Cold War (Pawel Pawlikowski, Polonia, 2018)
Cold War es la segunda película del director polaco de Ida Pawel Palikowski, que estrena en nuestros cines Caramel Films. La película ganó el Premio a mejor director en Cannes y ha sido seleccionada para los Oscars del año que viene.
El ganador del oscar con Ida Pawel Palikowski vuelve al blanco y negro en una historia de amor entre contenida y pasional que acontece durante la guerra fría y que viene inspirada por la historia de amor intermitente de sus padres, que abarcó más de cuarenta años. De hecho, aunque el guión ha dado muchas vueltas, los protagonistas conservan los nombres de sus dos progenitores: Victor y Zula.
El cineasta polaco demostró con Ida un prodigio a la hora de componer planos, un exquisito detalle y puesta en escena cuidando cada milímetro en un lienzo que parecía casi matemático y tras Ida también consiguió ser un maestro de las elipsis, o lo que es lo mismo, de hacer al espectador partícipe no sólo por lo que se cuenta sino por lo que se omite, y el espectador tiene que intentar rellenar. 
El cine de Pawlikowski es trascendental y lo es porque trasciende la imagen, casi cada fotograma es un cuadro que se queda en nuestra memoria y pervive, más allá de lo que nos cuentan las propias imágenes.
Si en Ida el coprotagonista de la historia era la religión en Cold War lo es la música: «La idea de que se conocieran en el grupo folclórico surgió hace tres años y dio sentido a todo».
Pawlikowski, nacido en Polonia, se graduó en la Universidad de Oxford en Filosofía y Literatura. Empezó su trayectoria profesional dirigiendo documentales para la televisión británica. Pese a lo que muchos piensan, el cineasta polaco no se estrenó con Ida sino que cuenta en su producción con tres largometrajes anteriores: Last resort, My summer of love y La mujer del quinto, ninguno presagiaba esa vuelta al pasado al cine polaco ni esa radicalidad estructural, narrativa y estilística que le ha dado el prestigio y la fama y que comenzó, esta vez sí con Ida. Ahora está trabajando en su nuevo proyecto, la adaptación de la novela de Emmanuel Carrère Limónov, para la que ya está buscando intérpretes.
El telón de fondo es en este caso el telón de acero, esa guerra fría histórica dolorosa y estremecedora. Pero lo que se cuenta no es otra cosa que la necesidad y la imposibilidad de amar en tiempos revueltos. Es una crónica de un amor complicado durante diez años de la guerra fría. Sus personajes están tan condenados a separarse como a reencontrarse. Cold War es una película sobre el incipiente paso del tiempo cuando solo hay dolor en el amor, cuando el tiempo y la distancia sobrepasa a sus personajes, cuando lo sufrido hace mella.
Es bella la película pero se hace pesada, en ocasiones, por querer hablar de la desesperanza y la angustia a través de una sensibilidad muy seca, que quizás tenga que ver con los tiempos reseñados, pero que no contempla la posibilidad de generar empatía hacia sus personajes, no es que no nos importe su sino, pero no sufrimos ni admiramos su fuerza y su lucha por amar. Hay una secuencia final que quizás de sentido a toda la película y que albergue uno de los momentos más bellos que hemos contemplado en una pantalla en este año, una suerte de Romeo y Julieta en un preciosista blanco y negro adecentado con música y que consigue, esto sí, quebrar al espectador medio. Nos preguntamos qué habría sido de la película si estuviera toda ella concebida con momentos así. Pero por el momento se nos queda como el título: bastante fría. Nos quedamos, sin duda, con Ida, aunque veremos todo lo que salga de las manos de este director, porque cada plano es una obra de arte, digna de museo.
Premios: Festival de Cannes: Mejor director y seleccionada para los Oscar por Polonia como mejor película extranjera.
Sinopsis: Con la Guerra Fría como telón de fondo, “Cold War” presenta una apasionada historia de amor entre dos personas de diferente origen y temperamento que son totalmente incompatibles, pero cuyo destino les condena a estar juntos.
Nota: 6.5