Vardá, Chantall Akerman, Jeanne Dillman. Y dentro de esas películas está Rosetta».

  • Tanto en La herida como en algunos de tus cortometrajes se observan influencias de los Hermanos Dardenne, del documental de los años 60 y 70, del cine de Michael Haneke, ¿Cuáles son las influencias que tiene Fernando Franco como cineasta?

Fernando Franco: Yo veo mucho cine, muchísimo; por regla general me veo una peli al día y todo te influye en mayor o menor medida. La referencia a los Dardenne es obvia, me interesa mucho el cine de retrato de personajes, mejor si son personajes femeninos.Retratos a un nivel psicológico con una cierta complejidad. Son referentes películas como Mouchette de Bresson, Cleo de 5 a 7 de Agnés Vardá, Sin techo ni ley de Agnés Vardá, Chantall Akerman, Jeanne Dillman. Y dentro de esas películas está Rosetta, que tiene mucho que ver con Mouchette y con Bresson; está también Keane de Lodge Kerrigan; en este caso un personaje masculino. Y es que yo me planteé esto como un documental en su origen. Y siempre lo imaginaba como algo muy íntimo, acompañando a su protagonista. Tienen todas una estética similar, rodadas en 16 mm. Esto tiene que ver con el cinema verité. Podría decir que otro referente podría ser el Dont look back de D.A. Pennebaker. Cuando reciclé el proyecto hacia la ficción no tenía muy claro como iba a ser formalmente la película, estaba más centrado en la escritura de guión, en la construcción del personaje. Recuerdo que pasé un disco duro con treinta y pico películas a gente del equipo, Rosetta era una de ellas y es mi película favorita de los Dardenne.

  • En el proceso de trabajo, ¿Qué es lo que más te ha costado Marian, para hacerte con el personaje de Ana?

Marian Álvarez: A mí lo que más miedo me daba y lo que más me costó descubrir era el dolor tan grande y tan profundo que tiene Ana. Ana duele mucho y encontrarle verdad a ese dolor tan profundo desde que se levanta hasta que se acuesta me daba miedo y también el no entenderla. Una vez encontrado el resorte, que costó, ya todo fluía mejor. También me costaba el saber que Ana camina por esta nebulosa sabiendo que le pasa algo, tiene un trastorno, pero no sabe lo que es. Como actriz el no encontrar una razón a tu sufrimiento es muy abstracto. A mi me gusta trabajar desde la concrección. Cuando encontré esos dos pilares fundamentales en los que se basaba el personaje, todo fue mucho más fácil. Luego había secuencias que me costaban más y otras que me costaban menos. A priori las que parecía que costarían mas, secuencias como cuando se autolesiona, que son un poco más extremas, al final no me costaban; porque como eran liberadoras para el personaje, también eran liberadoras para mí. Ana al final se va a quedar conmigo toda la vida, porque es un personaje muy importante para mí, porque me ha enseñado mucho y me ha dado mucho. Cuando me encuentre a una persona como Ana me acordaré y diré entiende a los demás que tú ya sabes de qué va esto. Dentro de que es un personaje doloroso, ahora ya pasado todo ese sufrimiento no me importa que esté. Es bonito.

» Valoré que la sala de montaje me parecía una mejor escuela de cine que un aula donde me fuesen a analizar La diligencia».

  • Has trabajado en diferentes disciplinas dentro del mundo del cine, ¿Cuáles han sido y con cuál te sientes más seguro o con cuál disfrutas más?

Fernando Franco: Yo decidí que quería hacer cine y me pareció que estudiar en una Escuela de cine en la capital sería la mejor manera; porque aunque en Sevilla se empezaban a mover las cosas, estar en Madrid iba a ser mucho más interesante. Yo quería dirigir y me presenté a dos exámenes de ingreso en la Ecam: Dirección y montaje. Y cuando tuve la oportunidad de entrar en ambas, me surgió la duda de en cual entrar. Pero valoré que la sala de montaje me parecía una mejor escuela de cine que un aula donde me fuesen a analizar La diligencia; iba a aprender más del material en estado crudo y de la relación con otro director. Y con eso ya tienes un oficio. Me encanta montar, disfruto muchísimo y aprendo un montón y lo que he hecho en dirección está relacionado con lo que he hecho en la sala de montaje. Por otra parte, a mí los proyectos que me interesan son proyectos personales, por eso los escribo yo, en este caso con la ayuda de Enric Rufas. Y luego también produzco porque me gusta tener un cierto control de lo que hago, entonces tengo mi propia productora. No tengo una productora que tenga una estructura brutal – o sea soy yo. He producido cosas que no he dirigido yo. Me gusta intentar levantar proyectos que no son míos, porque son proyectos que me parecen interesantes y que deben existir, que igual no son comerciales e incluso te hacen perder dinero; pero me sirve para aprender. También doy clases, llevo la jefatura de la especialidad de montaje en la Ecam, he dado clase en San Antonio de los Baños (Cuba) y me encanta. Si me preguntas donde me siento más a gusto diría que en todos lados, creo que son todo vasos comunicantes. Yo aprendo mucho de los alumnos y eso se queda en la mochila y se saca cuando vas a rodar. Donde me siento más cómodo es en un proyecto mío, que yo dirijo y escribo o que eventualmente participo también en la producción, porque lo siento algo mío. La inseguridad aparece en todos lados, pero sé disimularlo. Yo si tuviera las cosas claras no las haría. Es bonito ver cómo vas venciendo esa inseguridad.

«Al cine le falta que nos apoyen.  Nosotros también somos Marca España, tanto que se habla de la Marca España. Nosotros viajamos con las películas fuera y damos muy buena imagen de este país». 

  • La semana pasada el ministro Montoro dijo que Los problemas del cine español también tenían que ver con la calidad. Vosotros que hacéis cine español de calidad, ¿Cuál creéis que es el problema del cine español? ¿Por qué los espectadores no acuden a las salas?

Marian Álvarez: ¿Que nos apoyen?

Fernando Franco: Hay que vencer una serie de prejuicios. Goebbles decía que una mentira repetida siete veces se convertía en una verdad. Entonces si estás todo el rato diciendo que las películas españolas son malas, que los del cine son subvencionados, que los actores no pagan impuestos, son mentiras realmente pero que de alguna manera calan en la gente porque las están diciendo unos voceros que es lo que se escucha. No se escucha la otra versión. El otro día escribió Javier Rebollo un artículo brillante: «la mala educación» *y hablaba un poco de esto. Bueno, hay que tener una responsabilidad política; para empezar un ministro no puede atacar una industria de su propio país. Igual que no puedes atacar por ejemplo la industria de la aceituna sevillana. Y si el espectador no ve cine español y tampoco lo conoce, que no lo descalifique; porque tiene un abanico enorme que va desde Albert Serra a León Siminiani a Aléx de la Iglesia o Bayona. Y ahí en medio hay un montón de colores. Si me preguntas a mí qué me parece el cine sueco, te responderé que de lo que conozco del cine sueco actual: Roy Andersson y Lukas Moodyson, me parece muy bueno, pero no tengo ni idea de qué más se hace en el cine sueco. Ni puedo decir que sea estupendo ni un desastre, porque ambas apreciaciones las desconozco. Que la gente no hable de lo que no conoce.

*:No os perdáis el artículo, es estupendo.

Marian Álvarez: Si uno hace películas sabiendo que desde los de arriba no te van a apoyar es que las cosas se complican mucho. Es como ir a contracorriente y eso no puede ser. Y que nosotros también somos Marca España, tanto que se habla de la Marca España. Nosotros viajamos con las películas fuera y damos muy buena imagen de este país. Yo cuando gané en Locarno, los titulares decían Triunfo español en Locarno. ¿Eso sí, no? Los triunfos son españoles, los fracasos son de los del cine. ¡Hombre, pues no!

  • ¿Qué opinión tenéis vosotros sobre la crítica? ¿Cómo os afecta a vosotros como creadores una opinión negativa?

Fernando Franco: Bazin decía que sólo había que hablar de las películas de las que puedas decir algo constructivo. Desde la posición de que es imposible que lo que le haces le guste a todo el mundo y que de hecho si le gusta a todo el mundo algo no funciona; leo las críticas. Lo que no me gusta es que sean tibias. En el caso de La herida que está planteada de una manera visceral, busco que la crítica también sea tan visceral hacia un lado o hacia el otro. Hay de todo y eso equilibra un poco la balanza. La crítica me parece necesaria pero no me parece bien la descalificación inargumentada. Por ejemplo en casos concretos como el de una crítica que se nos hizo por parte de Boyero en la que pedía a sus lectores que no fueran a ver la película. A mí me parece muy bien que a él no le guste la película, pero déjale el camino a la gente para que saque sus propias conclusiones. Dice que es una película que está muy bien hecha, que la actriz está excepcional pero “no vayan a verla porque a mí me da grima”. Y su trabajo como crítico debería ser hacer una reflexión crítica sobre la película constructiva o destructiva, pero que tenga esa reflexión. Él tiene ese poder con sus lectores, es consciente de ello, lo maneja de esa manera y a mí me parece que el crítico como el cineasta tienen que tener una posición crítica frente a su trabajo. Y en este caso pues no la veo.

 «Yo siempre digo que no soy más feliz que en un set de rodaje. Lo mejor que hay es hacer cine y ver cine».

  • Este blog de corta existencia se llama Cineysefeliz, ¿El cine os hace felices?

Marian Álvarez: Lo que más.

Fernando Franco: A mí lo que más. Yo desde pequeñito quería trabajar en el mundo del cine y soy muy feliz de poder hacerlo. Sobre todo con gente como Marian y otros del equipo que son mis amigos, mi vida. Ese es mi motor.

Marian Álvarez: Yo siempre digo que yo no soy más feliz que cuando estoy en un set de rodaje. Para mí es la felicidad absoluta, tenga los problemas que tenga. Será porque a lo mejor no lo hago mucho (risas). Odio madrugar pero ni protesto cuando lo tengo que hacer para rodar una película.

Es lo mejor que hay: Hacer cine y ver cine.

Gracias por vuestro entusiasmo, por vuestra entrevista y a la librería por dejarnos realizarla allí.

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