Verónica (Paco Plaza, España, 2017)

Paco Plaza una de las dos cabezas pensantes de Rec, nos trae una nueva cinta de terror llamada Verónica basada en el Expediente Vallecas que conmocionó a España en los años 90, por ser el único en su historia, del que los policías asistentes pudieron confirmar todo lo que habían experimentado, sin explicación lógica alguna. 

Cuenta en su plantel con Ana Torrent, Leticia Dolera y los cuatro hermanos protagonistas que son los verdaderos actorazos de la película. Presenta la cinta a la niña Sandra Escarcena y nos regalan todos una película de terror de las que sí da miedo, con pocos medios, terror patrio, huyendo mayoritariamente de los tópicos del género y con una importancia extrema de la estética y las costumbres idiosincráticas de aquella época.

Difícil es convencer a una persona no demasiado aficionada al cine de terror para que vea una película en concreto que pueda «modificar esa mirada». Lo es también atraer al género de terror a personas que dicen no asustarse nunca, con ningún tipo de producto: sea palomitero o de autor. Pero cuando, como ya hemos dicho, el director de Verónica y Jaume Balagueró dirigieron la saga de películas de Rec, sobre todo en la primera cinta, había mil y un argumentos para convencer a propios y a extraños. El primero es que podíamos hacer cine de terror patrio, con pocos medios y con un resultado si cabe mejor que el de los grandes estudios cinematográficos. El segundo era que podíamos reconocer nuestras ciudades, las grandes, Madrid y Barcelona y el espíritu de sus habitantes en sus comunidades de vecinos, en sus calles, en sus televisiones públicas, en sus fuerzas de seguridad… El tercero, quizás el más importante, es que con los dos primeros ingredientes, sus directores habían logrado un producto que realmente daba miedo en algunas de sus secuencias, y todo ello con muy poco presupuesto.

Verónica llega en el año 2017, cuando las cosas han cambiado considerablemente desde los hechos que la inspiraron en el año 1990. Son los únicos hechos paranormales acaecidos en España que están atestiguados por los policías de servicio que acudieron al domicilio de Vallecas (Madrid) para acompañar a Estefanía Gutierrez, presuntamente poseída tras la realización de una ouija. El parte policial tras su visita al domicilio familiar habla de «una situación de misterio y rareza», basada en armarios que se abrían solos o una mancha marrón «identificada como babas»

En el centro de la narración se sitúa una joven de 15 años, en pleno proceso de madurez, experimentando cambios físicos y psicológicos y los problemas familiares y sociales a las que una hermana mayor en un hogar monoparental se tenía que enfrentar en los años 90 en España. Lo que sigue es la historia de su caida en desgracia, desde que toma la decisión de «jugar» a la ouija, porque eso es lo que nos dicen que es, un simple juego. Esa inocente sesión espiritual se desarrolla en su colegio de monjas mientras todo el centro está sobreexpuesto a un eclipse de sol, contemplado a través de negativos fotográficos. Pero Verónica tiene toda una etapa que superar, tiene que reponerse de la muerte de su padre, convertirse en mujer, ser una madre para sus hermanos y sobreponerse a la pérdida de la amistad y a los juegos de la adolescencia no por inocentes menos peligrosos.

Han cambiado porque los colores ya no son los mismos, las ropas, no existía casi la tecnologia, la música era muy distinta y las costumbres españolas eran todavía mucho más evidentes. Plaza y un maravilloso equipo de dirección de fotografía y arte, nos retrotraen a aquellos años y nos hacen que volvamos a transitar esas calles, ese barrio, esas casas y esos utensilios de los años 90. España cañí y llena de idiosincrasia que es la que permite que la película vuele hacia otra dimensión. Verónica no sería lo mismo si se hubiera rodado en otro país, debe mucho a la recreación, al devolvernos a aquellos años, al costumbrismo, a la música de aquellos días. Suena Héroes del Silencio con Hechizo y con Maldito duende, incluso las letras nos llevan a la situación que está sobrellevando la niña, pero sobre todo nos llevan a aquella época… Y nos vuelve la nostalgia, que es una de las puntas de lanza de la cinta. El humor cañí, madrileño, barriobajero, es quizás lo más personal de una película sincera y atípica.

Entre sus defectos están algunas concesiones al terror típico venido de Usa, revisita los lugares comunes y los tópicos de las películas de terror con espíritus malvados y es en ese momento en el que el terror toma cuerpo humano cuando el resultado final se ve lastrado. Si se hubieran dejado de monstruitos y lo hubieran construido todo a través de lo psicológico, la cinta hubiera sido simplemente perfecta.

Verónica tiene el sello de Plaza y eso la convierte en una película personal y única. Bienvenido es el uso de la cámara lenta, de las metáforas, de la música y el recuerdo del giallo itliano. Verónica tiene ya un lugar destacado en el fantástico y terror español reciente. Una película de terror de las de antes, para disfrutar, para agarrarse al asiento y evidentemente no vamos a terminar este escrito sin hablar del trabajo fascinante que realizan los tres niños que acompañan a la protagonista en la cinta, que hacen de sus hermanas, servidos de un divertido, sentido y cercano guión con unos diálogos creibles, infantiles, pero mordaces, son sin duda, de lo mejor de la cinta.

Os dejamos con el especial de Cuarto Milenio, digno de que lo veáis después de haber visto la película. Y no se os ocurra no verla en pantalla grande. Haceros un favor!

http://www.mitele.es/programas-tv/cuarto-milenio/57b0e0a6c915da1f778b4b16/player

 

Sinopsis: Madrid, años 90. Tras hacer una Ouija con unas amigas, una adolescente es asediada por peligrosas presencias sobrenaturales que amenazan con hacer daño a toda su familia.

Nota: 7

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