Deber cumplido (Jason Hall, Estados Unidos, 2017)

DeAplaneta estrena Deber cumplido en cines en España el 16 de febrero. Su título original es Thank you for your service, con un guión escrito por el propio director Jason Hall, adaptado de una novela de David Finkel. 

Jason Hall, que ahora se estrena en la dirección adaptando la novela de David Finkel: Los buenos soldados que ganó el premio Pulitzer, estuvo nominado al Oscar con un guión similar aunque mucho más burdo, extremo y manipulador por El francotirador que dirigiría hace dos años Clint Eastwood.  En esta ópera prima se cuenta una historia coral sobre las consecuencias psicológicas de las guerras en soldados a los que a su vuelta a la vida real les suelen decir aquello de «Gracias por su servicio».

Nos cuenta la Revista Fotogramas que a Jason Hall este tema le toca de cerca, porque su hermano creó un muro para con él a su vuelta de Kuwait. Sólo estuvo en el frente 100 horas pero las consecuencias fueron devastadoras. Dice que al leer el libro de Finkel parecía que estaba relatando cómo se sentía su hermano.

Milles Teller se hace con el papel protagonista después de haber impresionado a propios y extraños con Whiplash, la primera película del amado por Hollywood Damian Chazelle (y que sin duda da muchas vueltas a su siguiente película La la land). La cinta también rescata a una perdida Keisha Castle Hughes que fue nominada al Oscar cuando era una niña por la australiana Whale rider en 2004 y que después sólo ha participado en La venganza de los Sith y Juego de tronos, como proyectos más notables. Aquí interpreta a la sufrida y embarazada esposa de uno de los soldados que están de vuelta.

Siempre he pensado que lo que realmente debería contar una película bélica es el drama, las pelis de guerra tienen que tener de género el drama. Una guerra es un drama, un asesinato lo es, sus consecuencias, sus heridas, sus mutilaciones, todo lo es. El contemplar simplemente cada acción cruenta en la batalla lo convierte en una película más de aventuras que dramática. Deber cumplido, me cuesta llamarla así explora esa ausencia de humanidad cuando el soldado se va. Queda su familia, su hogar, sus hijos, su mujer, sus padres, sus amigos, su trabajo, los lugares que frecuenta, los bares, los cines, los hospitales, todo queda sin él. Es su vida sin él la q se está recuperando y cuando vuelve está demasiado herida.

Comenzaba como un buen intento con estimables intepretaciones pero sigue siendo una cinta condescendiente y sensiblona. Prefiero mil veces el estudio que Ang Lee realiza en Billy Linn o la apuesta muy interesante y feminista de Voir du pays (aquí conocida como La escala). Quizá se pueda explicar su aparente fracaso atendiendo a que no hemos sido capaces de empatizar con unos personajes planos e intercambiables en sus conflictos: pareciera como si cada soldado viviera una misma situación personal, familiar, sentimental… al regresar de un conflicto bélico; también lo explicamos en el sinfín de flashbacks para hablarnos del conflicto real del film. Qué ocurrió en aquella guerra, por qué están tan traumatizados. La experiencia traumática se cuenta desde el inicio de la cinta pero se va fragmentando en la totalidad del metraje cada vez que uno de los protagonistas tiene un periodo de ansiedad o crisis. Y por último en la ausencia de una trama lo suficientemente concreta y potente como para engancharnos. Que la película derive en una suerte de traficante de drogas es un ejemplo de ello. Una pena.

Se nombra Los mejores años de nuestra vida de Willyan Wyler pero quizás sean palabras mayores. Aunque no para nuestra fórmula.

Fórmula: Voir du pays + Banderas de nuestros padres – Billy Lynn + Los mejores años de nuestra vida x El francotirador. 

 

Sinopsis: Tres soldados estadounidenses regresan de Irak tratando de reintegrarse con sus familias, y adaptándose a la vida civil mientras luchan por olvidar sus duros recuerdos de la guerra.

NOTA: 6

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