20ª Semana del Corto: Los mejores cortos de la sección oficial

Este año la Semana del Corto de Madrid nos ha brindado en pantalla grande, nada menos que en el Círculo de Bellas Artes y con sesiones gratuitas, la posibilidad de ver los 32 cortometrajes subvencionados por la Comunidad de Madrid en el año 2017. Hemos tenido el placer de ver los 32 cortos para poder comentaros que al inicio de la semana el nivel era mucho menor que otros años, pero con el paso de los días, sobre todo con las dos últimas sesiones de jueves 12 y viernes 13, nos hemos encontrado con trabajos potentes que estamos seguros que pueden hacer las delicias de festivales exigentes extranjeros y españoles y por qué no de los Goya o de los Oscar. Estos son nuestros diez cortometrajes preferidos de este año, sin orden de preferencia y con sus motivos y algún que otro teaser, para ir conociendo los trabajos cortos que presentará Madrid este año en todo el mapa cinematográfico. Larga vida al corto!

  • Brackground

Toni Bestard es uno de los mejores cortometrajistas que ha dado nuestro país, no tuvo la misma suerte en el largo, cuando estrenó su ópera prima El perfecto desconocido. pero triunfó con El viaje, con Equipajes, con Niño Vudú y sobre todo con Foley Artist, un cuento cinematográfico para cinéfilos y para amantes del amor, que también se presentó en dicho certamen. A la manera de Amelie, como si de un cuento se tratara, porque Bestard es especialista en contar historias, se nos cuenta un metacine delicioso, rodado con extrema sensibilidad y sutileza. Con pocas palabras pero directo al corazón.

  • Cerdita

Carlota Pereda (directora de Las rubias) nos sorprende con este cuento de terror que no deja margen al espectador. Una crítica social al rechazo al diferente pero con buenas dosis de horror y de slasher, que nos hacen disfrutar de la huida de esta muchacha. Buen hacer para un corto diferente con alguna inconsistencia narrativa en los instantes iniciales.

  • Derbi

Jon Viar suele hablar del conflicto vasco en sus trabajos. Ya lo hizo en Síntomas donde a un hombre le confundían con un ertzainza y lo hace ahora en Derbi exponiendo uno de los derbis más conocidos de la historia. El disputado por el Atletic de Bilbao y la Real Sociedad en 1976, a la muerte de Franco donde se exhibió la ikurriña vasca, prohibida durante la dictadura. En un blanco y negro sutil se nos cuenta el día y la noche de ese derbi en un piso franco con dos etarras y un preso que quieren ver el partido. Una situación tragicómica en un mundo absurdo y lleno de barbarie. Buen pulso narrativo.

  • Domesticado

Juan Francisco Viruega consigue atraparnos con este relato naturalista y rodado en 4:3. Nos evoca a Juan Ramón Jiménez y será la delicia de los animalistas. Narra con reminiscencias a Platero y yo, la relación paterno filial que se establece entre un joven y un burro, lejos de posesiones, lejos de imposiciones, una relación de igual a igual, no demasiado comprensible en el mundo actual. Por eso nos hace viajar, soñar y hacernos recapacitar.

  • Invierno en Europa

Polo Menárguez (Dos amigos) llevaba fraguando este proyecto años y el resultado es tan exquisito como visualmente arrebatador. Quizás el cortometraje documental más potente de este año y con el tema estrella de la semana: El refugiado. Aquí es donde mejor se les retrata porque no se persigue el dramatismo ni las respuestas a preguntas ya consabidas; sino que se nos muestra el día a día en un recóndito lugar de refugiados en Europa a la espera de una salida. Entre frío, hambre y desesperación, la cinta podría llamarse Los olvidados. Alucinante el trabajo fotográfico de Jose Martín Rosete y fantástica reflexión: A mis familias les diría que no vinieran a Europa. «Casi es mejor esperar la muerte que esto.»

  • Nuestra vida como niños refugiados en Europa

Silvia Venegas (Making doc, directora de Boxing for Freedom) nos traslada también a los campos de refugiados para hacernos conocer a niños que nos cuentan su propia visión sobre sus vidas. Testimonios en primera persona llenos de esperanza, sueños… Muchos no recuerdan ni de dónde huyeron. Su memoria es la nueva vida, como refugiados, como aparentemente protegidos por otros estados. El metraje se queda corto y le falta respirar, como decía mi buen amigo Juan Antonio Moreno, pero no deja de ser una pieza imprescindible para humanizarnos más y sensibilizarnos ante una problemática sobre la que no hemos hecho apenas nada. Trabajo que debería programarse en todos los centros educativos.

  • Los inocentes

Guillermo Benet presenta la pieza visual más fascinante de este año, una cuidada pieza autoral con pretendidos formatos extraños y una dirección potente y embaucadora para relatarnos la dificil situación de unos okupas que supuestamente han asesinado a un policía de una pedrada después de haber sido desalojados de una nave industrial que estaban ocupando. Con los casi 30 minutos, el cineasta consigue momentos de tensión, de incomprensión, de dureza, momentos de lágrimas, de sorpresa, de rabia contenida, consigue que empaticemos con unos y con otros y consigue evocarnos esos momentos de nuestra vida de rabia y rebelión, de inconformismo, de fiesta y de deseo y de la noche.

  • Primavera rosa en España

Mario de la Torre presenta la quinta entrega de la saga Primavera Rosa, que nos invita a conocer la realidad de la comunidad LGBTI de todo el mundo: Distintas perspectivas, distintos logros, distintas leyes, persecuciones, homofobias, agresiones, ocultaciones… Después de Túnez, Brasil, México y Rusia, nos trasladamos a España hablando de bullying, suicidios adolescentes, la transexualidad aún oculta y, sobre todo, confrontando las opiniones con las de la lider del ultraderechista Hogar Social Madrid. Dicen que España es uno de los países donde mejor se puede vivir siendo homosexual. Lo corroboro, pero aún hay mucho, muchísimo por hacer.

  • Que el fin del mundo nos pille bailando.

JoseMari Martínez dirige a Fernando Tejero en la piel de un refugiado violinista, que hace las delicias en la calle de los viandantes y de una bailarina que se acerca a él aprovechando su sensibilidad y sin conocer aparentemente su pasado. La música les hace reencontrarse en un espacio común alejado de la violencia, la barbarie y el sufrimiento de sus lugares de origen. La guerra ha acabado, pero persigue dentro de ellos. Nadie lo sabe. Todos juzgamos el aspecto, las formas. Surgió a partir del trabajo de una ong para atraer el término de refugiado a cualquier parte de la población. Trabajo conseguido.

  • Seattle

A Marta Aledo la conocimos hace muchos años en uno de los mejores cortometrajes españoles de lo que va de siglo: Carisma. Compartía plantel con otra cortometrajista estrella: Natalia Mateo, con la que codirigiría el cortometraje Test. Últimamente ha participado en el reparto de la serie Vis a Vis y ha dirigido un importante cortometraje como Jingle, que se estrenó en este certamen, hace dos años. Ahora presenta este cortometraje dramático de estructura compleja, que va relatando en cada fragmento el principio, el nudo y el desenlace de una problemática relación. Novedoso, simpático y tierno, a partes iguales. Atención al final, sorprendente y bonito.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.